Cada mes entre 120 y 140 niños con problemas como parálisis cerebral, autismo, Síndrome Down, trastornos de hiperactividad y déficit de atención reciben una gran ayuda por medio de la equinoterapia que les ofrece en la Fundación Internacional de Cabalgantes y Actividades Ecuestres (Ficae), un organismo que ya tiene reconocimiento internacional.
Los caballos son animales curiosos y nobles por naturaleza, poseen una memoria a largo plazo y su forma de ser sociable los ha ayudado a tener una conexión especial con los humanos, como fue en el caso de Marysol Taha.
Taha se describe como amante y defensora de todo lo que tenga vida. “Creo que Dios nos facilitó a los animales para apoyarnos en nuestra vida, llámese en el trabajo, asistencia, compañía y ahora terapéuticamente”.
La discapacidad de su hijo Jibrán (hipotonía muscular crónica), llevó a Taha a buscar una alternativa terapéutica para mejorar su salud, pues los especialistas le pronosticaba una vida complicada al no poder caminar o enderezarse.
19 años después, el joven ya corre, camina y brinca gracias a la ayuda de los caballos, ahora solo trabajan en su lenguaje.
Al ver que su hijo mejoraba con la equinoterapia, Taha decidió junto a otras dos personas estructurar la Fundación Internacional de Cabalgantes y Actividades Ecuestres (Ficae).
Ficae se dedica a ofrecer terapias por medio de sus becas y en los últimos 15 años ha ayudado a más de 20 mil pacientes con Síndrome Down, espectro autismo, parálisis cerebral infantil, trastornos de hiperactividad y déficit de atención
“Hemos beneficiado a niños, a jóvenes, a personas adultas, a familias completas porque cuando tú ayudas a un niño no solo beneficias a la criatura, sino que beneficias a la familia, va mejorando su calidad de vida”, afirmó.
DEL DEPORTE A LAS TERAPIAS
La vida de Taha dio un giro radical, pues de ser una atleta de alto rendimiento pasó a ser empresaria, madre de Marysol (22 años), Jibrán (19) y Aranza (15) y presidenta de Ficae.
“Yo tenía gimnasios -llegué a tener cuatro-, fabricaba accesorios deportivos, aparatos; mi trayectoria era en el deporte, entonces dejé muchas cosas de repente por atender a mi hijo como otras mamás que lo han hecho y si Dios quiere que agarre este camino, pues vamos hacer lo mejor de lo que podemos ser y dar lo mejor de nosotros hacia alguien y sale de repente Fundación Ficae.
“Ahorita es otro modo de ser empresaria, por una causa, por un fin, por ayudar y aquí estamos y es igual, satisfactorio y lindísima la labor que una hace cuando ves que ayudas a alguien y que dices ya logro caminar, o dar una palabra es bien satisfactorio”, comentó.
El esfuerzo ha valido la pena, pues el próximo 29 de noviembre será galardonada con el Premio Infanta Doña Elena en Equitación Terapéutica a la Comunidad Hispanoamericana.
“Es un gran logro que caiga en México, que caiga en Monterrey y que caiga en Fundación Ficae”, resaltó.
EL ENTRENAMIENTO
Osita, Misterio, Apache, Golondrina y Güero, son algunos de los 13 caballos terapéuticos que han ayudado a mejorar la salud de niños, jóvenes y adultos regiomontanos.
Regularmente un equino que no está habituado a ser un caballo terapéutico se lleva de 5 a 7 meses de entrenamiento.
“Hay caballos muy inteligentes y hay otros que no lo son tanto. Si subes a un niño con TDH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad) y se va moviendo arriba, va pateando, va haciendo cosas; imagínate un caballo que no estuviera entrenado donde sienta que un niño lo patea o lo muerda, se desboca, se levanta de manos o te da un sacón, los caballos terapéuticos no deben presentar nada de eso”, dijo Taha.
El caballo de terapias requiere ciertos requisitos, por ejemplo, no puede ser un caballo viejo ni de desecho, ser mansedumbre, ser simétrico, no presentar ninguna claudicación o alguna malformación ósea, tiene que medir de alto 1.55 a 1.60 y no tiene que tener ninguna patología en sus extremidades.
¿QUIÉN PUEDE ASISTIR?
El 80 por ciento de los pacientes de Ficae son becados, y el promedio de asistencia mensual es alrededor de 120 a 140 personas, desde niños hasta personas de la tercera edad, quienes sufren de parálisis cerebral, autismo, Síndrome Down, trastornos de hiperactividad y déficit de atención, además de problemas con el lenguaje.
Para recibir la beca tienen que asistir al área de coordinación administrativa, en caso de que asista por parte de Educación Especial del Gobierno del Estado tienen que presentar el oficio membretado con sello, nombre del paciente, en qué grado se encuentra y que necesidad presenta.
Las personas que requieran un apoyo mayor serán sometidas a un estudio socioeconómico o se hace una alianza con algunos de los programas de las entidades, ya sea de Desarrollo Social o alguna otra de las instituciones gubernamentales.
“La finalidad como fundación es otorgar las becas directas, facilitando el acceso; ya si hay una situación un poco más difícil se lleva a cabo ya el estudio socioeconómico para evaluar qué tipo de apoyo más se pudiera dar”, comentó Taha.
Para la estimulación temprana de los bebes de 6 o 7 meses en adelante solo se realiza rodamientos sobre el caballo, posteriormente se sube la terapeuta y lo carga.
“Al estar en contacto con el caballo te ofrece una serie de ofertas sensoriales, en un bebé lo que tratamos de estimular es precisamente todo sus sentidos, la propia sección y el caballo te lo da. Al caballo se le pone una manta para que él bebe no tenga contacto con el pelo, porque sí suelta pelitos; y al hacer los rodamientos también estás haciendo una clase como una estimulación temprana en colchón aunado que aquí es un ser vivo y está transmitiendo lo que son varias sesiones que un colchón no te oferta”, dijo Taha.
Las terapias sobre caballo tienen una duración de 30 minutos.
NADA ES COINCIDENCIA
Desde pequeña Tara fue defensora de los animales e inclusive ha estado en problemas por defenderlos. Ficae también es una fundación 100 por ciento comprometida con el bienestar animal.
“Los caballos son unos animales muy nobles, muy sensibles y definitivamente creo que algunos los podrán utilizar como trabajo en carga, pero no hay que olvidar que ellos también sienten, y aquí enseñamos a los niños a respetar la vida.
“Creo que nada se da por coincidencia o que no venga al caso, todo tiene un enlace directo y definitivamente si toda la vida he defendido a los animales, creo que Dios dijo: ‘Bueno pues te gustan mucho los animalitos, ahí te va uno para que hagas un bien con el’, porque esto me vino a cambiar la vida.
“Tenía otro giro diferente, siempre amando a los animales pero muy diferente y ahorita yo creo que venir a mi vida Jibrán con su discapacidad en cierto modo me cambio el camino para también ser parte de beneficiar a más gente que requiere necesidades, no nada más con el caballo sino con todo lo terapéutico y si creo que si definitivamente fue mi destino”, afirmó Taha.
¿QUÉ SIGUE?
Pese a que es una fundación reconocida, Ficae busca seguir desarrollándose, ampliar la gama de beneficiarios haciendo alianzas estratégicas con otras entidades y asociaciones para complementar los servicios y beneficiar con un costo especial a la gente que ellos atienden.
“Nunca debemos conformarnos, el día que nos conformemos con lo que tenemos ya no nos vamos a desarrollar. No es mi perfil decir: ‘ya estoy aquí y con esto me quedo’, al contrario, siempre busco cómo seguir desarrollando y con el premio internacional me da una pauta para seguir siempre al frente, adelante y seguir innovando y buscar que más se puede desarrollar o crecer’, afirmó.
Taha ha inculcado a su hijas Marysol -veterinaria y encargada del centro encuestre-, y Aranza -su hija menor, quien también ayuda en las terapias-, el ejercicio de labor y atención, dentro de la fundación.
“Yo espero que alguna de mis hijas les llame la atención y les guste seguir con esta labor, claro que ellas tendrán sus caminos que seguir, si Dios les permite formarán un hogar no sé, pero ojalá no vayan a declinar en abandonar esto.
“Nunca te haces a la idea de que ya vas a estirar la bota, pero yo sé que les gusta los animales y veo el amor que les tienen y el ayudar y ojalá sigan así”, comentó.
Taha reconoció que es difícil sostener la fundación, pues los caballos son costosos y la manutención de los empleados que se encuentran en nómina también, sin embargo cree que su hijo Jibrán vino con una misión a este mundo igual que ella.
“No hay nada más bonito que el olor a la hierba del monte, que me dé el aire en la cara montando, se siente riquísimo”, finalizó. v