
En los últimos años, quizás por el auge de las redes sociales, que vinieron a potenciar esa absurda “necesidad” de ventilar mucho (o todo) de lo que hacemos, se puso de moda, entre otras cosas, subir cerros.
Una foto o video encumbrado en el Cerro de la Silla, el Cerro de las Mitras o cualquier “pico” a lo largo de la Sierra Madre Oriental, por citar algo en Monterrey o cerca de, basta para despertar en las redes el famoso “GPI” de los amigos… y con ello, claro, el orgullo del autor de tal proeza física.
Sin embargo, esta práctica recreativa o deportiva, aunque muy atractiva y retadora, no es para cualquiera. Vaya, no es cosa de juego. Muchas personas piensan que intentarlo es solo ponerse de acuerdo e ir; caminar bastante, aguantar el esfuerzo de subir caminos empinados, y ya. Nada más equivocado que eso, pues para aventurarse en ello se requiere, además de una considerable condición física, dotarse de cierto equipamiento básico, además de aprenderse como mantra algunas reglas, entre ellas que debes ir acompañado de una o varias personas que conozca bien la ruta a atacar.
Sí, es muy satistactorio llegar a la cumbre de un cerro o montaña. Mucho. Para mi es una analogía de la vida, pues te esfuerzas harto, batallas mucho y hasta sufres las de Caín (físicamente, claro) para alcanzar la anhelada cima. El problema es que muchos quieren el premio, la anhelada foto, admirar el paisaje, pero no reparan en lo duro (y risgoso) del trayecto.
Lo primero que hay que decir es que el senderismo o senderismo de montaña es una actividad muy antigua. Los pobladores de Nuevo León, y de cualquier región del planeta que tenga cerros y montañas cercanos (aunque muchos los usan como sinónimos, cerro y montaña no es lo mismo; según el INEGI una montaña es cuando la formación natural supera los 700 metros de altura, por lo que el Cerro de la Silla, de unos 1050 metros de desnivel, en realidad no es un cerro, sino una montaña), han explorado las planicies en busca de nuevos caminos y, en la mayoría de los casos, de recursos naturales que faciliten su vida, como frutos, hierbas, animales, maderas, semillas y demás.
Con el paso de los años esta actividad, al menos para los “citadinos”, se fue conviertiendo en un deporte, algunas veces más extremo en su versión de montañismo y alpinismo. Ello fue generando toda una industria, con grupos y guías que te ayudan a conquistar cumbres y, sobre todo, marcas que veden todo tipo de ropas y equipos para facilitar esa prácrtica, como las mundialmente famosas Columbia, The North Face y Eddie Bauer, entre otras.
GOLPES Y TRAGEDIAS
Esta “moda” de la que hablábamos no se ha hecho acompañar, en su gran mayoría, de una capacitación mínima para afrontar el reto.
Mucha gente desconoce que hay páginas web de grupos de senderistas, como la de “La Cumbre Cotidiana”, que ofrecen, gratuitamente, orientación sobre diferentes cerros y montañas de la región. Más allá de eso, si tecleas el nombre del cerro o montaña que deseas “trepar”, vas a encontrar contenido suficiente para hacer exitosa tu aventura. Hay muchas “reseñas” de senderistas e incluso videos muy completos en YouTube (yo mismo he subido algunos videos, siempre asesorado de “mi Sherpa”, Rolando Flores, un senderista-montañista experimentado).
Si antes de intentar subir equis cerro leemos un poco sobre la distancia, la altimetría, el tipo de terreno que pisaremos, los accesos a las rutas, las veredas en que nos podemos perder, las cumbres falsas, el tipo de fauna que ahí habita, las dificultades técnicas, las recomendaciones en cuanto a bebida y alimentos, aquello, ahora sí, será una linda aventura. En cambio, si vamos “a la buena de Dios”, podemos, literal, dejar ahí una pierna, un tobillo, una rodilla, la sangre o la vida misma.
También se desconoce que hay aplicaciones, como Wikiloc, que fielmente pueden representar “tu seguro de vida”, pues te pueden salvar la vida si te encuestras extraviado. Es un tipo de Waze para montañas, pues te indica, por ejemplo, cuando estás desviando la ruta y, sobre todo, hacia donde te debes dirigir para reencontrar el camino. Otros senderistas han subido ahí sus rutas y reseñas, por lo que llevas una inmejorable guía en tu celular.
Pese a estas ayudas o herramientas, en los últimos meses hemos visto multiplicarse accidentes y muertes que involucran a cerros y montañas, lo que a muchas personas hace pensar, erróneamente, que éste es un deporte o actividad altamente riesgosa. Basta leer los comentarios de las noticias o publicaciones sobre esos accidentes y la generalidad escribe “qué necesidad tienen de andar ahí”, “eso les pasa por querer llamar la atención”, “cómo pueden deja la comodidad de su hogar para ir a perderse, accidentarse o morir en una vereda”.
Recientemente la comunidad de Nuevo León, y seguramente de todo el país, se estrujó con el caso de Ana Carolina Saucedo Bahena, de 22 años, quien perdió la vida en el Cerro de las Mitras. Aunque su caso aún está en investigaciones, pues se informó que su cuerpo fue encontrado con una bolsa de plástico en la cabeza, es inevitable preguntarse por qué andaba sola, cuando no es recomendable, muchos menos para el caso de una mujer joven.
A inicio del año, por el deseo de “ver nieve”, una mujer fue a Chipinque y sufrió una aparatosa caída en una de sus veredas. La semana en que escribimos esto siguieron reportándose accidentes en cerros: un hombre resultó lesionado al caer (por despistarse) de una vereda de Chipinque y un joven de 16 años se fracturó el brazo al caerse (por traer tenis lisos) en el Cerro de la Silla.
Este último caso me hace recordar lo que puedes ver (para sorpresa de todos) en la ruta que va al Teleférico del Cerro de la Silla, quizás la más popular de la región. Me ha tocado ver mujeres en zapatos de plataforma, familias con bebés o niños pequeños, grupos de jovencitos con ropa de calle y tenis lisos, personas que no llevan agua o víveres, hombres que van cargando bocinas, mujeres con falda… En muchos de esos casos afortunadamente (por el tipo de terreno que hay ahí, muy marcado y “plano”) no pasa nada y vuelven a ir en esas condiciones, pero luego vienen los accidentes.
La lista de accidentes es larga. El año pasado una mujer de 33 años se fracturó en “El Cielo”, una zona de La Estanzuela. También, en una noticia que encontró mucho eco, un joven sufrió una caída de 10 metros en la “Cueva de los Cristales”, en el Cerro de las Mitras. En el mismo cerro, pero en el “Pico Piñón”, se requirió de más de 20 horas para que Protección Civil rescatará a un hombre que sufrió fracturas expuestas en ambas piernas al sufrir una caída.
Otro caso muy sonado fue el de la señora María del Rocío Aguilar Zamarripa, de 57 años, quien murió en octubre de 2022 extraviada en la Sierra de La Martha, en Arteaga, Coahuila. La mujer acudió a ese bello paraje con dos de sus hermanas, pero se separó de ellas y ya no encontró la ruta correcta. Durante cinco días elementos de Protección Civil de Coahuila y Nuevo León (esta sierra está en los limites de ambos estados), además de muchos voluntarios (casi siempre senderistas experimentados), la buscaron, hasta encontrarla muerta en territorio de Rayones. Algunos afirman que la atrapó la noche, que en aquellas zonas son muy frescas, sin la preparación adecuada; otros señalan que el cansancio y el hambre la marearon y que cayó a un precipcio. En todo caso, se afirma, todo eso se pudo evitar.
NO PIERDAS LA RUTA
Sin ser un experto en senderismo (lo mío es más el running) puedo compartir aquí varias sugerencias y recomendaciones que he aprendido en mi práctica de este deporte… pero más en las recomendaciones que he recibido. En la montaña, la verdad, es mejor prevenir que lamentar; vale más que sobre a que falte.
Hay quienes, viendo las noticias de las que hablábamos, te dicen, muchas veces de corazón, que no vayas a cerros, que hay peligro, que te puedes perder, que te puedes lesionar, que te puedes morir… y sí, siempre hay riesgos (como los hay en otros lados, incluso asistiendo al futbol o al teatro). Creo que la solución no es esa, sino tenerle respeto a la montaña y cuidar aspectos básicos.
La montaña es una escuela de humildad y respeto, por lo que si aplicas ciertos principios básicos podrás disfrutar el paisaje y realizar una actividad física sin igual. ¿El paraíso se puede volver infierno? Sí, definitivamente, pero está en ti cuidarte y de esta manera sumar bellas experiencias.
Aunque es posible acceder a páginas especializadas, la experiencia de habr hecho cumbre en montañas muy variadas, como la temible “Tía Chena”, “La Palmitosa” y “El Avionazo”, por citar algunas, me permiten poder compartir varios puntos claves en el senderismo de montaña:
Nunca ir solo.
Es un punto básico. Podrías aventurarte a ello si dominas totalmente la ruta o si la cumbre que quieres atacar es muy transitada, como es el Cerro de la Silla.
Nunca lo intentes sin tener la mínima condición física.
La dificultad de la montaña debe ir relacionada a tu aguante físico. No le pegues “al héroe” tratando de subir un cerro muy difícil si apenas aguantas unos kilómetros caminando o trotando. Si de plano no tienes condición física, aborta la misión o sugiere una cumbre a modo, para graduarlente ir incrementado la dificultad.
Si vas en grupo respeta los acuerdos.
Mantente pendiente del guía o líder y no te separes mucho del grupo. Se humilde en aceptar consejos y si hay alguien debutando en esos menesteres comparte tu experiencia.
Nunca vayas a una ruta que no conoces
Si vas en grupo procura que alguno ya la haya hecho… o que los experimentados la hayan estudiado muy bien previamente.
Nunca vayas sin suficiente agua
Siempre lleva de más (la reserva de agua dependerá de la dificultad del cerro… que sabrás cuál es si aplicas el punto anterior). Se habla de un mínimo de dos litros de agua, más algunas bebidas isotónicas… aunque dependerá de la dificultad del cerro y de la ingesta que acostumbres, pero siempre lleva de más. Este punto puede evitar que la aventura termine muy mal.
Nunca vayas sin equipo adecuado.
Asesórate y ve comprando equipo: en principio de cuenta unos buenos zapatos o botas de senderismo, que reducen al máximo el riesgo de resbalarte… luego consigue guantes para montaña, Buff, mochila especial (con ajuste al cuerpo, bolsa de hidratación y múltiples cierres), impermeable, rompevientos, manta térmica, gorra, lentes negros, medias gruesas, chamarras para diferentes climas, bloqueador solar, lámpara, bastones de senderismo, botiquín, papel sanitario, geles y pastillas de sal, batería extra….
Descarga la aplicación Wikiloc
Una especie de Waze para cerros, que cuesta unos 300 pesos anuales. Este tipo de recursos puede ser la diferencia entre perderte y salir del problema o quedarte en el cerro durante la madrugada, multiplicando así las posibilidades de un trágico final.
Considera que un cerro mediano o grande exige muchas horas de recorrido.
Si no eres paciente no será lo tuyo. Hay rutas que además necesitan de dos o hasta tres horas para llegar a ellas, como en Arteaga, así es que considéralo. La montaña “Tía Chena”, en Marín, nos tomó unas 14 horas subirla y bajarla… más el traslado.
Hay más recomendaciones y tips, pero las anteriores serían las básicas. La montaña es una escuela, que poco a poco te va preparando para retos mayúsculos. Ve paso a paso, y si esto es lo tuyo ve por más. Con el cuidado y preparación pertinente podrás sumar cumbres y llegar a quellos paisajes soñados; por ejemplo, en México la montaña más alta es el “Pico de Orizaba” (5 mil 636 msnm), y en América (Argentina) el “Aconcahua” (6 mil 962 msnm). Para que midas el alcance, la cumbre del Cerro de la Silla está a unos 1550-1600 msnm.
Sí, siempre habrá riesgos, aún con recomendaciones, lecturas y equipamiento. Nunca estaremos excentos de un accidente; está la posibilidad de que te puedas resbalar, de que te caigas, de que te salga un animal y ambos de asusten… pero preparándote mejor y estando muy alerta se pueden reducir riesgos. ¡Disfruta la ruta!
¿Qué hacer antes de ir a la montaña?
Ante el incremento de accidentes y personas extraviadas en las montañas de Nuevo León, Protección Civil del Estado emitió una serie de recomendaciones para un senderismo seguro.
El director de la dependencia estatal, Erik Cavazos dijo que necesario seguir las recomendaciones que se emiten antes de escalar los cerros y montañas, para evitar este tipo de situaciones adversas.
Señaló que es de vital importancia revisar las condiciones meteorológicas, avisar a alguien la ruta y hora de regreso, llevar suficiente agua, utilizar ropa, equipo, calzado adecuado, contar con suficiente batería en el celular, e incluso llevar un cargador portátil adicional, ropa fluorescente, seguir la ruta señalada, pausas para hidratación, siempre ir con un guía experto, y respetar la naturaleza, llevar un botiquín básico de primeros auxilios, y ante cualquier emergencia llamar al 911, entre otras recomendaciones para un senderismo seguro.
Cavazos dijo que los principales parajes que visitan los senderistas estén el Cerro de la Silla, Cerro de las Mitras, Potrero Chico en el Municipio de Hidalgo, la Huasteca, Parque Natural la Estanzuela, Chipinque, Cerro del Chupón, La Rayita en la Huasteca, el Bosque de las Brujas en Santiago, Cerro del Sapo en García.
Detalló que el tiempo invertido en los rescates de montañas varían de entre 2 y 8 horas; 24 horas e incluso hasta tres días.
Dijo que los principales factores para un accidente en la montaña están la falta de condición física y técnicas necesarias para escalar, no llevar el equipo adecuado, desconocimiento del terreno, exceso de confianza; en tanto el tipo de lesiones varían desde ampollas, dolor en rodillas y tobillos, torceduras, fracturas, golpes en la cabeza, caídas.
Una terrible experiencia
Evelyn se considera una persona con buena condición física. Sale a correr, acude regularmente al gimnasio, hace yoga e intenta comer sanamente. Por ello, cuando unos amigos le propusieron contratar los servicios de unos guías para realizar un recorrido de aventura por la zona montañosa de Matacanes, en el municipio de Santiago, Nuevo León, no dudó en aceptar.
Lo que esta diseñadora gráfica no sabía, es que esa iba a ser una de las peores decisiones que ha tomado en su vida.
Tras un mal descenso en una pequeña cascada, su tobillo derecho se quedó atorado en una piedra, provocando que todo su cuerpo se fuera hacia adelante generando a la extremidad una fuerza imposible de resistir. El resultado: una triple fractura.
Ahí fue cuando inició un viacrusis de casi 10 horas de duración, en el que no obstante lo grave de su lesión, debió de descender de la montaña sin más apoyo que un vendaje mal hecho y en los brazos de quienes quisieron ayudarla.
De acuerdo al relato de Evelyn, los guías que contrataron para llevarlos por las montañas y cataratas de esta parte de Nuevo León no contaban con los mínimos conocimientos de primeros auxilios para apoyarla.
Incluso, ninguno de ellos llevaba consigo un botiquín de primeros auxilios que le hubiera permitido inmovilizar el tobillo fracturado. Lo más que le ofrecieron fue un vendaje y muchas pastillas para el dolor.
La experiencia de esta joven no es única. Conforme avanza la temporada del turismo de aventura en el municipio de Santiago -que inicia el próximo mes de marzo-, decenas de personas acuden a los centros médicos de la zona conurbada para atenderse por lesiones ocurridas durante los recorridos de aventura.
Tan comunes son los percances, que Protección Civil de Nuevo León registra, al menos, una persona lesionada por semana.