Tres alumnos y una alumna del Programa Académico de Animación y Efectos Digitales de la UDEM desarrollaron un juego de video que ayuda a manera de terapia a las niñas y los niños con Trastorno del Espectro Autista
Para apoyar de una manera divertida el aprendizaje de las niñas y los niños con autismo, tres alumnos y una alumna del programa académico de Animación y Efectos Digitales de la Universidad de Monterrey, desarrollaron un videojuego que los guíe a manera de terapia.
Celina López-Lankenau, Emanuel Zúñiga, Pablo Morales y Joshua Boone asesorados por el profesor Alejandro Garza Villanueva, dieron vida al Proyecto de Evaluación Final “Videojuegos como terapia para niñas y niños con Trastorno del Espectro Autista”, que representó la culminación de sus estudios profesionales.
Alrededor de seis meses duró el desarrollo del trabajó que logró superar las expectativas de los asesores y fue calificado como sobresaliente. Emanuel Zúñiga comentó que su mamá es maestra de educación especial, por lo cual poder colaborar con el proyecto le representaba una gran oportunidad en beneficio de la comunidad. Los ahora egresados recordaron que durante sus primeras investigaciones exploratorias se entrevistaron con desarrolladores de videojuegos similares en Europa.
“En las primeras etapas nos dedicamos a investigar qué es lo que había en el mercado y cómo estaba funcionando, después tuvimos una plática con una persona de España que también había desarrollado un videojuego y vimos otros videojuegos más que estaban relacionados al tema, pero se enfocaban solamente en darle visibilidad al grupo. A pesar de que había algunos juegos o mini juegos que sí eran para personas dentro del espectro, creíamos que les faltaba un poquito.
“Algo que quisimos mantener en las diferentes etapas del videojuego era que los juegos que nosotros hicimos estaban basados en terapias ya existentes, para que de cierta manera se avalara el funcionamiento del juego y que estuviera enfocado en puntos que son importantes reforzar a los niños”, explicó el alumno Joshua Boone.
Ellos como desarrolladores y apoyados en la visión de especialistas que trabajan el tema educativo en niñas y niños con Trastorno del Espectro Autista, recomiendan el juego para menores a partir de 5 y hasta los 11 o 12 años, que ya sean capaces de identificar conceptos como colores y formas. El juego está desarrollado para que las instrucciones puedan ser captadas por el usuario de manera auditiva y visual.
Aunque el juego considera las características de un infante autista para su uso, puede ser jugado por niñas y niños sin autismo que estén aprendiendo y se estén desarrollando, ya que los ejercicios que plantea están considerados como de destreza mental.
“Lo que nosotros desarrollamos para ejercitar la parte del reconocimiento de formas, palabras, colores e identificación. También está la parte de conectar cosas que están relacionadas como un objeto y una palabra, o un objeto y un color, así como seguir instrucciones o reglas específicas que se les den”, explicó Emanuel Zúñiga.
Uno de los puntos más importantes que consideraron es enfocarse en el refuerzo positivo y destacar un esquema de recompensas para que cuando acierten se emitan sonidos agradables y celebración de los personajes. Aunque por el momento el videojuego no se encuentra disponible al público, está desarrollado de tal manera que pueda ser utilizado tanto en una computadora como en cualquier dispositivo móvil inteligente con acceso a internet. Por su parte el profesor invitó a los hoy exaUDEM a no bajar la guardia en la implementación de su trabajo.
“Le veo mucho potencial, está muy bien hecho y muy bien pensado, los alumnos estuvieron tomando mucho la retroalimentación, siguieron el consejo de los expertos. Sí hay muchas oportunidades de expandir y de ir creciendo en más niveles y juegos dentro del desarrollo.
“Lo que me he dado cuenta es que regularmente no se toman en cuenta ciertos sectores para desarrollar este tipo de proyectos, o bien como dicen los egresados en ocasiones los proyectos lo que hacen es darles visibilidad a ciertos sectores, pero no integrarlos y este desarrollo está pensado en que sean las y los niños con autismo quienes lo puedan usar”, expresó Alejandro Garza.
En tanto, Pablo Morales destacó que a lo largo de la carrera la universidad va proporcionando las herramientas necesarias para poder desarrollar estas ideas, por lo alentó a quienes cursan la Licenciatura en Animación y Efectos Digitales, a investigar las diferentes áreas a donde la carrera los puede llevar.
Por su parte, Celina López-Lankenau destacó el apoyo brindado por la institución para cristalizar el proyecto. “Nuestros sinodales y asesores nos llevaron de la mano para hacer un proyecto alcanzable, pero siempre nos impulsaron a dar el plus. No solo se trató de tener un proyecto para la calificación, sino que al final se buscaba algo que ayudara a las niñas y los niños.
“Nuestro proyecto pudo ser solo un videojuego, pero es un videojuego que va a ayudar a una comunidad en específico porque no hay muchos videojuegos para ellos. La verdad la carrera está abierta a cualquier tema y no se cierren, la Animación tiene una infinidad de posibilidades”, puntualizó.