
Son cerca de las seis de la tarde y Mario Escobar se prepara para entrar al motel Nueva Castilla, lo que está por ver más allá de significar un alivio podría convertirse en la misma muerte para él, aseguró el psicólogo especializado en área clínica, Alejandro Benigno Méndez Gámez, quien explicó los riesgos a los que se expone no sólo Mario Escobar, sino todas aquellas personas que pierden de forma abrupta a un ser querido.
Una pérdida que afecta las emociones de las personas puede ser desde extraviar un celular, perder una relación familiar o personal, perder un semestre o materia en la escuela, perder un trabajo y, la más impactante de todas, perder un ser querido, pero sea cual sea, las personas deben llevar un proceso de duelo para poder salir adelante.
Las etapas de elaboración del duelo se componen de cinco instancias, negación, ira, negociación, depresión y aceptación. El no poder llevar la elaboración de manera adecuada puede causar un severo daño que hasta podría derivar en el peor de los casos en un asesinato o suicidio.
Para Alejandro cada persona vive el duelo de manera diferente y aunque los pasos en teoría llevan a las personas por un amargo camino, hay quienes se estancan en diferentes fases.
“No lo llamaría el mejor de los casos porque todo el proceso puede llegar a ser doloroso, pero aceptar la pérdida de alguien y aprender a vivir con ello es lo más llevadero para una persona.
“Cuando tú pierdes a alguien o algo y puedes sanar, tienes que vivir un proceso de elaboración del duelo y la elaboración implica que lo platiques, que llores, que golpees cosas, todo lo que tengas que hacer para poder asumir una pérdida, ya sea de celular, de novia, de trabajo o de un ser querido”, explicó.
Señaló que un caso que podría entrar en dicho ejemplo es cuando la persona muere por una enfermedad, los familiares se van preparando, se despiden, platican con su ser querido, conviven, incluso hasta pueden hacer una fiesta para finalmente despedirse.
“Por ejemplo un paciente con cáncer terminal, sabemos que aunque nos duela mucho en algún momento va a morir y entonces aprovechamos los momentos para platicar, convivir y así uno se prepara un poco.
“Claro que cualquier pérdida es dolorosa pero tuviste la oportunidad de recordar momentos y platicar con la persona”, apuntó el especialista.
LA OTRA MUERTE
Situaciones como desapariciones, asesinatos o feminicidios, suelen ser eventos de mayor trauma pues en un instante separan a las personas sin oportunidad de despedirse.
Méndez Gámez indicó que quienes tienen a sus seres queridos desaparecidos tal vez sufren de una manera más profunda, pues al no tener a nadie a quien llorarle viven en una incertidumbre que poco a poco los carcome.
“Mira no hay una referencia de trauma o dolor, lo que para una persona puede ser doloroso para otra no lo es o lo que para unos puede ser traumático a lo mejor para otros no.
“Pero si quieres ponerlo en niveles, primero están los que pierden a alguien por enfermedad, ellos se van preparando; luego quienes pierden a un familiar de manera repentina, ya sea un asesinato o un accidente y después los familiares de desaparecidos”, enumeró.
Recalcó que no es lo mismo perder a alguien por enfermedad y tener varios días, semanas o meses para asimilar el vacío que dejarán, que perder a alguien de manera repentina y más cuando la violencia es un factor de muerte.
“Claro que los familiares de personas asesinadas sufren un shock traumático, hay un momento en donde se enfrentan con la verdad, porque antes que nada ellos esperan encontrar algo positivo, pero cuando reconocen el cuerpo, llegan a un anfiteatro es cuando se enfrentan a la verdad.
“Un trauma es una emoción muy grande que te genera mucha excitación y que si no lo pudiste sacar en su momento se queda atorado.
Para el especialista habría que pensar cual es el espacio que ellos tienen como víctimas indirectas para poder sacar esa angustia, ya que el contacto con la muerte es lo más angustiante que puede pasar.
“Imagínate los padres de Debanhi, están en la calle todo el día, dando entrevistas y llegando a su casa se tienen que hacer cargo de otras cosas, no se van a dar el tiempo para poder vivir el duelo y eso a la larga si él (Mario Escobar) no lo saca, si no le llora, se queda el trauma.
“Lo peor que puede pasar es que una persona que vive una situación así se muera. No asume su pérdida y al poco tiempo se muere porque está deprimido, porque no come, porque simplemente ya no le encuentra sentido a la vida”, puntualizó.
Resaltó que la vida siempre estará llena de pérdidas, ya sea trabajos, objetos, personas, amigos o familia, pero lo importante es saber que hacer después de eso para no llegara a lo que él considera como la Otra Muerte.
“Primero se debe asumir que se perdió algo y después tratar de vivir la vida sin eso que ya no tenemos, románticamente hablando, vivir el proceso del duelo.
“Si no sucede puede llegar la otra muerte, que aun estando vivos no hagamos nada, no le encontremos sentido a la vida, ya no encontrar motivación para trabajar, eso deriva en la muerte de tristeza, simplemente se van dejando morir. Cuando no se vive el duelo se muere o es una vida que va a llevar a nunca dejar algo nuevo”, precisó.
El peor de los escenarios, considerando que el no hacer nada por vivir puede ser un atentado contra la propia integridad, es el suicidio o asesinato, en donde un familiar no tendrá donde descargar la ira y se hará daño así mismo.
“El suicidio tiene que ver con una agresión que tiene que ir afuera y si no hay quien la reciba la agresión se regresa, entonces imagínate todo el coraje que pueda tener que si no encuentra un saco de papas o de box o si enfrente no hay nadie eso se regresa a uno mismo, empiezan los sentimientos de culpa y es cuando ocurre el suicidio.
“El común denominador es que no hay un canal de descarga y al final repercute en uno mismo”, contó.
No obstante, antes de llegar a ser un suicidio, se puede convertir en un asesinato cuando la persona si encuentra una descarga contra alguien.
“Todo este riesgo aumenta cuando los casos se vuelven muy mediáticos y sobre todo cuando no hay un respeto por la información que se difunde porque deja a las familias más expuestas y todo mundo puede opinar sobre algo que no conocen a profundidad, provocando que el trauma que viven los involucrados pueda ser aún mayor.
“Imagínate si el señor Mario tiene un sentimiento de culpa, y luego María Julia pone sobre la mesa que Debanhi no era su hija, algo que es completamente irrelevante, después tiene la opinión pública encima acusándolo y asegurando que porque no era su hija no la cuidó, es ahí donde puede afectar”, explicó.
Por todo lo anterior, aseguró que es de suma importancia que las personas involucradas en casos similares tengan un acompañamiento profesional y puedan utilizar sus sentimientos para reconstruirse recordando de la mejor manera a sus seres queridos.
Respecto a que es lo primero que debe suceder si una atención psicológica o medicarse con un psiquiatra, Méndez Gámez dijo que ambos profesionales pueden acompañar a un paciente en depresión o afectado por un suceso, sin embargo cada caso es diferente y en consulta se determina lo mejor para el paciente.
Detalló que el psicólogo lo que hace es que con toda la información que da un paciente le encuentra un trasfondo y ayuda a reparar el daño o lo que le está causando el trauma a través de una especie de reciclaje de experiencias.
“¿En qué momento debe intervenir un psiquiatra o un psicólogo?, eso lo dicta cada caso. Si tú le preguntas a un psiquiatra te dirá que primero deben intervenir ellos y si le preguntas a un psicólogo va a decir que primero es la psicología.
“Pero creo que cada caso es diferente, puede estar una persona en un momento de depresión profunda que lo único que la mantendría es un antidepresivo, pero tal vez acudiendo a terapia y sacando todo aquello que le afecta, cada vez va consumiendo menos medicamentos hasta dejarlos”, platicó.
Caso contrario, señaló que una persona puede acudir con un psicólogo para tratar de sobre llevar alguna situación pero si uno o él mismo se da cuenta que el caso está perdido, es donde puede entrar un psiquiatra.
“Considero que lo recomendable es acudir con un psicólogo y si la situación lo requiere, trabajar en conjunto con un psiquiatra”, finalizó
ACOSTUMBRARSE A LA TRISTEZA
Por su parte la psicóloga especialista en Depresión y Ansiedad, Griselda Reyna, detalló que las emociones que experimentan los familiares de personas desaparecidas o asesinadas pueden ser diversas.
Angustia, miedo, inseguridad, tristeza, coraje y depresión, son sólo algunos de los sentimientos que tienen algunas personas quienes han pasado o pasan por una situación de violencia, desaparición o asesinato.
“La angustia se manifiesta por sensación en el pecho o llanto contenido y es una emoción, sentimiento, pensamiento, condición o comportamiento desagradable y puede afectar en la forma en la que el individuo razona, siente o actúa.
“Mientras que el miedo surge a partir de una amenaza, sensación de alarma o resultado incierto, nos prepara para actuar ente estas situaciones, en este caso de desaparición, y se vuelve patológica cuando se sale de control o cuando es muy prolongado”, precisó.
Una vez que el miedo se vuelve patológico, es necesario acudir con un especialista para tratar la incertidumbre o la sensación de amenaza, pues en caso de no ser así puede derivar en otras acciones perjudiciales para sí mismo o terceros.
“La tristeza se vuelve adaptativa y aparece como resultado de situaciones en la que el individuo y su organismo exigen aceptación y adaptación a situaciones específicas.
En tanto que la depresión responde al cambio en el estado de ánimo y del humor de las personas a nivel físico, comportamiento, cognitivo o estado de ánimo” explicó.
“Por ejemplo a nivel físico pueden las perdonas pueden presentar dolor de cuerpo, malestar generalizado, dolor de cabeza recurrente y o frecuente; a nivel cognitivo pueden ser pensamientos catastróficos lentitud o sensación de agotamiento, falta de concentración, análisis repetitivo de pensamientos negativos o ideación suicida”, enfatizó.
Respecto al estado de ánimo puntualizó que los afectados pueden llegar a tener pérdida de interés o placer, trastorno en hábito del sueño y aumento o pérdida de peso.
Añadió que a nivel comportamiento la agitación, aislamiento social, irritabilidad, y llanto excesivo son algunos de las formas de expresarse de quien pasa por una depresión.
Para distinguir el tipo de enfermedad es necesario saber que existen diferentes casos de decaimiento como trastorno depresivo mayor, trastorno depresivo persistente (distimia), trastorno de regulación disruptiva del estado de ánimo (TDDEA) y el trastorno afectivo emocional.
“El trastorno depresivo mayor se caracteriza por depresión consistente o pérdida de interés en las actividades, lo que puede causar dificultades para llevar una vida estable.
“El TDDEA es una afección en la que las personas experimentan arrebatos frecuentes e intensos de irritabilidad, ira y mal temperamento, son periodos prolongados y pueden ocurrir mayormente en niños o adolescentes” desmenuzó.
La psicóloga recomendó que para combatir cualquiera de los síntomas antes mencionados, las personas pueden someterse a diferentes terapias como Gestalt, hipnosis, cognitiva conductual, la terapia de la silla vacía o una corriente humanista para quienes les gusta ser mimados.
“Lo primero es acudir con un especialista, pero también pueden salir a caminar, hacer ejercicio, yoga, tener una buena alimentación y sobre todo expresarse, pero antes que todo deben identificar el tipo de problema que tienen”, sugirió.
HAY VIAS DE AYUDA
Existen diversas instancias para acompañar a las víctimas o sus familiares de alguna manera se vuelven parte de los casos de violencia en Nuevo León, y que pueden llegar a sufrir un trauma severo con la pérdida de un ser querido.
Como ejemplo está el Centro de Justicia para las Mujeres (CJM), la Comisión Estatal de Atención a Víctimas, la Secretaría de la Mujer, el Instituto Estatal de la Mujer, el sistema de Desarrollo Integral para la Familia, salud y los Centros de Orientación, Protección y Apoyo a Víctimas del Delito y Testigos.
En la Fiscalía General de Justicia de Nuevo León existen cuatro áreas de ayuda para víctimas y sus familiares en donde en primera estancia están los Asesores Victimológicos, quienes posteriormente pueden canalizar a otras dos áreas, los Copavidet o el Centro de Justicia para las Mujeres y finalmente el Área de Sujetos en Riesgo en donde se da atención en durante los procesos penales.
Tanto en los Copavidet como en el Centro de Justicia para las Mujeres en donde a través de un acompañamiento integral proporcionan servicios a través de un modelo de atención interdisciplinaria de atención psicológica, legal y social.
Ya sea a las mismas víctimas que de manera frecuente suelen ser mujeres que sufren violencia familiar, hasta los menores de edad o incluso a los padres, hermanos o hijos de mujeres que sufrieron un feminicidio, la ayuda está abierta para todos y no está condicionada.
En esta ocasión abordaremos puntualmente la asistencia en el Centro de Justicia para las Mujeres donde la directora de Atención a Víctimas, Wendolyn Ledezma Castañeda, platicó sobre la ayuda que dan a las personas antes señaladas.
“El Modelo de atención de Centro de Justicia para las Mujeres, a nivel nacional es un política pública que maneja este espacio donde las mujeres deben estar seguras.
Aquí también intervienen otras instituciones y organizaciones de la sociedad civil para poder proporcionarles la mayoría de los servicios, en este caso, que las mujeres buscan para acceder a la justicia, no sólo de manera penal”, explicó Ledezma Castañeda.
Detalló que el Centro de Justicia para las Mujeres está enfocado a féminas víctimas de violencia, sus hijas, hijos, que son a quienes les proporcionan el programa o proyecto de seguridad y protección, complementándolo con el acceso a la justicia y el área de investigación.
Preponderablemente con el Ministerio Público porque somos un centro de justicia que dependemos de la Fiscalía, pero deben participar el resto de las instituciones o dependencias como la Secretaría de la Mujer, Instituto de la Mujer, Salud, DIF, Educación, Poder Judicial para las cuestiones civiles, familiares y solamente penales.
El Centro de Justicia para la Mujer se compone de diversas áreas para proporcionar una ayuda integral incluso colaborando con instituciones para garantizar una asistencia más completa
De entrada en la recepción las personas que reciben a las víctimas o familiares son dos trabajadoras sociales que están capacitadas para abordar de la mejor manera a quienes asisten a pedir ayuda.
“En la recepción hay dos trabajadoras sociales que es el área de primer contacto, preguntan por la parte interesada, piden algunos datos generales, se verifica en el sistema si hay algún registro y se les da acceso a la sala de bienvenida; no se hace pregunta respecto a los hechos porque es un espacio abierto. En muchos casos detectan si vienen con niños para activar un área en el espacio lúdico o si vienen con dolor, alguna herida evidente tenemos el servicio privado Medical Plus.
“Ellas (las trabajadoras sociales) pueden activar desde ese momento porque antes de ponderar cualquier acción, tenemos que garantizar la salud de las usuarias y eso también lo pueden detectar”, comentó.
Posteriormente se ubica el área de Bienvenida en donde los usuarios esperan la ruta de atención que se llevará a cabo en sus casos.
Ya sea en el área de denuncia virtual, medicina, atención psicológica, área lúdica o asistencia social, cada uno de los usuarios tiene una intervención en esas áreas si así lo requieren.
Aunque presentar la denuncia no es un requisito para poder acceder a la ayuda que proporciona el CJM, en las instalaciones poden orientar a las personas a interponerla si así lo desean.
“Si alguna persona no trae una denuncia la podemos ingresar a las cabinas de video denuncia y aquí inicia su proceso penal, también tenemos un espacio donde tenemos a un Agente del Ministerio Público presencial para aquellos casos que se requiera.
“Contamos con un área de Servicios Periciales en donde también tenemos el consultorio médico, aquí se practican dictámenes de recolección de prendas, hay baños, regaderas, hay toma de muestras en asuntos de índole sexual, se practica la extracción de fluidos por parte de peritos químicos y también está el espacio para atención médica o el traslado a un hospital si así se requiere”, detalló.
Ledezma Castañeda destacó que en todos los delitos de violencia por razones de género intervienen los peritos psicólogos para acreditar los daños que sufren las mujeres y sustentar sus declaraciones.
“El dictamen es parte de lo que los agentes del Ministerio Público requieren en las carpetas de investigación, pero la reparación del daño los ven nuestras psicólogas con la finalidad de reestablecer emocionalmente el agravio generado por los hechos delictivos”, dijo.
Por su parte la coordinadora Operativa de Copavidet, Alicia Ovalle Olivo, añadió que ese mismo modelo de atención también lo proporcionan para los hombres o personas que son víctimas de delitos aunque no sea específicamente atentados contra la mujer.
Para facilitar esos servicios, el Centro de Justicia para las Mujeres se apoya con diversas instancias u oficinas a fin de facilitar la ayuda, pues consideran que no todas las mujeres o familiares pueden acudir hasta ese centro y ponen a disposición otras sedes.
“Las consejeras que tenemos tienen los tres perfiles, hay trabajadoras sociales, psicólogas o abogadas que tienen su trayectoria en atención a víctimas y son quienes hacen la entrevista inicial para marcar la ruta de atención que es opcional, es decir no tienen que pasar por todas.
“Puede llegar alguien que dice que no necesita ayuda social y sólo psicológica y las consejeras hacen una escala de medición del riesgo para informarlo al área legal y que se tomen las medidas del Ministerio Público y que se tomen medidas de prevención”, señaló.
Dado que el nivel de riesgo en sufrir algún tipo de trastorno no sólo lo presentan las víctimas sino también los familiares, Ledezma Castañeda recalcó que toda la ayuda que proporcionan, psicológica, social o legal, también se da a los familiares directos o al núcleo de alguien que sufrió feminicidio.
“En realidad la atención es para víctimas directas, indirectas o incluso potenciales, lo importante aquí es que las personas acepten la ayuda y hablando de un caso más gráfico, en un feminicidio la víctima directa está muerta, entonces la atención integral se le brinda al papá, la mamá, la hermana, la abuelita, a su familia nuclear”, aclaró.
Los riesgos psicológicos para quienes sufren la pérdida de un familiar de manera abrupta o accidental son mortales, pero las instancias para solicitar ayuda completamente gratis hay y no sólo una o dos, sino varias dependencias o instituciones de los tres niveles de gobierno pueden intervenir con ayuda psicológica y hasta social.
Lo importante es primero que las personas detecten algún tipo de trastorno y que en realidad lo acepten, pues si ellos no solicitan la intervención de un especialista difícilmente serán acompañados en la depresión o trauma que genera un hecho delictivo.