Hace 18 años, el mexicano Andrés Caballero llegó a Milán para estudiar diseño de modas en el Instituto Marangoni. Con esfuerzo y dedicación logró crear su propia marca -San Andrés Milano- que hoy desfila en las más importantes pasarelas de la glamurosa ciudad.
Sin embargo, desde hace semanas la vida del originario de Tlaxcala transcurre entre las cuatro paredes de su departamento ante la contingencia sanitaria provocada por el Covid-19, que en Italia tiene como epicentro la región de Lombardía, en donde los muertos superan los 3 mil casos.
La historia de la región del norte de Italia podría ser diferente si desde un inicio la sociedad, especialmente los jóvenes, hubieran acatado las indicaciones de la autoridad, pero la irresponsabilidad y vanidad de muchos desencadenó en su territorio la peor crisis desde la segunda guerra mundial.
De acuerdo con Andrés Caballero, los italianos pensaron que la pandemia se estancaría en China y tomaron con ligereza las advertencias internacionales.
“Aquí son muy vanidosos, la moda es primordial y eso creo que también influyó (…) los jóvenes se pusieron al tú por tú con el gobierno y literalmente los enfrentaban y le decían: yo no me voy a quedar en mi casa hasta que no vea que alguien se muere joven yo voy a seguir saliendo y divirtiéndome. Eso provocó un desastre“, dijo el diseñador.
Pero estaban equivocados, la pandemia llegó a Italia para infectar y matar a miles de personas, principalmente mayores, que hoy lo colocan como el país con el mayor número de casos confirmados y decesos.
Ante la emergencia nacional, la sociedad pasó del desafío a la solidaridad, a la consciencia cívica.
Caminar por las calles de Milán, que aún no está restringido del todo, es transitar por una ciudad “fantasma“ con calles vacías y negocios cerrados, de acuerdo con Andrés.
La alta costura ha tenido que detenerse para enfrentar la pandemia y con ella, varios negocios como la marca de Andrés se verá afectada.
Aún así, el mexicano prefiere guardarse en casa como medida de prevención para él y los suyos.
El diseñador confía en que el panorama mejore en las próximas semanas y espera que en el aislamiento obligado la sociedad se de la oportunidad para reflexionar y valorar “las cosas buenas que tenemos”.