
Cada tarde, cuando regresaba del trabajo, Héctor llegaba a casa de su madre en donde un rico plato con comida caliente ya lo esperaba, lo que también lo esperaba era esa gran sonrisa y alegría de su sobrino Eithan, los consejos de Toño y los gestos de su hermana.
Ahora, cada día no será el mismo para él y su hermano, porque la vida -o el destino-, les arrebató a quienes más amaban.
Alegres, trabajadores, sonrientes y con un inmenso amor, es como Héctor recordará a parte de su familia que se fue en aquel terrible accidente el pasado 14 de mayo, cuando la van en que viajaban se estrelló con un tráiler en la carretera Victoria-Monterrey en Tamaulipas.
En ese percance murieron 22 personas que viajaban de Veracruz a Nuevo León; también perdieron la vida los tripulantes del tráiler en donde al parecer viajaba el chofer con su familia, eran cinco.
“Hoy escribo con mucho dolor en el alma y mi corazón, extrañaré sus risas y sus locuras, MADRE siempre serás la mujer que amaré en toda mi vida, HERMANA hazme caras cuando te aconsejo, TOÑO platique conmigo de nuevo y EITHAN bailemos otra vez”, fueron las palabras de despedida de Héctor.
La familia de Héctor regresaba a Nuevo León después de vacacionar por dos largas semanas en Veracruz, lugar de origen de Toño, la pareja de su madre.
Serán las vacaciones más largas para Héctor, quien ahora tendrá que esperar a que Dios lo llame para volverse a encontrar con su familia.
“Este dolor vale por 4 y no sé si voy a poder. No me despido de ustedes porque los alcanzaré luego, pero me quedo con todo lo bueno y bonito y cada momento que me dejaron, me hicieron fuerte tus consejos y tu guía madre MÍA
LOS AMO HOY Y SIEMPRE. Vuelen alto.
“PD. No corran muy fuerte porque me tardaré en llegar con ustedes y no sé si los alcance”, escribió desde su desgarrado corazón.
Por cosas del destino, sus padres se separaron desde hace aproximadamente ocho años, y tiempo después su madre conoció a Toño, una persona a quien Héctor describió como un soporte que siempre estaba con ellos en las buenas y en las malas.
Desde que su madre y Toño se conocieron, más de un par de veces visitaron a la familia de Toño en Veracruz, de donde era originario.
Sin embargo, cuando llegó la pandemia a Nuevo León en el 2020, fue casi imposible regresar a vacacionar al estado jarocho.
Tuvieron que pasar más de tres años para que doña Irma, Dulce y Antonio regresaran a disfrutar del mar veracruzano y la alegría de su gente, pero ahora acompañados del pequeño Eithan, quien apenas tenía seis meses de haber llegado para alegrar los corazones de todos ellos.
Se llegó la fecha, a principios de mayo la familia viajó a Veracruz a vacacionar y despejarse un poco del dinamismo de Monterrey.
Durante su estancia en Veracruz constantemente hablaban y mensajeaban con Héctor y Saúl, los dos hermanos que se quedaron en Monterrey por motivos de trabajo.
En esos mensajes y fotografías que compartían, la familia se veía feliz, disfrutando cada instante.
“Me quedo con la alegría y seriedad de mi madre, con lo trabajadora de mi hermana y la gran sonrisa de mi bebé, él era muy bailarín; Toño siempre estuvo con mi mamá en las buenas y en las malas.
“En sus últimas llamadas estaban disfrutando, me quedo con esos recuerdos en el corazón”, expresó Héctor.
Se llegó la tarde del sábado 13 de mayo, eran aproximadamente las 19:00 horas, cuando un autobús debió salir de Veracruz con destino a Monterrey; sin embargo, los planes cambiaron a última hora.
Un total de 22 pasajeros, incluyendo los conductores, fueron subidos a una van con menos capacidad y atiborrados de maletas.
Algunos no estuvieron de acuerdo, pero finalmente aceptaron con tal de llegar a su destino, algunos regresaban a sus hogares como la familia de Héctor y otros más visitaban la Sultana del Norte por motivos de salud.
Agarraron carretera y pasó el tiempo, era un viaje planeado con aproximadamente 16 horas de camino, así es que la madre de Héctor debió llegar después de las 11:00 horas de domingo 14 de mayo.
Todo parecía transcurrir normal hasta que se llegó la hora de llegada y Héctor y Saúl no sabían nada de sus familiares.
“Nosotros hicimos cuentas y debieron llegar después de las 11:00, más el traslado de la agencia a la casa, cuando ya eran como las 2:00 de la tarde y no llegaban, nos empezamos a preocupar.
“Nos fuimos a la agencia y nos encontramos con que estaban pintándola, sacando sillas y después cerraron, justo antes de que se fueran preguntamos si sabían algo y una persona, a quién le llamaban Charly, nos dijo que la camioneta sufrió un accidente”, relató Héctor.
Pasaron las horas y la angustia creció, pero el dolor invadió sus corazones cuando se enteraron de la terrible noticia en donde se hablaba de la muerte de 27 personas, 25 calcinadas en un encontronazo entre un tráiler y una van.
Las primeras versiones hablaban de que el conductor del tractocamión invadió el carril de la van donde viajaba la familia de Héctor junto con otras 18 personas, sin embargo, hasta ahora las autoridades no han deslindado responsabilidades.
También se decía que lo curioso es que el tráiler no estuviera en el lugar, pero la verdad es que las llamas consumieron en su totalidad la cabina del tractor y en ella perecieron tanto el transportista como presuntamente su familia.
Hasta ahora, Héctor y otras personas que también perdieron a sus seres queridos, no entienden por qué la decisión de la empresa de contratar los servicios de una van y no del autobús, como normalmente lo hacían.
Aún sin responsables
Hasta el cierre de esta edición, la Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas aún no define quién es el responsable del fatal accidente y mucho menos quien se hará cargo de los gastos funerarios y otras cuestiones.
Héctor detalló que por medio de su abogado fue informado que las autoridades aún no definen cómo es que ocurrió el accidente y quién o quiénes fueron los responsables.
Dijo que independientemente de lo que defina la autoridad, personal de la aseguradora Quálitas le dio a conocer que las pólizas, tanto del tráiler como de la van donde viajaban los turistas, no cuentan con una cláusula donde cubran muertes por accidente.
Por lo anterior, la incertidumbre crece aún más al no haber un responsable o no recibir un documento en donde les garanticen que recibirán apoyo por parte de alguna autoridad o compañía.
Precisó que el dueño o representante legal de la empresa en donde adquirieron el paquete del traslado se llama Juan Carlos Sánchez Guerra, quien únicamente les comunicó que recibirán algún tipo de apoyo, sin especificar detalles.
“Nada más nos dice que nos van a ayudar, pero no nos dicen en qué ni cómo, si me gustaría recalcar que hasta ahora la empresa no se ha acercado con nosotros ni con los familiares de otras víctimas”, puntualizó.
Hasta el momento, ninguna autoridad de Nuevo León se puso en contacto con Héctor o su hermano Saúl para ofrecerles algún tipo de ayuda, solo la unidad de Atención a Víctimas de la Fiscalía de Nuevo León para preguntar sobre el proceso en Tamaulipas.
“Nosotros afortunadamente tenemos la posibilidad de contratar un abogado para que nos ayude con el proceso, sin embargo, hay personas más humildes que nadie les está ayudando”, apuntó.
La agencia, ahora sin nombre, se ubicaba sobre la calle Juan Méndez y Calle 10 en el centro de Monterrey, en donde Héctor y Saúl se quedaron esperando a su familia de su último viaje.
El adiós
Vestidos de blanco y recordando los bellos momentos, es como Héctor, Saúl, amigos y familiares despidieron a doña Irma y Eithan.
Los cuerpos de su madre y su pequeño sobrino llegaron el viernes 19 de mayo por la tarde, después de prepararlos se los entregaron a la familia para velarlos en las capillas Consuelo Memorial Guadalupe.
A petición de los hermanos, quienes los acompañaron, tuvo que ir vestido de blanco, pues para ellos, es más que guardar el luto y sentir el dolor representado por el color negro.
Prefirieron rendir un homenaje a la vida de su madre Irma y su sobrino Eithan con un signo de esperanza, paz y luz. Y aunque no estuvieron de cuerpo presente, si estuvieron en su mente y corazón su hermana Dulce y Toño, la pareja de su madre.
Ya estaban secos de tanto llorar, no había lágrimas recorriendo sus mejillas, pero sí un gran cariño al recordar a su madre fuerte, imponente y con un enorme amor para dar a sus más allegados.
El mismo carácter fuerte tenía su hermana Dulce, e igual que su madre Irma, siempre mostró una garra para sacar adelante a su pequeño, trabajadora hasta el cansancio.
Y es que cómo no iba a trabajar, si tenía una pequeña pero grande razón para despertar todos los días, el motor de Dulce era Eithan, un bebé de seis meses que cuando fue llamado al cielo estaba por cumplir los siete, apenas dos días faltaban.
Esos siete meses se habrían de celebrar en familia con mucho amor, pues a Eithan no había quien le negara un pedacito de su corazón.
Todos ya estaban planeando la fiesta del primer aniversario de Eithan, los cumpliría el 16 de octubre, tanto su madre Dulce como su abuelita Irma y sus tíos Héctor y Saúl, le estaban preparando su primera piñata.
Después vendría el cumpleaños número 57 de doña Irma, el 2 de diciembre, tampoco iba a pasar desapercibido.
Ahora ya no estarán con Héctor y Saúl, pero de una cosa sí están seguros los hermanos, ahora más que nunca estarán unidos y conmemorarán a todos sus seres queridos en cada instante de su vida.
Y aunque posiblemente jamás vuelvan a tener algo simbólico de su hermana Dulce y su amigo Toño, siempre tendrán un lugar en su corazón.
“No me despido de ustedes porque los alcanzaré luego, pero me quedo con todo lo bueno y cada momento que me dejaron. Me hicieron fuerte tus regaños mi generala
LOS AMO HOY Y SIEMPRE…”, después una última lágrima rodó por el rostro de Héctor. LOS AMO HOY Y SIEMPRE ….”, después una última lágrima rodó por el rostro de Héctor.