De la ola de violencia e inseguridad nadie está exento. Los recintos religiosos y feligreses de diversas creencias han sido víctimas de actos vandálicos en distintos puntos de la localidad.
Robos, asaltos a mano armada, incluso peleas entre maleantes roban la tranquilidad a quienes se congregan en las iglesias o templos.
Desde hace seis años o más, los actos que atentan contra la seguridad de las parroquias y quienes ahí se encuentren se han incrementado. Cada vez es más frecuente que los delincuentes alteren la paz de estos recintos para sustraer objetos de valor.
Desde la zona centro de Monterrey, área metropolitana y otros sectores se han visto afectados. Al día de hoy las iglesias han extremado medidas de seguridad para evitar poner en riesgo a los devotos, pero también para cuidar las capillas.
Aunado a acontecimientos directos en las iglesias, los actos delictivos alrededor de estas han fracturado de cierta manera las actividades que se realizan en los templos. Según los sacerdotes, se han modificado horarios de reuniones, misas o celebraciones.
Ante ese panorama desalentador para el clero, la Arquidiócesis de Monterrey ha girado instrucciones para que la comunidad parroquial tome precauciones con el fin de salvaguardar a los fieles y edificios religiosos, debido a que cada día aumenta el número de atracos a los templos.
Estar muy de cerca de enfrentamientos a mano armada y atracos en la colonia Mirasol II Sector, al poniente de Monterrey en los últimos dos años, ha llevado a la implementación de medidas de seguridad en la parroquia Santa Teresa de Ávila.
De acuerdo a personal administrativo del recinto, una balacera que se suscitó a unas cuadras de la iglesia en el 2011, fue el motivo principal por el que el padre Scott Miguel McDermontt Eichhorst -al frente de la parroquia- tomara esas medidas preventivas.
“Estábamos en plena misa. De pronto se escucharon detonaciones muy fuertes y que se mete mucha gente a la iglesia. Todos los que se encontraron cerca, entraron a resguardarse”, expresó Luz María, trabajadora del lugar.
Agregó que por fortuna sólo quedó en un susto y no pasó a mayores. Ninguno de los que ahí se encontraron resultó herido o lastimado.
“Desde entonces el padre Scott tapó ventanas con blocks, y después puso la barda para evitar en medida de lo posible, que en hechos posteriores (las balas) traspasen balas o pase algo peor”, dijo la empleada.
En cuanto se arriba a la parroquia, se observa la barda alta, pintada de amarillo, que reviste el edificio religioso, junto con las lámparas colocadas en cada esquina del muro.
Pero eso no es todo. En cuanto se accesa a la puerta principal de la iglesia, se observan las entradas contiguas obstruidas con cadena y candado, mientras que las ventanas frontales están cubiertas por block. Sólo una puerta está habilitada para entrar a la parroquia.
Al interior, una luz verde que proviene de los 2 semáforos, situados -uno a la izquierda y otro a la derecha de la parroquia- indica que todo está tranquilo.
Se puede entrar y salir de ella, sin riesgo alguno, explicó Luz María, personal a cargo en turno.
SEMÁFORO ALERTA
A FELIGRESES
“Todos estamos al pendiente del semáforo y de las indicaciones del sacerdote que esté oficiando la misa”, dijo.
Cuando está en amarillo, añadió, se anuncia que hay que tomar precauciones para permanecer en la iglesia o al salir. Quizás algo esté pasando cerca”, manifestó Luz María.
Detalló que cuando está encendido el foco rojo, significa que nadie puede salir del recinto porque hay peligro en el exterior.
“Pueden ser balaceras, robos o presencia policiaca”, declaró la empleada.
Pero desde aquella vez -hace dos años- no se ha vuelto a presentar un hecho violento en el que los asistentes a la iglesia o sacerdotes pongan en riesgo su vida.
Sin embargo, Luz María aún recuerda su propia la experiencia.
“Yo estaba adelante, casi al frente del atrio, el ruido de los balazos fue espantoso que hasta pensé que eran adentro de la parroquia. Todos corrían asustados. No sabíamos que pasaba”, relató.
Incluso, añadió, algunos actuaron y se tiraron al piso en lo que pasaba todo.
“Lo bueno fue que adentro sólo nos invadió el miedo. Todo fue en la calle principal”.
REFUERZAN VIGILANCIA CON EQUIPO HUMANO Y TÉCNICO
Aunado a la barda que amuralla la iglesia Santa Teresa de Ávila, la presencia de 10 hombres que fungen como vigilantes, es otra de las estrategias a las que se recurrió.
“Regularmente tenemos a personas capacitadas para resguardar la seguridad de los asistentes, se turnan durante el día. Desde las 09:00 ó 10:00 horas, hasta las 20:00 horas supervisan la parroquia”.
Luz María señaló que en fin de semana, llega a haber hasta 10 personas en vigilia. Hacen rondines en diversos puntos de la iglesia con el fin de rodearla toda, debido a que el inmueble abarca una cuadra.
“Entre sábado y domingo se congregan alrededor de 7 mil feligreses por eso es cuando más seguridad hay. El domingo se celebran hasta 16 misas, desde las siete de la mañana hasta las diez de la noche”, dijo.
En cuanto a los horarios, la entrevistada reiteró que no se han realizado cambios para hacer las misas más temprano, en relación a otras parroquias que se encuentran en sectores más vulnerables.
“La gente se siente segura, no deja de venir. Yo paso toda la mañana aquí y me siento tranquila aunque sé que por mucha seguridad que haya, todos estamos expuestos y nadie está exento del peligro. El muro impone y creo que pone a pensar un poco a los delincuentes a la hora de querer hacer sus cosas”, concluyó.
EN ALERTA…
La iglesia Nuestra Señora de la Asunción en la colonia Moderna es uno de los tantos recintos en los que han entrado a robar, y al exterior, o cerca, han cometido asesinatos o asaltos a mano armada. La situación es compleja, manifestó el párroco, quien desde hace 17 años ha dirigido la iglesia en ese sector de Monterrey.
“A principio de 2012, en febrero, se robaron artículos y fue un atraco grande, pero gracias a Dios sólo eso, pero desde hace un año la violencia e inseguridad en los templos se desató. Ya no respetan nada”, dijo Raúl Rodríguez Villarreal, sacerdote de la parroquia.
El presbítero explicó que con anterioridad los robos se veían en las calles, pero desde hace 12 meses, empezó una racha donde los atracos se cometen al interior de los edificios religiosos, mientras hay misa, o cuando ya no hay gente.
“Están repuntando los robos en los templos y se observa merodeando a los delincuentes cerca de las parroquias. Son experiencias difíciles porque es impactante ver hombres encapuchados, con armas y agresivos cuando uno no está acostumbrado a eso”, comentó.
Rodríguez Villarreal enumeró una serie de acontecimientos que además de los robos, han definido la ola de violencia que acecha ahora también al clero.
VIOLENCIA EN SERIE
“El año pasado hubo cerca de 40 asesinatos en la colonia. Aquí a unas cuantas cuadras a la redonda y otras más arriba. Fue una temporada difícil para todos porque predominaba el temor”, dijo el sacerdote.
Añadió que hace dos años se presentó una persecución entre vándalos que terminó en la parroquia. Una camioneta se ensartó con el portón del recinto, donde estaba a punto de oficiar una misa.
“Nos asustamos por el golpetazo porque se escuchó muy fuerte. No sabíamos qué pasaba hasta mucho después. Por fortuna sólo quedó hasta ahí, pero se generó un mal ambiente, pues son cosas en las que muchas personas estamos en riesgo a cualquier hora y sitio”, señaló Rodríguez Villarreal.
Esas como otras experiencias “resultan desagradables”, reconoció el padre. Sin embargo, agregó que hoy en día se tiene que aprender a vivir con ello porque hay una vida que sigue aunque lamentablemente el panorama ocasione miedo.
EN RIESGO LOS ADEPTOS
El pánico inundó quizás muchos de los sentimientos de los fieles, pero tienen que seguir la vida sin dejar de tomar en cuenta estrategias para evitar ser víctimas de la inseguridad camino a la parroquia o al estar adentro.
“Al principio hubo una desbandada. Los feligreses no querían venir a misa o a las actividades, pero de pronto empezaron a venir y con restricción de horarios. Decían: ´sí voy, pero de tal a tal hora, no más´”, expresó el presbítero.
Lo anterior se reflejó a través de un sondeo que el padre realizó entre los católicos para conocer su inquietud al respecto.
La mayoría de las personas coincidieron en que las misas o reuniones parroquiales fueran antes de las 20:00 horas.
“Nadie quería que fueran la reuniones a las 21:00 o 22:00 horas, e incluso ni a medianoche como en Misa de Navidad, Año Nuevo o Pascua. Y si todos estaban en desacuerdo, opté por acceder a su petición para favorecerlos. Era necesario para estar protegidos”, señaló.
Los horarios se modificaron y la diversidad de acciones entre grupos juveniles, catequistas y demás, se llevan a cabo desde la mañana, hasta las 19:00 horas con el fin de salvaguardar la integridad de los seguidores a Cristo.
IMPLEMENTAN MEDIDAS
DE SEGURIDAD
Aunado a los nuevos horarios, en cuestión técnica se recurrió a reforzar y cerrar accesos a la iglesia, y en unos meses, se contará con equipo de vigilancia para tener un control más estricto de quienes entran y salen del centro religioso.
“Hay puertas reforzadas, se cerraron accesos en paredes y techos y ésta como otras parroquias que se sitúan en zonas conflictivas se están blindando. Tenemos que hacerlo así y como quiera no estamos exentos de nada”, manifestó Rodríguez Villarreal.
De hecho, elementos de la Policía Municipal, aseguró el sacerdote, realizan rondines por el área porque frecuentemente se registran actos delictivos y con la presencia de las patrullas se podría aminorar un poco la violencia.
Esas estrategias no son suficientes, que en un mes, a más tardar, se instalarán cámaras de vigilancia para tener una mayor supervisión de lo que sucede dentro y fuera de la iglesia.
“Queremos brindarle algo de seguridad a los católicos porque hace falta mucha paz y tranquilidad. Nosotros podemos lograrlo poco a poco y será posible con el apoyo de equipo técnico y humano”.
Como dato, Rodríguez Villarreal mencionó que hay un templo al poniente de Monterrey, donde la inseguridad se vive día con día, al grado que se tomó la precaución de solicitar credencial de elector a los asistentes.
TIEMPOS DIFÍCILES…
PERO CON FE SE SOBRELLEVAN
La realidad ha superado la ficción. Lo que se lee en las noticias, indicó el cura, “es verdad”. Las expresiones de “tírate al suelo”, “cierra bien las puertas” y demás, deben aplicarse a la vida diaria en todos los ámbitos, sugirió.
“Las cosas están canijas y creo que ahorita va al alza la inseguridad. Esperemos que con el nuevo gobierno las cosas se tranquilicen porque es muy extenuante estar en la incertidumbre”, dijo el prelado.
Como clérigo, Rodríguez Villarreal considera que esa ola de violencia se ha generado en una transición muy acelerada y en la que la seguridad es nula, pero aseveró que vendrá la calma.
“La paz es lo básico y si no hay eso, no hay nada por eso desde nuestra trincheras y desde lo particular, cada uno debe de empezar a unir los lazos, recuperar valores para salir de esto”, anunció.
NO BAJAR LA GUARDIA
Pensar que ya no pasará nada grave sería un error, pero más lo sería si uno baja la guardia, comentó el presbítero, por lo que exhorta a la sociedad regia a estar alerta.
“Es muy fácil acostumbrarnos o no estar vigilantes, pero tenemos que estar en una actitud de alerta porque la tendencia de atracos pareciera que no tiene fin y más cuando vivimos en una ciudad violenta”, dijo.
Como capellán, reveló, escucha historias devastadoras en voz de los familiares de las víctimas. Son testimonios increíbles, pero certeros y no se puede hacer nada.
“Es triste no poder solucionar la situación a las personas cuando vienen y me dicen que no encuentran a sus hijos o que los encontraron en partes, pero a uno le toca brindarles apoyo”, externó Rodríguez Villarreal.
En cada celebración, señaló el párroco, es muy frecuente que la gente pida intenciones por personas desaparecidas, que están amenazadas o por quienes se han resignado a haber perdido a su ser querido.
PRECAUCIÓN…
EN SAN JUDAS TADEO
Aunque un señalamiento de precaución por cruce de peatones… con armas largas, asusta a transeúntes y feligreses, en la iglesia, según el sacerdote que dirige la iglesia de San Judas Tadeo, no se han presentado hechos violentos.
Sin embargo, se han tomado medidas de prevención para otorgar seguridad a quienes acuden a misa o cualquier otra celebración eclesiástica, ya que se encuentra ubicada en una zona de conflictos entre maleantes, en base al registro de incidentes publicados a través de los medios de información.
“Dentro del templo no ha pasado nada y en los alrededores a lo mejor sí, pero no que sea un motivo de peligro para los devotos. Lo del señalamiento es ajeno a la parroquia y ha de ser una travesura de alguien”, expresó Gerardo Charles, párroco de la iglesia de San Judas Tadeo.
El cura recordó que hace algunos años apenas se llegó a detectar a un asaltante que intentaba sacar las arcas de dinero, pero nunca pasó a mayores, debido a las medidas preventivas que se aplicaron para evitar robos.
“Gracias a Dios todo se ha mantenido bajo control, no hemos tenido que cancelar o cambiar horarios en las actividades como en otros lados y la gente se ha vuelto más precavida”, manifestó Charles.
Agregó que en general se han implementado ciertos cuidados para proteger a las personas y cosas de valor, pero insistió que al interior de la iglesia no ha pasado nada.
“Hace poco hubo una denuncia de robo por parte de una señora, pero fue falso. Se revisaron los videos porque tenemos cámaras de seguridad, pero nunca se vio a nadie forcejeando ni nada”, aseguró.
El sacerdote negó que haya amenazas a su persona y a la iglesia como tal y dijo que espera el clima de tranquilidad se preserve en el centro del que está al frente, así como entre los cristianos que visitan el templo.
ARQUIDIÓCESIS DE MONTERREY LUCHA CONTRA LA DELINCUENCIA
Debido a las experiencias compartidas por párrocos de diversas iglesias respecto a robos en éstas, la Arquidiócesis de Monterrey ordenó aplicar estrategias de seguridad en las mismas.
“Nos han pedido a los sacerdotes que tomemos precauciones y refuercen la seguridad a la hora de cerrar puertas, así como colocar cámaras y alarmas”, expresó Juan José Martínez Segovia, conocido como el padre Juanjo.
Se les solicitó de manera generalizada que los templos cierren temprano y cuando en las tardes no esté el sacristán, no haya acceso para nadie, añadió el cura.
“Hay iglesias en las que no se puede aplicar esta regla porque son muy visitadas por los feligreses durante el día, pero en las de mayor riesgo sí se opera de esta forma”, recalcó el padre Juanjo.
“SE PERDIÓ EL RESPETO
A LUGARES SAGRADOS”
Con tal de tener dinero fácil o querer introducir miedo a la gente, los vándalos ya no tienen consideración por las iglesias, ni efigies religiosas. La inseguridad acecha a todos.
“Ya no es como antes que se tenía respeto a los lugares sagrados y ya se profana. Los delincuentes piensan que las imágenes son de oro, pero no, son de lata. Nada pueden obtener de ellas”, explicó el padre.
Sin embargo, el simple acto de adentrarse a los templos y robar, da tristeza. El sacerdote puso en manifiesto que se hace un esfuerzo por hacer de cosas de valor y espiritualidad para que los delincuentes tomen lo ajeno.
“Por fortuna, los hechos en los que iglesias regias y personas que ahí se encuentran, sólo han sido víctimas de robo y se han llevado sustos: nada peor”, dijo.
SIN ESTADÍSTICAS EXACTAS
DE ATRACOS A PARROQUIAS
El padre Juanjo, encargado de Enlace a Medios de la Arquidiócesis de Monterrey, dio a conocer que hasta hoy no se tiene una estadística precisa de cuántas, de las 220 iglesias de Monterrey, son acechadas por la inseguridad.
“De las 220 parroquias, entre templos y capillas, podemos decir que al menos el 15 por ciento de éstas se ha visto afectada, y las zonas del centro y poniente de la ciudad están en zonas más violentadas; sería una cifra aproximada”, reveló.
La información proporcionada, señaló, se obtuvo de las anécdotas o sucesos experimentados en carne propia por parte de los sacerdotes que integran la arquidiócesis.
Por lo tanto, las denuncias de los presbíteros, así como la colaboración de los devotos son de suma importancia para permanecer alertas a lo que sucede en cuanto a seguridad se refiere.
“Los fieles toman conciencia y hasta se han convertido en vigilantes de las parroquias. Si ven algo sospechoso lo reportan y de esa manera se encauzan las acciones correspondientes”, mencionó.
Aunque los niveles de violencia se han agudizado hasta la esfera política y religiosa, el padre Juanjo aseveró que no se ha emitido amenaza o extorsión a ningún cura del gremio en Nuevo León, como se ha dado en otros Estados.
En vista de los límites que ha rebasado la violencia, la Arquidiócesis de Monterrey y sus iglesias hacen una campaña permanente por la paz del mundo, del país y de la entidad neoleonesa.