El incendio forestal que comenzó en Arteaga, Coahuila, y que alcanzó la Sierra de Santiago, Nuevo León, acabó con 5 mil 634 hectáreas de flora y fauna lo que ya puede considerarse como un desastre ecológico, indicó Antonio Hernández Ramírez, biólogo egresado de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
Hernández Ramírez, explicó la historia ha mostrado que un siniestro de este tipo tarda décadas para recuperarse.
“Tomando en cuenta que en 1996 hubo un incendio forestal en el Ejido Mauricios y que para el año 2025 apenas presentará señales de rehabilitación, sería muy precipitado dar una fecha de la recuperación total del área verde que se perdió en la Sierra de Santiago”, comentó.
El experto indicó que en apenas cinco días el fuego arrasó con la agricultura de riego anual, la agricultura de temporal anual, la agricultura de temporal anual y semipermanente, la agricultura de temporal permanente.
Además destruyó bosque Ayarín, bosque de pino, bosque de pino-encino, vegetación secundaria arbustiva de bosque de Ayarín, vegetación secundaria arbustiva de bosque pino y la vegetación secundaria arbustiva de bosque de pino-encino.
Y aunque se ha logrado tener un 70 por ciento de control del incendio, Hernández Ramírez advirtió que los más importante es realizar obras de conservación de suelos, antes de la reforestación.
“En el caso de los incendios forestales posterior a la liquidación de todos los trabajos de combate de fuego inmediatamente sigue un diagnóstico de los daños, por ejemplo la extensión de los espacios dañados para poder determinar cuáles son las técnicas de restauración mas adecuadas, digamos que ese seria la primera etapa del proceso.
“El siguiente paso es que los gobiernos inicien obras de conservación de suelos”, explicó.
Hernández Ramírez detalló que hay muchas técnicas para que los suelos en las zonas dañadas por los incendios no se pierdan y es importante trabajarlos antes de plantar árboles, porque se corre el riesgo de tener roca desnuda o que el suelo quede empobrecido por falta de nutrientes.
El biólogo insistió que sería muy precipitado decir cuántos años se tardará en recuperar una zona de esa inmensidad, pues el proceso depende de los recursos que le destine el gobierno.
“Es difícil dar un tiempo estimado, pero entre más pronto actúen los gobiernos en hacer los diagnósticos de los daños y hacer las obras de conservación de suelo el tiempo de recuperación será más fácil”, agregó.
EL IMPACTO EN LA ZONA METROPOLITANA
El impacto negativo que ocasionarán los incendios forestales en la zona urbana pueden ser muchos, dijo Hernández Ramírez, y van desde la perdida de comunidades vegetales hasta la falta de zonas para recreación.
Sin embargo, uno de los más graves es la falta de agua para el consumo humano.
“De acuerdo a información de Agua y Drenaje de Monterrey y de la dirección del Parque Nacional Cumbres de Monterrey, el 60 por ciento del agua que se consume en la zona metropolitana viene de fuentes de extracción que se ubican en las zonas del incendio.
“Entonces ahorita estamos hablando que un estimado de 5 mil hectáreas con diversos tipos de vegetación que funcionaban como zona de filtración de los acuíferos donde almacenamos agua va afectar negativamente, es lo que consideraría uno de los impactos más negativos para la sociedad”, agregó.
Sobre el impacto en las especies animales de la zona, el biólogo advirtió los daños en las poblaciones de una guacamaya conocida como la cotorra serrana oriental, que es una especie endémica de México de la familia Psittacidae.
Esta ave -que ya está en peligro de extinción- vive únicamente en los bosques de coníferas de la Sierra Madre Oriental, generalmente entre los 2 mil 500 y 3 mil 500 metros de altitud, con colonias en una parte de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.
Se alimentan de piñones, flores de agave, frutas y bellotas; además de que depende del acceso al agua que fluye libremente.
El biólogo advirtió que que este desastre natural puede considerarse una de las tragedias ecológicas más grandes en los últimos 4 años.
“Creo que si es uno de los incendios foréstales de mayores percances aquí en la zona metropolitana. Y es importante recordar que los incendios también afectaron zonas importantes de Montemorelos, en Galeana y Zaragoza Nuevo León y también son espacios relevantes al que tenemos poner atención”, afirmó.
Por último, el biólogo hizo un llamado a las autoridades de los tres niveles de gobierno para que coordinen esfuerzos suficientes para los trabajos de restauración en las zonas dañadas.
FONDO AMBIENTAL METROPOLITANO
De acuerdo al Fondo Ambiental Metropolitano de Monterrey, la reforestación no será un proceso a corto plazo, ya que se deberá analizar sitio por sitio la recuperación de los servicios ambientales, mismo que será basados en ciencia y en las mejores prácticas.
El proceso de restauración constará de cuatro etapas:
Diagnóstico de las zonas incendiadas, es decir delimitar las zonas afectadas, conocer los disturbios del incendio, clasificar y priorizar las zonas de acuerdo al impacto y a los riesgos asociados.
Plan de restauración, definir actividades inmediatas, de corto, mediano y largo plazo para cada una de las zonas.
Implementación del Plan, se llevan a cabo las técnicas de rehabilitación y las acciones de campo de acuerdo a lo establecido en el Plan de Restauración.
Monitoreo y evaluación, se lleva un control de los avances en la implementación; se revisa la calidad de los trabajos; se identifican áreas de mejora y se actualiza el Plan.
Por otra parte, el cronograma estará compuesto para los próximos 12 meses.
De marzo a abril se hará un análisis y planeación; de abril a agosto se realizarán las acciones inmediatas como trabajos de suelos y establecimiento de zonas de exclusión y de septiembre a febrero del 2022 se realizarán las acciones de corto plazo.
Los trabajos ser realizaran en coordinación con la Secretaria de Desarrollo Sustentable, Conafor, Semarnat, Conanp, FAMM, UANL-FCF, el Ayuntamiento de Galeana y Santiago, Asociaciones Civiles y Empresas especializadas, propietarios de predios y el ejército.