
Enrique Peña Nieto se muestra feliz por su slogan de “Mover a México”, pero no dice si lo mueve para atrás o para los lados, porque la mayoría de los mexicanos no cree que para adelante. Sin embargo, el señor presidente sostiene que todo marcha fenomenal. Y Luis Videgaray, desde el olimpo de la Secretaría de Hacienda, también ve un panorama optimista. Por su parte, el pueblo-pueblo ya no siente lo duro sino lo tupido en cuanto a los precios de los artículos básicos o cuando ve disminuido el poder de compra de su salario.
Para responder a los motivos por los que la popularidad del primer mandatario de México está cayendo vertiginosamente en este fin de año 2014, vale la pena recordar la expresión que se puso de moda en 1992 en Estados Unidos: “Es la economía, estúpido” (It’s the economy, stupid”, en inglés) para resaltar -y para no olvidar ni minimizar- la importancia crucial del tema de los dineros en los bolsillos de los ciudadanos.
Corría ese año de 1992 -nos refiere la anécdota-, y George Bush (padre) parecía imbatible hasta que el estratega y asesor de Bill Clinton, James Carville, utilizó este slogan. Y con semejante frase (“Es la economía, estúpido”) sintetizó los ejes de acción que resultan fundamentales para cualquier formación política. Es decir, siempre hay que tener en cuenta los problemas del ciudadano común y, sobre todo, aquellos que repercuten en el manejo de las cuentas diarias de la gente.
Por eso tal expresión ha sobrevivido a aquellas campaña presidencial del 92 y traspasado fronteras, al grado de ser utilizada desde entonces en todas partes, a fin de concientizar a los políticos sobre el tema tan determinante de la economía en toda sociedad libre, por lo cual se impone sacarla a relucir en esta coyuntura por la que está atravesando Peña Nieto y todo México.
GASTO EXORBITANTE
No, no es solamente Ayotzinapa y su escuela rural o sus 43 alumnos desaparecidos con la secuela de protestas violentas lo que trae en vilo el papel del señor presidente. Tampoco es la cruda realidad de la delincuencia organizada en muchos rincones del país lo que ha arrancado el clamor del pueblo para exigir la renuncia de Peña Nieto. Ni mucho menos el conflicto de intereses entre él y su constructor consentido del grupo Higa, al que tantas críticas le ha llovido por la famosa “Casa Blanca” de Angélica Rivera, con la consecuente embarrada que se llevó Televisa.
Todo ese paquete de situaciones ha formado el escenario propicio para el desahogo popular, pero los que saben y entienden más a fondo la problemática del país señalan a la economía como el agravante de todo. Sencillamente la economía nacional está estancada. Y por eso cuestionan el enorme gasto público federal que en 2015 será el más alto en toda la historia de México.
Se trata del doble de lo que gastaron los gobernantes hace apenas 10 años y, peor todavía, sustentado en una deuda estratosférica, ya que Peña Nieto ha comprometido a México en 2015 con 672 mil millones de pesos (deuda externa e interna), equivalente más o menos a lo que el gobierno recauda en todo el año por concepto de IVA.
IMPUESTOS MUY ALTOS
Por otra parte, los gritos contra la Reforma Fiscal que no ha servido de nada porque se trata de un mero aumento de impuestos, no se han dejado de escuchar desde que Luis Videgaray se ufanó haberla obtenido gracias al apoyo del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y a pesar de la férrea oposición del Partido Acción Nacional (PAN), aunque éste sí cedió para sacar adelante la Reforma Política.
Sergio Sarmiento cita el estudio “Paying Taxas 2015” realizado por la empresa PWC para el Banco Mundial, según el cual en México las empresas pagan impuestos más altos y con reglas más complicadas que la mayoría de los países. “Nuestro país se encuentra en el lugar número 105 de 189 en el mundo respecto al monto y complejidad de los impuestos”, escribió el columnista el 24 de noviembre, en Grupo Reforma.
Las empresas mexicanas pagan en promedio 51.7 por ciento de sus ingresos en impuestos y dedican 334 horas para cumplir sus obligaciones fiscales, y esas cifras son mayores al promedio global de 40.9 por ciento y 264 horas. Incluso Estados Unidos, que tiene tasas relativamente altas, registra un promedio de 43.8 por ciento, muy arriba de Luxemburgo (20.2 por ciento), Canadá (21 por ciento), Dinamarca (26), Chile (27.9), Suiza (29) y Reino Unido (33.7).
En conclusión, Sarmiento lamenta dicha Reforma Fiscal porque el aumento de impuestos parece haber golpeado a la economía mexicana más de lo que el gobierno de Peña Nieto previó.
Por su parte Marco Pérez Valtier, al hablar en el Colegio de Economistas de Nuevo León, recalcó que la Reforma Fiscal 2014 continuará beneficiando las áreas del gobierno federal en 2015 con el aumento del 5 por ciento que prevé Videgaray registrar en los ingresos tributarios, según la Ley de Ingresos de la Federación. “Habrá mayor pago de impuestos”, puntualizó en su charla.
Héctor Villarreal, director del Centro de Investigaciones Económicas y Presupuestaria, dijo que las malas noticias bajo este tenor obligan a los sectores productivos a reactivar la inversión.
Algunos de los asistentes al evento comentaron por separado que el gobierno de Peña Nieto ha buscado en los impuestos recuperar lo que México dejará de percibir al caer los precios internacionales del petróleo.
INFLACIÓN DISPARADA
Asimismo, el tema de la inflación, aunada al estancamiento de la economía nacional, es un fantasma que no escapa a los análisis de los expertos, pues el INEGI dio a conocer la inflación anualizada de noviembre a noviembre, y es de 4.16 por ciento, desdiciendo lo que el gobierno había dicho en enero de 2014 cuando la inflación quincenal tocó el .64 por ciento. “Es estacional y pronto pasará”. No pasó lo “estacional” y en noviembre fue de .74 por ciento quincenal.
El fenómeno inflacionario, en opinión de los especialistas en economía, ha hecho que los precios suban por encima de lo previsto y los recursos de la gente crecen menos de lo pronosticado, lo que limita las posibilidades de ahorro, y mucho de este problema se debe al alza en los impuestos y a los llamados “gasolinazos” mensuales que, sumados a las tarifas eléctricas, traen con el Jesús en la boca especialmente a los jefes de familia con hijos en edad escolar.
“No hemos llegado a la inflación de dos dígitos, afortunadamente”, sostiene Mario Altamirano, economista de una empresa privada en Monterrey. “Ni por asomo nos azota la inflación de los gobiernos de Luis Echeverría, López Portillo y Miguel de la Madrid, pero si no presionamos al gobierno en la corrección de su Reforma Fiscal, corremos el riesgo de perder lo ganado en los últimos cuatro sexenios.
“El estancamiento de México lo atribuía el gobierno federal a la crisis de Estados Unidos que nos llega de una u otra forma, pero resulta que ahora Estados Unidos está despegando y en cambio nuestra economía sigue estancada y la inflación galopando”, expresó Altamirano.
Sólo así se explica que el Banco de México haya reducido la proyección de crecimiento económico de nuestro país para 2014 a un rango entre 2 y 2.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), mientras que Hacienda, de Luis Videgaray, lo ubicó en 2.7 por ciento. Y el gobernador de Banxico, Agustín Casterns, atribuyó tal fenómeno económico a los conflictos sociales “que son un riesgo para el crecimiento”, por lo cual urgió a fortalecer el Estado de Derecho y a generar un entorno de armonía en la población.
“Pero para el común de la gente también se debe a la desaforada corrupción de nuestros políticos de todos los colores y sabores, además de la voracidad del gobierno federal que quiere sacar dinero a toda costa de las cuentas bancarias de las empresas y de los bolsillos de los trabajadores”, agrega Maricela Serratos, de la Facultad de Economía de la UANL.
Obviamente las comparaciones son odiosas, pero a veces necesarias como en este caso. Así tenemos que entre 2005 y 2008 hubo 11 trimestres de crecimiento continuo. Previamente, entre el segundo trimestre de 1995 y el cuarto del año 2000, hubo 22 trimestres de crecimiento continuo. Sin embargo, la tasa promedio de crecimiento de nuestra economía desde 1994 hasta 2012 fue de 2.4 por ciento al año. En 2013 el bajón reflejó una clara señal de alarma. Ahí están las pruebas muy bien archivadas.
Y cuando Luis Videgaray dijo que a partir de 2014 las cosas iban a ser distintas, y que en el 2015 la economía nacional iba a estar color de rosa, y que íbamos a “volar” con eso de las reformas estructurales, el optimismo despertó, solamente para caer estrepitosamente de nuevo.
MEJOR QUE OTROS
“México es una tierra muy linda y no sé por qué se quejan tanto los mexicanos”, dice con tono de nostalgia Marco Antonio Reyes, de Venezuela. “Este país está mucho mejor que otros, y no sólo me refiero al mío, sino a todos los de Centroamérica, por poner un ejemplo, y no se diga a los de otros en el mundo, incluidos algunos europeos”.
También Adaly Sierra piensa lo mismo, pues lleva varios años viviendo aquí y cree que México camina mejor que Argentina de donde salió huyendo en busca de trabajo durante una de las tantas crisis que aquejan al país sudamericano. “En octubre habrá elecciones presidenciales en mi país y no sé cómo se pongan las cosas, pero ciertamente no peores que en México”.
La respuesta, por su lado, la tiene el mexicano, alumno de Estudios Internacionales, Ramiro de la Garza: “No es cómo esté ahora México, sino cómo debería de estar. Por eso le exigimos al gobierno para crecer económicamente cual debe de ser y para acabar con las lacras de la corrupción, la impunidad, el derroche, los conflictos de intereses, los ‘moches’ y tanta transa política”.
Es contra el conformismo que estamos decididos a exigir lo mejor que merecemos, asientan varios entrevistados para este trabajo. Y no quedarnos con los brazos cruzados pensando que hay otros países en situación de pobreza peor que el nuestro, o con políticos menos profesionales y honestos que los que tenemos en México.
Y por eso la voz se alza al ver cómo México no avanza, aunque sí se distrae con otros temas de corte inclusive internacional sin que muchos se den cuenta de lo que el asesor de Bil Clinton, o sea James Caville, le dijo cuando parecía imbatible en las elecciones presidenciales George Bush el viejo: “Es la economía, estúpido…”