Ignacio Ramonet, uno de los 10 intelectuales más influyentes del mundo moderno, recién había estado en Venezuela para afinar la revisión de una larga entrevista con Hugo Rafael Chávez, de modo que lo impactó tremendamente la noticia sobre el fallecimiento del líder venezolano la tarde del martes 5 de marzo, lo que le hizo exclamar instantáneamente: “Ha entrado de lleno a la historia”.
No por esperada menos sorpresiva, la noticia sacudió al mundo entero después de que el vicepresidente de Venezuela, Nicolás Maduro, precisó oficialmente la hora en que falleció el controvertido hombre fuerte de Latinoamérica: las 4:25 de la tarde, es decir, las 15:55 tiempo del centro de México, justamente cuando Ramonet se empezaba a adaptar al horario de Monterrey, a donde había llegado la noche del lunes, tras un agitado viaje desde París.
“Simple y sencillamente le tocó morir a tiempo” -señala el periodista español avecindado en Francia desde hace más de 30 años. “Hugo Chávez, a sus 58 años de edad, es ya una figura incomensurable a la altura de Simón Bolívar”.
Consejero de Chávez en la iniciativa de Telesur y amigo entrañable del fallecido presidente venezolano, Ignacio Ramonet se resistía a digerir el impacto que le dejaba en su ánimo la desaparición terrena de aquel hombre vigoroso con quien charló días y horas para concretar en un libro su perfil y puntos de vista, tal como había logrado hacer la “biografía a dos voces” de Fidel Castro para la editorial Debate el año 2006.
“Se aferró a Cristo y a la vida, porque era un creyente sin fanatismos, con una profunda fe religiosa, más popular que otra cosa, y por eso estoy seguro que él presentía el fin de sus días desde el 8 de diciembre en que se despidió de los suyos públicamente para regresar a tratarse en Cuba del cáncer que lo crucificó. Él quiso morir en su amada Venezuela, porque jamás dejó de pensar en tantos pobres que fueron su motor y guía a fin de que su gobierno de 14 años se asociara al poder solamente para ayudar a muchos de sus compatriotas a dejar atrás su situación precaria en lo económico” -subraya en su panegírico Ramonet, tocándose la barbilla para subrayar el convencimiento de sus palabras.
Desde el mediodía del martes estamos conversando con Ramonet en el hotel en que se hospeda en Monterrey, pues ha sido invitado a dictar la conferencia magistral que inaugura el miércoles 6 de marzo el XVI encuentro del Consejo Nacional para la Enseñanza e Investigación de las Ciencias de la Conmunicación (Coneicc), bajo la organización de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
En una mesa del restaurante, la charla fluye como el viento que sopla estrepitoso en la calle sacudiendo árboles y anuncios espectaculares en las avenidas de la gran urbe regiomontana. Al calor de una taza de café, los minutos pasan ligeros con la atención puesta en el diálogo pero también en la pantalla de televisión que transmite las incidencias de un esperado partido de futbol so- ccer entre el Manchester United y el Real Madrid.
Supone arriba en el marcador el equipo inglés y Ramonet cree que la suerte está echada; los merengues quedarán fuera del torneo de Europa. Pero llega el empate y crece la esperanza de que los españoles de Mouriño se levanten y ganen. Vuelven a marcar gol los rojos dirigidos por el legendario Fergurson y otra vez los madrileños nos interrupen la conversación con don Ignacio porque con el empate a dos han asegurado pasar a la siguiente ronda porque las anotaciones tienen doble valor como equipo visitante.
Total: qué importa el destino de cualquiera de los dos equipos en la Champion League. Hay algo más importante en la agenda de Ramonet y es dar una vuelta por el centro de Monterrey y visitar el Museo del Noreste que exhibe la exposición sobre la lucha libre en México. El pelo ensortijado y lo lentes oscuros nos hablan de un pensador actual cuya modestia no tiene límites. Su mirada penetrante y su nariz aguileña con parte de esa personalidad que lo trae de un lado a otro por todo el mundo, como invitado especial a cursis y seminarios. “En junio viajaré a Washington y Nueva York” -afirma sin poses ni jactancias, y como si fuera a la vuelta de la esquina nos informa que en Japón y en Corea del Sur ha participado últimamente en congresos para hablar su último libro “La explosión del periosismo”.
Abordamos el automóvil para tener de frente la panorámica del Cerro de la Silla y desde la avenida Constitución hasta Gonzalitos no dejamos de hablar del bonito clima de esa tarde y de la pujanza de una ciudad que se ha repuesto de los desastres del huracán Álex y del flagelo de la inseguridad. Hablamos de todo, pues.
De pronto nuestro ilustre visitante percibe una señal en su teléfono móvil y apenas al cruzar las manecillas del reloj las 16 horas, veo el rostro de Ramonet que cambia de pronto. Habla en francés con un amigo a larga distancia y da muestras de incredulidad ante lo que escucha. Agradece la llamada y ahora él es quien se comunica con alguien más sin decirme de qué se trata.
“Ha muerto Hugo Chávez” -susurra.. “En este momento están dando la noticia a nivel internacional, Veamos si la radio de aquí ya sintoniza tan importante información”. Y, en efecto, se desgranan los datos por la frecuencia modulada y está confirmado el suceso: “Pero el Chavismo es invencible en Venezuela, pues seguirá habiendo Chavismo sin Chávez, ya que Nicolás Maduro es el más fiel intérprtete y heredero del pensamiento del líder venezolano” -advierte, mostrándome una fotografía en su celular donde aparece el vicepresidente entregando una casa a una mujer vestida de rojo y ahí está como testigo Ignacio Ramonet.
El gobernante populista de este rico país en petróleo fue uno de los líderes más polémicos en la América Latina de los últimos tiempos y el principal antagonista de Washington en la región, por lo que su muerte no hará girar los pasos de sus sucesores, que tienen todas las posibilidades de ganar las elecciones a las que se deberá convocar en un mesa, según Ramonet, quien suele a recibir esa tarde del martes 5 una llamada a su teléfono móvil para certificar que dos miembros de la embajada de Estados Unidos en Venezuela han sido expulsados por alentar a los militares activos venezolanos en planes de desestabilización.
Ramonet hace un recuento de memoria de los logros de Chávez, de sus triunfos en cuantas elecciones participó, exceptuando una derrota, y lamenta que Venezuela no logre la unidad que se requiere para vivir en paz, ya que la inseguridad en sus calles le sigue dando una mala imagen.
Nuestro invitado prefiere recluirse en su habitación y detallar los puntos centrales de su conferencia magistral del miércoles por la mañana. Por supuesto abordará el tema de Hugo Chávez. Y está que arde por meterse al debate en internet sobre la cara y cruz o los pros y contras deVenezuela y de Hugo Chávez.
“Cómo duele, en serio, la muerte de un amigo. Hugo Chávez y yo fuimos buenos amigos, como lo soy de Nicolás Maduro y de otros tantos venezolanos. Hugo Chávez ya se metió de lleno a la historia. Supo morir a tiempo” -reitera Ramonet al despedirse antes de lo previsto, porque no quiere saber más de turismo en Monterrey, sino conectarse de lleno con la noticia estruendosa del martes 5 de marzo.
“Estoy seguro que ha rebasado ya a otro líder histórico: a Fidel Castro” -y Ramonet se va, casi al punto de las lágrimas.