Cinco siglos después de que el cristianismo llegó al continente, la Iglesia católica comenzó un nuevo proceso de evangelización en el mundo, pero ahora en sentido contrario: de América Latina hacia Europa y el resto de los continentes.
Y es que de acuerdo al ahora Papa Emérito, Benedicto XVI, una parte del futuro de la Iglesia se encuentra en esta región del planeta, que concentra la mitad de los casi mil 200 millones de católicos en el mundo y cuyo Evangelio se ha convertido en “elemento de identidad de los pueblos latinoamericanos”.
“El papel que está jugando la Iglesia de México y Latinoamérica a nivel mundial es muy distintivo: hay muchos sacerdotes que están yendo a estudiar a Europa, que están yendo a trabajar a comunidades europeas porque curiosamente ahora estamos yendo a evangelizar nosotros a los europeos”, mencionó el Padre Juan José Martínez, representante del departamento de evangelización de los Medios de Comunicación Social del Arzobispado de Monterrey.
Por tal razón, no es de sorprenderse que en Latinoamérica se ubiquen algunos de los cardenales más sonados para ocupar la Sede Vacante y convertirse en el nuevo Obispo de Roma.
“En el caso de que llegara a ser un latinoamericano (el próximo Papa), sería algo muy hermoso porque la Iglesia de esta región está empujando mucho y necesita ir a reevangelizar a la Iglesia de Europa”, agregó al sacerdote mejor conocido como el Padre Juanjo.
Brasil, Argentina o México podrían ser el país de origen del futuro jerarca de la Iglesia católica, de entre los 116 cardenales reunidos en el cónclave papal que iniciará el 12 de marzo.
“PAPABLES” LATINOAMERICANOS
Dentro del catolicismo Brasil se caracteriza por ser el país con el mayor número de fieles del mundo con cerca de 140 millones de seguidores. Además, destaca por ser la primera nación que visitó Benedicto XVI fuera de Europa.
En 2007 el Santo Padre pisó tierras brasileñas para celebrar la V Conferencia General del Episcopado latinoamericano y del Caribe, en donde se reunió con sacerdotes, religiosos, seminaristas y diáconos.
Cinco años después, en 2013, cinco cardenales brasileños se encuentra en El Vaticano para elegir al nuevo pontífice, dos de ellos con altas posibilidades de convertirse en el nuevo inquilino de la Basílica de San Pedro.
Odilo Pedro Scherer, arzobispo de la mayor diócesis del país, la de Sao Paulo, se perfila como uno de los favoritos para suceder a Benedicto XVI. Con 63 años de edad, el religioso es definido como una persona pragmática, abierta al diálogo, especialmente con los jóvenes y de un estrecho contacto con los fieles católicos.
Joao Braz de Aviz es otro brasileño cuyo nombre podría hacer eco en la Santa Sede durante el cónclave. Es la primera vez que participará en un cónclave, pues apenas el 18 de febrero de 2012 Benedicto XVI lo proclamó cardenal. En 2011 asumió la Congregación para los Institutos de la Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.
Al igual que Brasil, Argentina cuenta con dos cardenales que podrían considerarse fuertes candidatos al pontificado: Jorge Mario Bergoglio y Leonardo Sandri.
El primero fue considerado “papable” desde la muerte de Juan Pablo II, e incluso se ha especulado que en el cónclave de 2005 obtuvo el segundo mayor número de votos cardenalicios, sólo detrás de Joseph Ratzinger. Actualmente es el arzobispo de Buenos Aires y se ha caracterizado por ser un fuerte opositor del proyecto de Ley de Matrimonios entre personas del mismo sexo en aquel país.
Por su parte, Leonardo Sandri es un argentino radicado en Roma, quien entre el 2002 y 2007 alcanzó el tercer puesto más importante de El Vaticano: jefe de gabinete.
En 2005 se hizo famosos por ser el encargado de anunciar el deceso del Papa Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro. Actualmente es Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales.
Mientras tanto en México, el segundo país con el mayor número de católicos en el mundo, con casi 93 millones, los fieles esperan con ansias el anuncio del nuevo pontífice y entre su esperanza está la posibilidad de que sea de origen mexicano.
Este país ya contabiliza seis visitas papales, cinco de Juan Pablo II y una de Benedicto XVI, ya que fue uno de los tres que visitó el Papa Emérito en sus viajes pastorales.
“Nosotros los mexicanos obviamente apoyaríamos a un mexicano o a un latinoamericano, pero Dios tiene sus tiempos”, indicó Juan José Martínez, mejor conocido como el Padre Juanjo.
Acorde al prelado, el arzobispo de Guadalajara y ex líder de la arquidiócesis de Monterrey, Francisco Robles Ortega es el mexicano con más posibilidades de convertirse en Papa, pues aunque su nombre no se ha escuchado tan fuerte como el de otros latinoamericanos, existen motivos para pensar que tiene posibilidades.
Por ejemplo, el originario de Jalisco fue el primer mexicano en presidir el Sínodo de los Obispos a nombre de Benedicto XVI.
“Al señor Robles Ortega el Papa le ha dado la oportunidad de presidir el sínodo de los obispos a nombre de él”, comentó el Padre Juanjo, quien agregó: “eso nunca se había hecho con un mexicano, es al primer mexicano que se le da esa distinción y además es partícipe de varias comisiones pontificias ahí en Roma”.
Y es que de acuerdo al prelado Martínez, la Iglesia católica ya no se inclina tanto por los “papables” europeos y contempla ya a los cardenales de otros continentes, pues aunque se le llama Obispo de Roma, actualmente está muy acentuada la universalidad de la Iglesia.
Las posibilidades de que el próximo Papa no sea originario de Europa la dieron los propios Jerarcas en sus periodos, ya que desde Pablo XI, pasando por Juan XXIII, Juan Pablo II y hasta Benedicto XVI se ha ampliado el colegio cardenalista, hasta llegar a 116 con derecho a voto.
Sin embargo, sea cual sea el origen del nuevo Papa, para el Padre Juanjo el siguiente sumo Pontífice debe de ser un hombre joven, abierto a la gracias de Dios y que le dé continuidad al trabajo que se ha hecho hasta el momento.
“En lo particular me gustaría que fuera un hombre de Iglesia consciente de las necesidades de nuestro tiempo”, comentó, “(que esté) abierto a escuchar y que antes de tomar una decisión medite muy bien, que tenga el escuchar, el meditar para luego poder actuar, un hombre de fe que pueda comunicarnos a Jesucristo”.
En sus palabras, no se puede hablar de quién será el mejor jerarca de la Iglesia católica, aunque a los fieles católicos siempre les gustará comparar. Por ejemplo: Juan Pablo II fue un hombre carismático, que compartió el Evangelio e hizo que a muchos les naciera la vocación sacerdotal, incluyéndolo a él, mientras que Benedicto XVI fue un Papa de mucha riqueza intelectual y de profunda oración, sin embargo, la gente lo quería seguir viendo como su antecesor.
Y aunque el “Habemus Papam” se pronunciará tras la decisión de los cardenales, la Iglesia de Monterrey está aportando su granito de arena, a través de la oración y desde el 28 de febrero, fecha en la que inició la Sede Vacante, en algunas comunidades se han organizado para realizar “horas santas” para orar por todos los purpurados.
“Aquí en la parroquia vamos a a hacer un ejercicio muy especial: en todas las misas le vamos a repartir a los asistentes un papelito con el nombre de un cardenal para que vayan y recen por él, así para que todos recemos por todos los cardenales”, señaló el Padre Juanjo.
CUALQUIER BAUTIZADO
PUEDE SER PAPA
Las apuestas de quién se convertirá en el nuevo Santo Padre están acumuladas en menos de una decena de cardenales; sin embargo, lo que algunos desconocen es que de acuerdo al derecho canónico, cualquier hombre bautizado puede ser Papa, ya sea sacerdote, obispo o hasta un laico muy capacitado.
En el caso de que se presentara esa situación, a la persona se le confiere en ese momento y lugar el episcopado para que pueda ser el Obispo de Roma.
Y aunque el Padre Juanjo considera que esa posibilidad es casi nula, existen registros en la historia de la Iglesia de que sí han ocurrido, como el pontificado de San Agustín.
“En épocas antiguas sí ocurría, la aclamación popular que se hacía de los obispos. A San Agustín el pueblo dijo ‘queremos que él sea el obispo’ y lo ordenaron obispo por petición popular. Ahora, obviamente se queda más entre los cardenales porque son los que más se conocen, pero si llega a ser alguien de afuera, bienvenido”, comentó.
Regiomontanos papables
En un ejercicio hipotético sobre los obispos regiomontanos que podrían haber sido considerados “papables”, el Padre Juanjo señaló que destacan cuatro: Guillermo Trischler y Córdova, Adolfo Espino y Silva, José de Jesús Tirado y Adolfo Suárez Rivera.
El primero, acorde al párroco, fue un obispo que dejó una huella muy especial en los regiomontanos, al grado de que ya se encuentra en proceso de beatificación, ya que fue un hombre que se caracterizó por su santidad, celo pastoral y cercanía con la gente. Actualmente sus restos se encuentran en la Catedral de Monterrey.
“Mi candidato entre todos los obispos que han estado aquí en Monterrey y que hubieran podido ser candidatos al pontificado se me hace que el señor Guillermo Trischler, hubiera podido ser un excelente pastor, se me hace que tenía el estilo de Juan Pablo II”, puntualizó el párroco.
Después de Guillermo Trischler llegó Alfredo Espino y Silva, cuya conducta era más reservada, pero su legado abarca una gran cantidad de parroquias que construyó durante su estadía al frente de la arquidiócesis de Monterrey.
A Espino y Silva le prosiguió Monseñor José de Jesús Tirado, quien poseía un gran carisma y seguramente hubiera sido un fuerte “papable” si en su momento hubiera sido cardenal y se hubiera vivido un cónclave. Según el Padre Juanjo, Jesús Tirado fue un arzobispo muy cercano y agradable con la gente.
Y finalmente Adolfo Suárez Rivera, quien le dio una apertura y organización muy especial a la Arquidiócesis de Monterrey y además la modernizó. Fue presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana en dos periodos, participó también en la Conferencia Episcopal Latinoamericana.
“Era un hombre querido por los obispos de México, por la gente, tenía un carisma muy especial, cercano a las comunidades”, señaló el Padre Juanjo, quien agregó: hizo que la Iglesia de Monterrey se dividiera por zonas pastorales por decanatos, la organizó muy bien, de hecho, gracias a él tuvimos el primer sínodo arquidiocesano.
El cónclave papal iniciará el 12 de marzo, pero se desconoce cuanto tiempo transcurriá hasta que se eliga al nuevo Sumo Pontìfice. Lo único seguro que se tiene es que a partir de esta elección los latinoamericanos comprobarán si su fuerza en esta región de América es la misma que en Roma.