Además de la pandemia del Covid-19, en los últimos dos años ha persistido en México una problemática de salud que al día de hoy parece no tener el fin: el desabasto de medicamentos de los niños con cáncer.
En Nuevo León, las madres de los menores se han cansado de pasar carencias y gastar hasta el “último peso” por medicar a los pequeños e inclusive protestaron en Palacio Nacional para que el presidente Andrés Manuel López escuchara sus plegarias.
Severa Hernández vivió el peor de su vida el pasado 18 de diciembre cuando su hijo, David Eduardo Antonio Hernández falleció tras una tercera reinfección de Coronavirus, al tiempo que sus defensas se encontraban bajas derivadas por el cáncer.
Con el fin de honrar su memoria, la recién huérfila conversó con Hora Cero para extender el legado de David Eduardo y que su historia inspire a jamás perder la fe a quienes viven una situación similar.
¿QUIÉN ERA DAVID EDUARDO?
“David Eduardo era alguien que con su ánimo y carisma levantaba a su familia, en lugar de que nosotros le echáramos porras, él lo hacía por nosotros. Un joven bastante tranquilo, juguetón y amoroso.
“Era ese niño que pensaba en el bien colectivo antes que el personal. Su optimismo era de admirar y cuando se internaba, se decía a si mismo que saldría adelante por su familia y seres queridos, su fe movía montañas”, relató.
Entre lágrimas, narró que pese a las adversidades que enfrentó como su situación socioeconómica o la ausencia de un padre, el pequeño jamás “perdió la sonrisa” e inclusive la acompañaba a todas partes.
“Cuando yo le decía que iba a algún lugar, de inmediato se ofrecía a acompañarme. Me decía repetidamente que no quería que ningún niño se quedara sin sus medicinas.
“Su partida fue muy difícil, siempre estuvo al pie del cañón. Insistía que quería fallecer en su casa, hasta el último día nos quiso dar una esperanza más, pero ya no pudo. Sabía que quería estar rodeado de su familia, pero Dios tenía otros planes para él”, contó.
POSITIVO A COVID TRES VECES
Durante el transcurso de agosto del 2020, David Eduardo fue uno de tantos contagios de Coronavirus en la entidad, al tiempo que seguía en tratamientos contra el cáncer en la Clínica 25 del IMSS.
“Afortunadamente fue asintomático, no presentó nada de dolores de cabeza, fiebre o tos. Tuvo que ser internado porque presentaba bajas defensas y gracias a Dios no pasó a mayores.
“Esos 11 días que estuvo aislado se me hicieron eternos y estar lejos de él fue una angustia ya que nos comunicábamos por cartitas y cada vez que recibía llamadas de los doctores rezaba que no fuesen malas noticias”, añadió.
El 7 de octubre su hijo comenzó a sentirse mal, por lo que inmediatamente regresaron al nosocomio y tras un chequeo médico descartaron que tuviese alguna enfermedad, sin embargo, al día siguiente los malestares persistieron, volvieron a consultar y le confirmaron que tenía neumonía.
“Me sorprendió porque cuando fuimos nos dijeron que todo estaba bien. Al momento no ingresó al área Covid, permaneció estable y el 16 de octubre lo pasaron al área de intermedios.
“El 19 de octubre los médicos le diagnosticaron horas de vida, me decían que no iba a pasar la noche, que no se iba a recuperar y que me prepara para lo peor. Evolucionó favorablemente, no falté a las visitas y aunque su recuperación fue lenta, salió adelante contra todo pronóstico”, resaltó.
Detalló que el 31 de octubre le quitaron la sedación a David Eduardo y cinco días después despertó, sin embargo, tras un contagio en el área de intermedios las autoridades del hospital reasignaron a todos los niños a área Covid.
“Salieron otros dos niños infectados, entre ellos David, teniendo así su reinfección en la Clínica 25. La neumonía cedió, volvió a ser asintomático del Coronavirus, estuvo una semana en el área Covid, pasé por él y se recuperó en casa.
“A los 15 días regresó al hospital y nuevamente ingresó al área Covid ya que por el antecedente no podían dejarlo en otra zona. Mientras estuvo internado le hicieron otra prueba y salió positivo por tercera vez”, reveló.
Tras ese nuevo diagnóstico, Severa mencionó que hasta la fecha sigue sin recibir la hoja de confirmación de la tercera reinfección, y como si se tratase de un “ciclo sin fin”, en diciembre regresó al área Covid.
“Lo llevaron al quirófano para ponerte catéteres centrales porque ya no tenía venas, por donde pasarle medicamento. Ahí dentro, le dio un paro cardíaco y nuevamente contra todo pronóstico, lo superó.
“Se recuperó, permaneció 10 días en el hospital y el 15 de diciembre lo vuelven a dar de alta del área de Covid. Al salir, David ya se veía agotado y muy cansado, pero jamás rendido, porque nunca bajo los brazos”, destacó.
Al ver que su hijo salió otra vez adelante a pesar de las adversidades, Severa reiteró de manera sollozante que estaba “más que orgullosa de tener un hijo tan valiente que luchaba día con día”.
La alegría en el hogar fue efímera ya que, en la noche del 16 de diciembre, a David Eduardo le dio temperatura y con el fin de evitar el área de Covid de la Clínica 25, llamaron a un médico particular.
“Ya no quería que me separarán de David, era una tortura estar sin él, por cuarta ocasión me lo iban a quitar. Lo checaron, sus signos estaban bien y a las 12 y media del viernes se le bajó bastante el oxígeno.
“Llamamos a una ambulancia, llegamos a las tres de la mañana porque de mi casa al hospital hacemos dos horas y en lo que se preparaban los médicos no pudimos pasarle medicamentos porque era sospechoso a Covid”, detalló.
Durante la espera, Severa relató que la presión de su hijo disminuyó significativamente, presentando una saturación de 70 y oxígeno en 10, e ingresó al área Covid a las cinco de la mañana.
“Al despedirme de él, le dije que nuevamente iba a salir adelante. Los dos sabíamos que la situación era difícil, pero David Eduardo siempre se caracterizó por mantener la fe hasta el último minuto de su vida. Nos dijimos cuanto nos amamos y nos dimos un abrazo en vida sin saber que sería el último”, narró.
UN GUERRERO SE FUE AL CIELO
Alrededor de las 08:00 horas del 18 de diciembre, Severa vivió el peor día de su vida: tras un sinfín de batallas superadas, David Eduardo falleció y ya se encontraba con Dios.
“No había tenido una noticia más fea que esta, ni cuando nos dijeron que tenía cáncer. David luchó hasta el último momento y fue un niño que nunca dejó de pensar en los demás, por más agotado o fastidiado que estuviera después de sus quimios.
“Perder ese tipo de ángeles es una gran tragedia. A su corta edad hizo mucho más de lo que yo esperaba, antes de que se enfermara era un niño trabajador, como todos saben, soy madre soltera y él vendía gelatinas mientras yo me iba a trabajar”, afirmó entre llantos.
Hasta la fecha, Severa admitió que no hay día en que no se acuerde, vea una foto, video o recuerdo de él y revelo que una vez dijo que si lograba curarse del cáncer jamás dejaría solos a los otros niños y que seguiría luchando y levantando la voz por ellos.
“Tenía tanta iniciativa e ideas para todos estos pequeños. Incluso tenía pensando en contactar a los ídolos de estos niños, así como él tuvo la dicha cuando el delantero de Rayados, Rogelio Funes Mori, le mandó saludos y bendiciones”, agregó.
Asimismo, mencionó que sigue en contacto con las demás madres, entre las cuales muchas también han perdido hijos, y reiteró que ante la priorización de las autoridades sanitarias por combatir el Coronavirus se ha dejado en segundo plano el tema del desabasto.
“Quisiera que ninguna madre pasara lo que pasé. Entiendo que los gobernantes están enfocados al 100 por ciento en esta pandemia y deseo de todo corazón que se ponga las pilas para salvar a estos niños que tienen toda una vida por delante”, exclamó.
Para concluir, Severa expresó entre lágrimas su eterna gratitud al auditorio de Hora Cero por su interés en el tema del desabasto de medicamentos de los niños con cáncer.
“En el nombre de David Eduardo agradezco este enorme detalle. Su partida duele, pero sé que Dios lo necesitaba más allá que en la Tierra por ser el más valiente a pesar de todas las adversidades.
“Mi camino con él terminó, pero me dejó grandes lecciones de vida. Muchas veces fui feliz a su lado y escuchamos tanto pronósticos buenos y malos. Por eso le pusimos David, porque es un luchador de fe, fe que nunca perdió”, finalizó.