
Para entender el asesinato del empresario regiomontano hay que comprender el contexto político-social en donde se encontraba México y el mundo. En la década de los 70 se vivió uno de los episodios más complejos de la Guerra Fría, el conflicto entre la ideología capitalista comandada por Estados Unidos de América y la comunista representada por la URSS. Ambas compitiendo por influir, a la mayor parte de países posibles, con su forma de gobierno.
El Pacto de Varsovia de 1955, contaba con grandes potencias como Polonia y Alemania Comunista, junto a las extintas Checoslovaquia y URSS. El Pacto se posicionó en el Este de Europa como respuesta a la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN) fundada en 1949. Está, liderada por Estados Unidos, Francia, Alemania Occidental, Italia, Reino Unido y Canadá.
Los roces entre el comunismo y el capitalismo, en Europa, no solo fueron entre estos dos bandos, ya que en Sudamérica, en una búsqueda de reprimir al pensamiento comunista, muchos países vivieron un periodo de dictaduras militares, como Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Brasil. En los cuales, los líderes militares tomaron el poder de la nación y a base de una dictadura militar, abuso del poder y cero tolerancia a la oposición provocaron enfrentamientos armados entre grupos guerrilleros que protestaban por la libertad democrática.
Esto fija el panorama sobre que en el mundo se presentaba un gran descontento por las formas de gobierno que se regían, ya que tanto en América como en Europa existían grupos de choque y ciudadanos con ideas de cambio, los cuales optaron por hacer manifestaciones, levantamientos armados o intentos de revolución en búsqueda de un cambio. México incluido por la fundación de la Liga 23 de septiembre, conformada por varios conjuntos guerrilleros socialistas del país que se unieron en contra del poder en búsqueda de una nueva política en el país, la culpable del homicidio de Eugenio Garza Sada.,
Además, en el país, se vivía una época difícil por la poca libertad de expresión y la exigencia de derechos humanos. Claros ejemplos son las tragedias como la matanza de Tlatelolco en 1968 y el jueves de Corpus en 1971. Dos sucesos infames de la historia donde se cobraron vidas de cientos de estudiantes a manos de organismos paramilitares encabezados por los presidentes mexicanos Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez. Situaciones similares a las que se vivían en Sudamérica con la misión de erradicar todo aquel grupo de oposición al Estado.
En 1973, se vive el asesinato a la figura más importante del mundo empresarial de la ciudad de Monterrey a manos de un grupo que buscaba utilizarlo como baraja de cambio por sus compañeros presos.
COBERTURA DE LOS MEDIOS
La cobertura del asesinato fue tan extensa que llegó a ser cubierta no solo por los medios locales y nacionales, sino también por los medios internacionales. Lo particular del caso es que su cobertura difirió en cierta medida.
En los medios locales (El Norte, El Sol, Tribuna de Monterrey y El Porvenir) las notas se centraron en apelar a las emociones. Las publicaciones presentaban a Garza Sada cómo un destacado capitán de industria al cual se le atribuía el desarrollo económico y social de Nuevo León por lo cual su asesinato fue proyectado como una gran tragedia y condenaron de manera enérgica el ataque. Además, se enfocaron en presentar a la guerrilla como un grupo radical peligroso que representaba una amenaza para la sociedad del norte de México. Ejemplos son los casos de las notas de El Norte y El Porvenir del 18 de septiembre de 1973 cuyos títulos fueron “Asesinan, Indefenso al señor Garza Sada” y “Silencio, llanto e ira por el asesinato de don Eugenio” Las notas utilizaban términos como “indefenso” para potenciar lo impactante del asesinato de una figura como el empresario y utilizaban términos como “inhumanos” al momento de referirse a la Liga Comunista 23 de Septiembre.
En el ámbito de los medios nacionales (Excélsior y El Universal) publicaron sobre el caso con una mezcla de alarma y análisis político y con constantes debates. En las notas vincularon el caso con el contexto de la lucha de los grupos armados contra el gobierno de México. Se hicieron críticas sobre la falta de seguridad y sobre la protección a figuras clave del ámbito político. Los debates se centraron en las condiciones sociales y las brechas económicas en el país que llegaron a motivar a la violencia. Sin embargo, los medios más conservadores se enfocaron en condenar duramente a los insurgentes, exponiéndolos como una amenaza para el desarrollo social del país, por otro lado, algunos medios progresistas plantearon interrogantes sobre las razones subyacentes del descontento social. Los medios como El Universal en sus publicaciones mostraban de forma particular la manera de expresarse sobre Garza Sada y sobre los izquierdistas. Principalmente en los escritos de Artemio Rubio y Mendizábal que mencionaba a Garza Sada como un hombre provecho y de trabajo cuya muerte es indignante e injustificable, y a los izquierdistas como hostiles y una clara amenaza. “No todos los ricos son malos y no todos los pobres son buenos” Mencionó Artemio Rubio y Mendizábal provocando fuertes debates en aquel entonces.
Las publicaciones desde la perspectiva Internacional (The New York Times, The Washington Post y Le Monde) tomaron un enfoque analítico el cual se centró en la situación de América Latina y el contexto de la Guerra Fría. Reconocieron una creciente ola de violencia en México provocada por tensiones entre el gobierno mexicano y los grupos insurgentes inspirados en movimientos de izquierda. La discusión del caso abarcó la inestabilidad social y política de América Latina colocando a México como un país menos violento que otras naciones de la región pero que comenzaba a enfrentar la amenaza de la insurgencia armada. Además, los medios destacaron el impacto de Eugenio Garza Sada en la economía, presentándolo como una figura empresarial clave, sin embargo no tuvieron la misma carga emotiva que los medios locales o nacionales. Los medios extranjeros se centraron en el impacto político y económico a gran escala.
POSTURA DEL PRESIDENTE LUIS ECHEVERRÍA ÁLVAREZ
La postura que tomó el presidente de la época, Luis Echeverría Álvarez, ante la muerte de Eugenio Garza Sada fue neutral ya que no buscaba una mala imagen con la sociedad ni con los grandes empresarios, por lo cual se le llegó a acusar de estar ligado al asesinato del magnate, es decir, por la falta de entrega en el caso.
El expresidente declaró, en una entrevista en FORO con Gilberto Marcos, que él se enteró del asesinato de Garza Sada al asistir a un desayuno con periodistas, los cuales le relataron los hechos de lo ocurrido, en la mañana del 17 de septiembre de 1973.
Aclaró que después de enterarse llamó al secretario de la industria de comercio para darle el pésame a la familia y a todo el estado de Nuevo León. Al llegar a los pinos tomó un avión hacia Monterrey para acudir a los servicios.
Además, aseguró que no había ningún tipo de incomodidad con el resto de empresarios debido a que, durante su gobierno, ellos habían alcanzado la grandeza y se habían fortalecido.
El 18 de septiembre de 1973, se publicó un comunicado dirigido hacia el presidente por parte del empresariado de Nuevo León, los cuales se lo hicieron llegar a través de Ricardo Margain Zozaya; abogado y empresario de la época. Dentro del comunicado, meramente emocional, le hacían llegar sus inconformidades sobre la inseguridad del país y la cobardía que habían tenido los guerrilleros. Además, exigieron justicia para los afectados, ya que, no sólo habían asesinado a Garza Sada, si no que a dos personas más que lo acompañaban; Bernardo Chapa y Modesto Hernández.
ENFADO DEL SECTOR EMPRESARIAL POR LIBROS DE LA SEP.
En el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, se presentó una renovación a los libros de texto de la SEP publicados en 2019, los cuales incluían la muerte del filántropo regiomontano lo que llevó al descontento del sector empresarial, ya que abordaban el suceso de una manera errónea. Los libros minimizaron los hechos utilizando palabras como “retener” en lugar de “secuestrar”, los empresarios exigieron que las autoridades educativas no buscarán “reescribir” la historia. A su vez afirmaron que promueven la violencia contra empresarios y las empresas.
“Un libro sin recetas” es donde se menciona el hecho, de la siguiente manera: “El secuestro como arma político-militar no fue una estrategia en donde la lc23s lograra alguna victoria. El primero de sus descalabros ocurrió el lunes 17 de septiembre de 1973 al intentar retener en Monterrey a Eugenio Garza Sada, ícono y leyenda del empresariado mexicano, en cuya acción perdieron la vida el empresario, su chofer y dos elementos del comando guerrillero”.
Muchos empresarios se unieron a esta lucha, incluyendo a José Abugaber, presidente de CONCAMIN, asimismo Gustavo de Hoyos, ex titular de Coparmex. Lo cual llevó a que el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) indicara que no se cumplieron los procedimientos establecidos en la Constitución y en la Ley de Educación para la elaboración de este contenido.
PALABRAS QUE LE COSTARON EL PUESTO A PEDRO SALMERÓN.
Pedro Salmerón, exdirector del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones Mexicanas (INEHRM), durante su estancia en el puesto, público en las redes sociales oficiales de la institución sobre el asesinato del regiomontano. En la publicación se refirió a los atacantes como “comando de jóvenes valientes”.
El mensaje trajo consigo mucha controversia ya que se interpretó a que los veía como una especie de “héroes” que se antepusieron al sistema político, que al no ser escuchados, buscaron un cambio utilizando la violencia. Varias figuras se unieron a la controversia en contra de Salmerón, tal es el caso de Felipe Calderón que publicó en redes sociales: “Quien llamó valiente a homicidas es funcionario y ni pide disculpas” y Lilly Téllez quien alzó su voz y expresó: “No fueron valientes, fueron cobardes. El secuestro es un vil acto de cobardía. No hay justificación para la violencia criminal de los jóvenes de la Liga Comunista 23 de septiembre contra Eugenio Garza Sada. Pido, ahora sí en calidad de Senadora, que Pedro Salmerón renuncie.” Por último, se unió el Consejo Coordinador Empresarial exigiendo que Pedro Salmerón ofrezca disculpas públicas lo cual trajo como consecuencia que el funcionario abandonara su puesto.
DENOMINACIÓN Y REACCIÓN DEL CONGRESO DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN
El Congreso del Estado de Nuevo León reaccionó con consternación ante el suceso, no sólo por la contribución del empresario al desarrollo económico e industrial de Monterrey, sino también por su dedicación a la educación y el bienestar social. Su pérdida fue un duro golpe para la comunidad empresarial y educativa.
En homenaje a su legado, el Poder Legislativo declaró en 1998 a Eugenio Garza Sada como Benemérito de la ‘‘Educación’’. El reconocimiento fue otorgado en honor a su excepcional contribución al desarrollo educativo del estado y a su constante apoyo a proyectos filantrópicos. Posteriormente, en octubre de 2019, su nombre fue inscrito con letras áureas en el Muro de Honor del Congreso, una distinción reservada para aquellas figuras que han dejado una huella profunda en la historia y el progreso del estado. La inscripción de su nombre en letras áureas simboliza, además, su firme compromiso con la mejora de la calidad de vida de la comunidad.
ACCIONES Y REFORMAS POSTERIORES
El asesinato del empresario regiomontano no sólo generó homenajes y declaraciones de luto, también impulsó una serie de reflexiones y acciones políticas para enfrentar la inseguridad. El Parlamento de Nuevo León, aunque no impulsó directamente las reformas de seguridad, hizo llamados enfáticos al gobierno estatal y federal para mejorar las políticas de seguridad en la región. Se destacó, también, la necesidad de mejora en la coordinación de las fuerzas de seguridad locales y federales para combatir la violencia y criminalidad en el estado.
REACCIONES
La denominación de ‘‘Benemérito de la educación’’ fue recibida con amplio respaldo tanto del Congreso como de la sociedad. Diversos sectores, especialmente los empresarios y académicos, elogiaron la decisión, subrayando la importancia de reconocer la labor del líder empresarial en la modernización de Monterrey. Este acto también generó una reflexión profunda sobre el contexto de violencia e inseguridad en el que se dio su asesinato.
EL IMPACTO DURADERO
A más de 5 décadas de su fallecimiento y de su reconocimiento oficial, el legado de Eugenio Garza Sada sigue vivo. Su visión empresarial y su compromiso con el desarrollo educativo de México continúan inspirando a generaciones de empresarios y líderes sociales. Su caso es un recordatorio de la importancia de la seguridad y la justicia para preservar el desarrollo y el bienestar de la sociedad y sin dudas es un suceso que marcó a México y al mundo.
Reportaje elaborado por alumnos de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UANL: Gabriela Yamillet Almaguer Montes, Bibian Michel Aricéaga Hernández, Sundury Melina Oliva Martínez, Samuel Eliseo Palacios Zamudio y José Alberto González Vargas, quienes fueron coordinados por el profesor Filiberto Garza.