Tras permanecer cerrado por casi siete meses debido a la contingencia sanitaria por el Covid-19, las autoridades estatales reabrieron el Paseo Santa Lucía de Monterrey el pasado 2 de octubre; sin embargo, el anuncio no motivó mucho a los paseantes, quienes “le hicieron el feo“ en su primer fin de semana de reactivación.
Durante los primeros días de reapertura, el icónico canal artificial del centro de la capital regia lució casi desierto: con pocos visitantes e incluso pocos vendedores.
Y es que, si bien el servicio de paseo en lancha se reanudó bajo estrictas medidas de seguridad -con reducción de paseantes a bordo- muchas de las amenidades que caracterizan al sitio turístico como fuentes y cascadas permanecieron apagadas.
En un recorrido por el paseo el fin de semana del 3 de octubre, apenas se divisaron algunas decenas de paseantes que caminaban por sus aceras y no superaban la cantidad de 100 personas, a pesar de ser sábado a las 4:00 de la tarde.
Parejas, familias y grupos de amigos se vislumbraron por el lugar aunque en menor cantidad sí se compara con las semanas previas al cierre de sus actividades cuando el Paseo lucía atiborrada de turistas locales y foráneos.
“Quisimos salir un poquito del encierro, pero todavía no sabemos si nos subiremos a la lanchita o no. Está un poco triste porque todavía como que no agarra el ritmo de antes, pero ya por lo menos hay más cosas qué hacer“, sentenció Daniel Quirino, uno de los turitas.
El punto de ausencia más evidente fue en el inicio del canal, en el sitio conocido como “Ojo de Santa Lucía”, de donde salen las lanchas rumbo al Parque Fundidora. Ahí, la fila de espera para abordar no superaba las 15 personas cuando antes de la pandemia, en fin de semana, la línea se podía extender más allá de “La Lagartera”.
Aunado a que la mayoría de las fuentes que adornan el Santa Lucía siguen sin ser reactivadas, la falta de limpieza del canal ahuyenta a los pacientes, ya que el agua luce sucia y verdosa.
Don Carlos Hernández, es un vendedor de chucherías cerca del Museo de Historia, contiguo al Santa Lucía, y es uno de los más agradecidos de que la atracción turística retome actividades.
En sus palabras, el cierre del sitió provocó que sus ingresos disminuyeran casi al 100 por ciento, por lo que espera que con el paso de los días, más personas se decidan salir a pasear y mover la economía local.
Y mientras la reactivación económica continúa en Nuevo León, la entidad se prepara para la entrada de nuevas enfermedades estacionaras que podría complicar la crisis por Coronavirus y obligar a las autoridades a dar marcha atrás a ciertos aspectos de la reactivación como, precisamente, un nuevo cierre de los sitios turísticos.