
“Nunca más la guerra”, exclamó León XIV en uno de los pasajes del mensaje leído inmediatamente después de su primera oración dominical del Regina Coeli como Papa. Un estruendoso aplauso y gritos de “¡Papa, Papa!” fueron la respuesta de las más de 100 mil personas que se dieron cita en la plaza de San Pedro para ver, escuchar y conocer al nuevo Pontífice, el primero en la historia de la iglesia nacido en Estados Unidos.
León XIV retomó la tradición papal de ofrecer una bendición al mediodía, desde el mismo centro de la plaza y el corazón de la basílica. El canto del “Regina Coeli”, una oración en latín que normalmente los Papas sólo recitan, fue una novedad.
Momentos antes, el nuevo Papa había recordado la “ingente tragedia” de la Segunda Guerra Mundial, concluida con un terrible saldo de 60 millones de víctimas, para alertar el terrible escenario en el que vivimos, el de una auténtica “Tercera Guerra Mundial a trozos, como tantas veces afirmó el papa Francisco”. Por ello, lanzó un llamado: “Nunca más la guerra”.
León XIV habló del sufrimiento del “amado pueblo ucraniano”, pidiendo a quien puede frenar esa guerra [inciada por Rusia] hacer todo lo posible para llegar a una “paz auténtica, justa y duradera”. Recordó “con dolor” las atrocidades que tienen lugar en la Franja de Gaza y pidió “el inmediato cese el fuego, ayuda a la exhausta población civil y la liberación de los rehenes en poder de Hamas”. El Papa reconoció la necesidad que tiene la Iglesia de vocaciones, e invitó a los jóvenes a sumarse. Antes de dejar el balcón central de la basílica quiso hacer una mención especial a las madres, que este 11 de mayo en Italia y gran parte de Europa festejaron su día.