Por Héctor Hugo Jiménez
Monterrey, N.L.-
Por sus canas prematuras, porque apenas suma 46 años de edad, cuando vi por vez primera a Erick Rodríguez Gómez, más que un periodista deportivo me pareció que estaba frente a mí un médico con quien tendría una cita fuera de su consultorio.
Es serio y sonríe lo necesario. Padre de dos hijos, mujer y varón, prefiere concretar la entrevista una vez los haya dejado en el colegio donde estudian. Es fiel a las reglas de su periódico donde empezó cuando tenía menos de 20 años, aclarado que accedió contar su historia para un trabajo de maestría, no para ser publicada en un medio.
Cuando estudiaba la preparatoria tenía dos perfiles vocacionales. Uno era ser contador público y, el segundo, cursar la carrera de comunicación. Así, a comienzos de los años 90 entró a la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Nuevo León, ubicada en la Unidad Mederos al sur de Monterrey, donde bajan los osos de las montañas. Uno de los maestros a quien más recuerda y agradece por sus enseñanzas es Silvino Jaramillo Osorio (QEPD).
En 1992, cuando era estudiante, tocó las puertas del periódico El Norte para formar parte del equipo de investigaciones haciendo encuestas, como otros estudiantes lo hicieron antes que él y, una vez con un pie adentro, escalaron peldaños.
Pero aquel joven tuvo una oportunidad que no debía desaprovechar, cuando Omar Elí Robles, editor del periódico de corte popular Metro, lo invitó a quedarse.
Con dificultades podía combinar el horario de trabajo con los estudios, aunque estaba en el turno nocturno. Un día, su compañero José Paz Martínez le sugirió: “Deja la facultad un año para que te afiances aquí”.
Para Erick fue difícil tomar esa decisión porque sabía que iba a escuchar de sus padres una frase que calaría en su corazón: “Los estudios son primero”. Antes de elegir la carrera de comunicación quiso ser vendedor de medicamentos como su papá.
“Tú vas a aprender a ser reportero, pero no solamente de futbol”, recuerda las palabras de Omar Elí cuando entró a Metro.
Empezó cubriendo competencias de atletismo y automovilismo, no el futbol que era su principal deseo.
En esos años, en la redacción de la empresa ubicada en el edificio color crema de Zaragoza y Washington, cerca de la Explanada de los Héroes, tuvo de compañeros a César Vargas, Leopoldo Moreno, Javier Alanís y José Celestino.
Como no era su deseo decepcionar a sus padres, Erick regresó a las aulas con la suerte de inscribirse en el último semestre con un viejo plan de estudios que contemplaba la especialidad de periodismo, misma que había dejada trunca.
Y muy pronto vino otro reconocimiento de su empresa Editora El Sol: recibió la planta laboral.
Eran los años noventa cuando en deportes un joven periódico popular matutino (Metro) tenía como competencia a sus hermanos: El Norte y El Sol.
Los mejores tiempos de El Porvenir se habían quedado en los años ochenta, y tampoco había rivalidad con El Diario de Monterrey.
Una anécdota que lleva consigo es cuando en 1995 los Sultanes de Monterrey lograron el campeonato de la Liga Mexicana de Beisbol, y al año siguiente defenderían el título.
Como Erick es un periodista de propuestas diferentes se le ocurrió pedir a la directiva de los Sultanes, que en esos tiempos encabezaban José Maiz y Roberto Magdaleno, el tomar una foto a los jugadores vistiendo de smoking; ellos accedieron a la idea del reportero de Metro.
Cuando llegaron al Estadio de Beisbol Monterrey iban saliendo los periodistas de El Norte que tomaron las fotos con el uniforme a rayas del equipo campeón, y vieron cuando Erick y su fotógrafo bajaban con la elegante vestimenta que usarían los jugadores.
Ese día hubo una disputa entre los jefes editores sobre quién iba a publicar las fotos, pues la idea de vestir a los jugadores con smoking no solamente era original, sino que esa mañana Metro saldría a las calles para su venta con una edición más atractiva que su hermano mayor, El Norte.
Al final se decidió que El Norte publicara un llamado en portada de los jugadores vestidos de pingüinos. Y Erick aclara: “Metro y El Norte no eran amigos, por así decirlo. Eran rivales. Eran una verdadera competencia”.
Como reportero del diario popular se metió de lleno a la cobertura de automovilismo, haciendo largos viajes por carretera a Estados Unidos con las escuderías patrocinadas por marcas mexicanas para estar en eventos como la Indy Car donde competían los pilotos mexicanos Adrián Fernández y Michel Jourdáin.
Para 1998 se anunciaron cambios internos y llegó la oportunidad de ingresar al equipo de reporteros de El Norte. Erick había demostrado que no era como el resto, y el ascenso había llegado seis años después de ingresar a la compañía.
Pero la oportunidad de cubrir futbol debía esperar. César Vargas tenía la fuente de Rayados y Roberto Flores la de Tigres. “Pero siendo honesto, me gustaba hacer más reportajes especiales que la nota diaria”, dice Erick, quien
recuerda una de sus primeras notas exclusivas que ocurrió cuando anticipó, antes que todos los medios de comunicación de Nuevo León, sobre la construcción de una pista de carreras dentro del Parque Fundidora.
Luego, en 2006, cumplió uno de sus más grandes sueños: cubrir el Mundial de Futbol de Alemania con nueve enviados especiales de su empresa, elegidos de la secciones deportivas de El Norte, Reforma de la Ciudad de México y Mural de Guadalajara. De Monterrey solamente fueron acreditados por la FIFA Erick, Roberto Flores y el fotógrafo Miguel Ramírez.
“No todo fue felicidad, porque estando en Alemania me di cuenta que me faltaba hablar inglés. Es un país donde la mitad de los habitantes hablan alemán e inglés, un 30 por ciento de la población domina tres idiomas y un 20 por ciento hablan cuatro”, dice.
Erick no se rindió y tenía que demostrar algo más que cumplir con ir a entrevistar a jugadores en los entrenamientos, estar en las ruedas de prensa de directivos y con entrenadores, hacer el color antes y después de los juegos, y escribir las crónicas de los partidos asignados en ese su primer Mundial que ganó Italia.
Un hecho que sacudió a Monterrey, porque había sido jugador de Rayados, fue el accidente carretero que sufrió el argentino Antonio Mohamed donde murió su hijo de nueve años. A Erick le tocó hacer la cobertura.
Cuando llegó en tren a Jena, ciudad donde había ingresado el ex jugador y su hijo para ser atendidos de las múltiples heridas, ya se había llevado a cabo la rueda de prensa del equipo médico del hospital. Y quiso ingresar al cuarto para hablar con Mohamed pero se lo impidieron.
“Cometí un error al llevar visible mi acreditación de reportero. Si no, quizá hubiera podido hablar con el jugador como una persona cercana a la familia. No sé. Al final realicé mi cobertura y esas notas fueron muy leídas por la tragedia que envolvía a Mohamed y a su familia”, dice.
Erick parece tener un disco duro dentro de su cabeza casi completamente blanca porque no olvida detalles. Pidió otra bebida, no café, mientras el reloj avanzaba sin notarlo. Es su día de descanso en El Norte y aparenta no tener prisa. Mejor.
Para todos los enviados de El Norte en Alemania una entrevista del entrenador nacional, Ricardo Lavolpe, concedida en exclusiva al diario Record -su principal competencia-, los puso contra la pared ante sus jefes del otro lado del Atlántico.
“La entrevista la perdió el medio, no el reportero”, aclara cuando se le pregunta si hubo medidas de castigo que tomó El Norte contra ellos.
En 2010 Erick cubrió el escándalo sobre un fiesta que tuvieron algunos seleccionados en un hotel de San Pedro Garza García, Nuevo León, con varias acompañantes (escorts) después de un partido amistoso, mismo que hizo que el jugador Carlos Vela renunciara a jugar el Mundial de Brasil 2014.
Para lograr esa cobertura que, es honesto en admitirlo, no fue exclusiva de El Norte, tuvo que hospedarse por varios días en el hotel Fiesta Americana a donde llegaron los seleccionados. Pero al final valió la pena porque la nota fue todo un escándalo no solamente a nivel nacional, sino internacional.
Si una entrevista exclusiva con un jugador ha lamentado haber perdido en sus 26 años en el periodismo es con el francés de los Tigres, André Pierre Gignac, que se dio a conocer el 30 de julio de 2018.
“No es fácil aceptar que no lograste algo que buscaste y que alguien la ganó, pero bueno, Gignac es amigo del reportero Pello Maldonado que la hizo para Facebook, pues hubo otra entrevista para Multiimedios días antes”, recuerda.
Otro campeonato de futbol que tiene satisfecho a Erick es haber reseñado la final de la Copa Libertadores entre Tigres y River Plate en 2015.
— ¿Dónde te ves en el futuro?—, le pregunto. Y responde: “Haciendo mi carrera de manera normal, buscando coberturas”.
— ¿Y cuáles son las dos cosas más importantes en tu vida?
Mi esposa y mis hijos. Y seguir preparándome más en mi carrera.
Erick en 8 preguntas
1.- ¿Tienes estudios universitarios de Comunicación o cuál carrera cursaste?
Soy pasante de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UANL.
2.- ¿Crees que es necesario un título profesional para ser periodista de deportes?
Cada vez es más necesario. En donde me desenvuelvo se nota la diferencia entre un universitario y alguien sin estudios.
3.- ¿Tú cómo llegaste a los medios? ¿Cómo entraste a trabajar en deportes?
En 1992 como practicante al periódico Metro.
4.- ¿Crees que el periodismo deportivo hoy tiene buena imagen en la sociedad?
Sí, es más mediático que hace años. Hay más canales de deportes. Antes era muy local.
5.- ¿Consideras que el periodismo deportivo está bien pagado?
En la ciudad no. En medios nacionales sí.
6.- ¿Tienes prestaciones laborales en tu empresa?
Claro que sí, como seguro de gastos médicos mayores.
7.- ¿Tienes libertad e independencia en el ejercicio de tu trabajo diario?
Totalmente. Nunca me han dado línea.
8.- ¿Cómo ves el futuro del periodismo deportivo con las nuevas tecnologías y la revolución 4.0?
En mi caso cubro un evento y primero escribo un tuit, luego hago un video corto, la nota para elnorte.com y al último un video de la nota. ¿Todo por el mismo sueldo? no. Me pagan un extra en la web.