La meditación se ha convertido en una práctica de salud mental muy popular alrededor de todo el mundo. La popularidad de esta tendencia está relacionada directamente con el ritmo acelerado en el que vivimos, los altos niveles de estrés, la sobrecarga informativa y el uso abusivo de la tecnología.
México ocupa el primer lugar de estrés laboral: según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 75% de los trabajadores mexicanos experimentan esta condición. Además, el 58% de los mexicanos asegura haber tenido problemas de salud a causa del estrés, de acuerdo con datos de la encuesta Estrés, sus causantes y consecuencias en la salud, realizada por la Universidad del Valle de México (UVM).
Por otro lado, según datos del Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA) de España, el 53% de los usuarios de teléfonos inteligentes sufre ansiedad cuando se quedan sin batería o pierden su dispositivo. Esta ansiedad puede generar otros síntomas como dolor de cabeza o estómago, ataques de pánico, taquicardia y pensamientos obsesivos.
En este contexto, la meditación se ha convertido en una alternativa para combatir los crecientes niveles de ansiedad y estrés en la población.
La revista Investigación y ciencia señala que meditar con regularidad influye en la actividad neuronal. Asimismo, la práctica meditativa puede ayudar a modificar la percepción y atención de las emociones. La publicación española indica que la práctica de ejercicios de meditación concretos fortalecen áreas del cerebro que transmiten empatía y compasión, además de mejorar la concentración y la atención.
De acuerdo con Mar del Cerro, Maestra en meditación, relajación y Mindfulness por la Universidad de Barcelona, además de ser creadora de Medita Podcast, la meditación “es una práctica de amor propio en la que te declaras prioridad de ti mismo todos los días”.
“Te das cuenta y afirmas que sí tienes tiempo para ti, para estar contigo, para aprender de ti, para conocer tus emociones, para escucharte y que esta prisa con la que vivimos puede estar ahí, pero también puede haber paz y calma en ti y puedes vivir desde el centro todo lo que está sucediendo. Es decir, meditar es encontrar un punto medio entre la relajación y la concentración, en el que todo fluye”, indica Mar del Cerro.
Beneficios de la meditación
Por sí misma, la meditación no sólo disminuye el estrés y la manera en cómo tratamos las situaciones día a día, sino que permite el desarrollo de un estado de concentración y atención sobre lo que sucede en el momento. La revista Investigación y Ciencia que alude a diversos estudios sobre la mente y el cerebro señala que la meditación ayuda a mejorar la memoria y el estado anímico, relaja la tensión muscular, además de que reduce el insomnio, el dolor, la depresión y propicia un mejor manejo de las emociones.
En los mismos estudios presentados por la revista Investigación y Ciencia se señala que en la actualidad, diversos neurocientíficos de Europa y de Estados Unidos se han encargado de estudiar los efectos neurobiológicos de esta técnica milenaria, englobando ejercicios y modos de vida cultivados y perfeccionados durante siglos en el este de Asia.
Otras investigaciones, como las del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), la Universidad de Harvard y el Hospital General de Massachusetts han demostrado que meditar con regularidad puede ayudar a aliviar el dolor crónico, reducir el estrés y entender cómo funcionan estos mecanismos neuronales.
“La meditación no sólo cumple el objetivo de estar presente, consciente, menos estresado, objetivos que son netamente realizables. La meditación impacta en todo lo que haces, incluso te lleva a incrementar tu creatividad y productividad. Además, es para todos: no hay limitantes en la edad, género, nivel socioeconómico, cualquier persona tiene el potencial de meditar. Así que si quieres comenzar, sé paciente, curioso y compasivo contigo, verás como poco a poco comienzas a experimentar todos los beneficios físicos, mentales y emocionales que esta práctica tiene para ti.”, concluye Mar del Cerro.