El norte de la República Mexicana, especialmente los estados colindantes con Estados Unidos, siempre se han reconocido como el producto de una serie de mezclas que le otorgan un sabor único.
Históricamente personas de los cuatro puntos cardinales llegan a estas áridas tierras, no por el clima o la belleza de sus ciudades, sino buscando acercarse lo más posible al mal llamado “sueño americano”.
Siendo México una tierra donde cientos de pequeños países conviven entre sí, con su ropa, sus comidas y, lo más importante para este caso, su música; se puede entender que el norte es una capirotada cultural demasiado interesante.
Prueba de ello son Nunca Jamás, una banda originaria de Ciudad Obregón, Sonora, quien podría decirse que sintetiza con su música lo que es vivir en los estados del norte de México, donde el Nu Metal se funde con el corrido y Nirvana suena a la par de Chalino Sánchez y los Cadetes de Linares.
Integrada por Omar Sáinz, Pedro Verdes y César Bernal, esta agrupación ha sabido conformar un sonido donde todo vale, siempre y cuando se escuche en la cabina de una pick up en las calles de Hermosillo, una carne asada en Santa Catarina o una tocada en una terraza en Reynosa.
Gracias a Ladrones de Fama, Nunca Jamás pisó el escenario del Aparato, allá por el rumbo de Padre Mier en el Barrio de la Purísima, como parte de su gira Agrogodínez, que también tuvo paradas en Saltillo y Reynosa con una buena aceptación por parte del público.
Por segunda ocasión en la historia de la banda, el público local vitoreó los temas que los han llevado a una fama que se abona con sus exitosas presentaciones en el circuito de festivales, presentaciones personales (le abrieron a los Fabulosos Cadillacs) y una serie de afortunadas colaboraciones con la más diversa gama de artistas, desde el legendario Sergio Arau hasta DLD y el rapero Charles Ans.
Uno a uno, éxitos como “La que se fue”, “Seis tragos”, “Demasiado Mexicano” y, por supuesto “Venimos del desierto”, fueron coreados por un grupo de seguidores y nuevos escuchas quienes disfrutaron de la mezcolanza de sonidos norteños, que demuestran que en estas áridas tierras se puede hacer rock con una guitarra eléctrica, una secuencia de computadora, un bajo sexto o una tuba.
La tocada también contó con la participación de Cada Martes y Don Bravo, quienes supieron preparar a la audiencia para la fiesta que se vino más adelante.
(Fotos: Paola Corona/LeCrown Photograpy)