El trasplante de hígado al que fue sometido Aurora Barajas González representa para ella una segunda oportunidad, pues desde hace 10 años y gracias a un donante, recuperó su vida.
Aunque falta mucho por hacer en la cultura de la donación de órganos a nivel nacional, el índice más alto lo ocupa Nuevo León y debido a ello Barajas González se une a la lista de beneficiados.
“De 10 órganos que se solicitan se donan seis, andamos en un 55 por ciento de donación comparada con el resto del país, ya que en México se donan cinco órganos por cada 100 mil habitantes”, reveló Linda Muñoz, jefa de la Unidad de Hígados del Hospital Universitario.
Conseguir un hígado no es tan complejo en relación a otros órganos, dijo Muñoz, porque la demanda de éste no es tan elevada. La solicitud más frecuente es la de riñón, luego de córnea, así como de tejidos y finalmente de hígado.
“Los candidatos a un hígado no son muchos. Aproximadamente ocho pacientes están en lista de espera y el número de solicitantes no es alto, no porque no haya quien requiera este miembro del cuerpo, sino porque es un procedimiento caro y hay que cubrir ciertos requisitos médicos”, explicó.
Por ello la asociación Donar y la Unidad de Hígados del Hospital Universitario, valoran y realizan los trámites correspondientes con el fin de ayudar a quienes esperan recibir el órgano.
REQUISITOS PARA TRASPLANTE DE HÍGADO
“Hay un comité que se reúne todas las semanas. Se hacen estudios a los pacientes para conocer su estado de salud, se verifica que el hígado sea el único miembro afectado y de ser así, se presenta al comité para la evaluación y aprobación; si es validado pasa a la lista de espera”, detalló.
El trasplante de hígado se efectúa de acuerdo al grupo sanguíneo y como un requerimiento más, el paciente se añade al grupo que le corresponde para calificar a recibir el órgano de la persona adecuada.
El tiempo de espera va de tres a seis meses y dependerá del número de solicitantes y donantes en turno para agilizar o no la operación que les devolverá una nueva o mejor forma de vivir.
COSTOSO
El tener un donante u órgano no lo es todo. Los recursos económicos son otro elemento clave para someterse a una evaluación y realización del trasplante hepático.
“De nada sirve trasplantar a alguien que luego no va a poder solventar costos de cirugía, hospitalización, tratamientos y demás. Tenemos que analizar cómo se cubrirán los costos”, dijo Muñoz.
En Estado Unidos la intervención quirúrgica oscila entre los 15 ó 20 mil pesos y en Monterrey el servicio cuesta cerca de 80 mil pesos en un hospital privado. El precio varía según el centro de salud al que se acuda.
“El problema es para quien no cuenta con recursos o con seguro médico porque además de pagar el trasplante, luego viene el tratamiento que anda entre 20 ó 30 mil pesos mensuales”, agregó la experta.
Los pacientes a los que otros hospitales les subrogan el servicio médico o que ya tienen su seguro, no se les dificulta tanto costear los estudios, valoraciones, consultas y hospitalización.
Sin embargo y pese a las dificultades financieras, la medicina es una alternativa para sanar afecciones al ser humano e invertir no tiene precio para quienes desean salvar su vida o la de los suyos.
GARANTÍA DE VIDA
La jefa de Unidad de Hígados del Hospital Universitario y quien iniciara el programa de Trasplante Hepático hace 21 años, mencionó que hoy la ciencia ha avanzado tanto que los resultados de los procesos quirúrgicos garantizan calidad de vida al enfermo.
“Cuando se empezaba esto por ahí del 88 había más tasa de mortalidad, pero ya pasó esa etapa experimental y trabajamos por darle al paciente mejores condiciones de salud; es algo real”, expresó Muñoz.
Recalcó que las afecciones en el hígado son silenciosas, por lo tanto, recomienda a la población en general revisarse continuamente para que la detección oportuna de alguna complicación se trate antes de llegar a un trasplante.
En 12 años, 107 pacientes han sido trasplantados de hígado y el porcentaje de sobrevida asciende a 60 por ciento. El rechazo del órgano es mínimo y hoy, Aurora y Dimas, entre otros, son testigo de ello.
“EL DONANTE ESTÁ VIVO EN MÍ”
Desde el pasado 16 de julio de 2002, la vida de Aurora Barajas González, de 68 años, cambió.
Luego de 10 horas de cirugía, le trasplantaron el hígado, órgano que ya tenía completamente dañado y que recuperó gracias a la donación de un “angelito”, expresó Barajas González.
“Gracias a Dios salí bien, por parte de mi organismo no hubo rechazo al nuevo hígado y aquí estoy feliz, desde hace 10 años de la operación porque he estado controlada con mis medicamentos”, explicó.
Barajas González volvió a la vida y sobre todo, tiene una rutina normal. Trabaja, disfruta a su familia y lo mejor, vio nacer a sus cinco bisnietos. Pensó que no llegaría a ese momento y a tantos años más.
“El trasplante se volvió una luz de esperanza. Cambió el funcionamiento de mi organismo, mi apariencia física y luego de dos semanas de hospitalización me dieron de alta; el donante está vivo en mí”.
Reconoció que en su momento tuvo miedo de que las cosas no salieran bien, sin embargo su fe y el apoyo de su familia le dieron la fuerza para salir adelante y aceptar las cosas como fueran.
“Conozco personas que se han quedado en el camino esperando un trasplante y otras hemos sido afortunadas por la donación de esos angelitos que nos han ayudado”, mencionó.
“LUCHAMOS MUCHO”
Barajas González creyó que todo estaba perdido cuando le dijeron que tenía cirrosis. Un malestar ajeno al hígado, llevó a los médicos a detectar el mal funcionamiento del órgano.
Y aunque las alternativas parecían nulas para salvarla, la luz brilló para ella. La doctora Muñoz se enteró de su caso y la atendieron para ver si era posible hacerle el trasplante.
“Hice todo el protocolo y fui candidata, el tiempo pasó y a los tres meses y medio me hablaron para decirme que había un donante. Todo fue rápido, nos fuimos al hospital y me operaron”, dijo.
Barajas González tuvo suerte, en poco tiempo llegó el órgano y se logró con éxito la operación, pero no todo fue tan sencillo, hubo problemas económicos que al final se sortearon.
“Fue difícil tener el dinero en poco tiempo pero se pudo. Tuve muchas personas, muchos ángeles que me ayudaron y estuvieron conmigo orando, dándome un apretón de manos y de todo”, manifestó.
A FAVOR DE LA DONACIÓN
Barajas González apoya y promueve la cultura de la donación de órganos porque además de ser una de las beneficiadas, considera que es un acto de amor recíproco entre quien recibe y da.
“Es un amor correspondido, una forma de trascender o de ayudar a otras personas y agradezco a los familiares de mi donador porque aunque atravesaban un momento de dolor al perder a un ser querido, respetaron que siguiera con vida en otro ser”.
Por ello, esta mujer que vive con un hígado de alguien más desde hace 10 años, invita a la sociedad en general a sumarse a la cultura de la donación para prolongar la existencia a otros seres que aún pueden seguir en pie.
“Es lo menos que yo puedo hacer, cuando falte quiero que tomen mis órganos. Por ahora le doy gracias a mi donante, que está dentro de mí y a su familia por regalarme unos años más de existencia”, finalizó.