Especial
México y diversas regiones del mundo están experimentando un repunte de casos de Covid-19 a pesar de los avances en el proceso de vacunación. En este contexto, la realización de pruebas para detectar el coronavirus sigue siendo un aspecto fundamental para controlar la propagación del virus, aunado a otras medidas sanitarias.
En el mercado existen diferentes tipos de pruebas para diagnosticar Covid-19, cada una con sus propias características y ventajas. Las pruebas rápidas de antígenos han demostrado su efectividad en el combate al Coronavirus ya que ayudan a cortar las cadenas de transmisión y bajar el riesgo de infección.
Este tipo de pruebas ha sido unas de las más utilizadas debido a su portabilidad, costo, la facilidad de su realización y la celeridad con la que se puede conocer el resultado. Las pruebas de detección de antígeno sirven para detectar moléculas específicas del virus SARS-CoV-2, mismas que están presentes en el cuerpo cuando existe una infección activa.
Sin embargo, una de las limitantes de estos dispositivos es que debe de transcurrir al menos una semana desde que se presentan síntomas para que el diagnóstico sea preciso.
“Estas pruebas son más precisas cuando a la persona se le toma la muestra dentro de los primeros siete días de iniciados los síntomas, pues es en este periodo la carga viral generalmente es más alta. En caso de hacer la prueba antes, se puede obtener un resultado falso negativo”, señala José M. Rodríguez Rosal, Gerente de División Diagnóstico en Cuidados Críticos de Kabla, empresa líder en distribución de pruebas de diagnóstico oportuno en el país.
Existen cuatro resultados posibles tras realizarse una prueba para detectar Covid-19: verdadero positivo, verdadero negativo, falso positivo y falso negativo. Las primeras dos categorías indican, como su nombre lo dice, que el resultado de la prueba es certero, es decir, que quien se hizo el estudio efectivamente está infectado o no tiene el virus.
En cambio, si una persona sospecha que tiene Covid-19, pero no se encuentra en el periodo de infección activa, una prueba rápida puede arrojar como resultado un falso negativo. Esto significa que el involucrado tiene el virus, pero la prueba no lo pudo detectar. El resultado puede generar falsa sensación de seguridad y propiciar que la población infectada siga saliendo a la calle y propagando el virus.
Como las pruebas de antígeno detectan cargas virales altas, no se recomienda su aplicación en personas que no presenten síntomas de enfermedad respiratoria; de lo contrario se pueden incrementar los resultados falsos negativos.
En el caso de un falso positivo, el término se aplica cuando la persona no tiene Covid-19, pero la prueba dice que sí. Este escenario es estadísticamente menos probable, ya que es muy difícil que un dispositivo detecte la presencia del virus si éste no existe.
No obstante, otros factores como errores humanos al momento de procesar la prueba o contaminación de la muestra pueden influir a la hora de tener un falso positivo.