América Latina y el Caribe dependen enormemente de su sector turístico para su estabilidad y crecimiento económico. Durante la pandemia por Covid-19 fue una de las industrias más afectadas a nivel regional y mundial. De acuerdo a datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en los países de la zona se perdieron entre 1 y 8 puntos porcentuales del producto interno bruto (PIB) y alrededor de 7% de empleos a lo largo de la emergencia sanitaria.
La pandemia tomó por sorpresa a todos. Se trató de una paralización generalizada del sector hotelero que no se había vivido en décadas. Nunca se había enfrentado un reto de ese tamaño; no obstante, este año el panorama ha sido diferente gracias a la disminución de contagios y la reactivación económica. Pero sin duda un factor que ha sido fundamental para el repunte del sector ha sido el papel resiliente y de responsabilidad de las empresas.
“Las empresas que siguen de pie y creciendo están aquí en gran medida gracias a sus acciones y su responsabilidad social. Por ejemplo en El Ganzo implementamos una campaña #Ganzoayuda y apoyamos a más de 600 familias de Baja California Sur que viven de la industria hotelera, además cuidamos a todos nuestros colaboradores para que todos pudieran conservar su fuente de ingresos”, afirma Miguel Casas, Managing Director del Hotel El Ganzo.
El rol de las empresas para salir a flote ha sido tan relevante, que incluso el secretario de Turismo, Miguel Torruco las reconoció como “pieza clave” para que el turismo no decayera. De acuerdo a datos de la misma dependencia, el panorama actual es más alentador, pues tan sólo durante el primer trimestre del año se registró un incremento del empleo en el sector turístico de 3.3%, respecto al mismo periodo del año anterior.
En esta transición hacia la nueva normalidad, la industria hotelera es y seguirá siendo un impulso para el sector, pues representa el 28.7% del PIB turístico y genera el 9% del empleo en la industria, es decir, que por cada habitación de hotel se generan 1.5 empleos directos y tres indirectos, según la Secretaría de Turismo (Sectur).
Estimaciones de la dependencia plantean que el sector hotelero siga creciendo en 2022 y proyecta que para este año, el consumo turístico será de más de 146,000 millones de dólares, lo que implica un crecimiento de 12% en relación con el año anterior. También prevé un ingreso de divisas por visitantes internacionales cercano a los 24,000 millones de dólares: una captación 22.5% mayor a la de 2021.
Resiliencia
“Durante estos años aciagos, el sector hotelero aprendió a ser resiliente. Y a encontrar espacios de acción que antes de la pandemia quizá eran soslayados. Un punto fundamental fue la preocupación de la industria por sus colaboradores, reconociendo su papel primordial para la supervivencia de una empresa”, comenta el Managing Director del Hotel El Ganzo.
A falta de flujo de efectivo y de clientes, el sector hotelero tuvo que reconfigurar sus operaciones para sostener a las familias que dependen de él. Lo que tuvo como resultado una mayor integración de equipos de trabajo, así como un esfuerzo constante por salir adelante como comunidad.
Cambio de mentalidad
La pandemia puso al descubierto la importancia de tomar conciencia sobre los problemas que enfrenta la humanidad de manera compartida. Al no poder ofrecer los servicios a los que estaban acostumbrados, el sector hotelero volteó a ver otras esferas de acción, tanto para sobrevivir como para comprender de manera más holística su contexto.
Recientemente, el Hotel El Ganzo se convirtió en el primer hotel en México (y el tercero en Latinoamérica) en obtener la certificación B Corp por sus esfuerzos enfocados en generar un impacto positivo en su comunidad, colaboradores y el medio ambiente.
“La crisis de los últimos años sirvió para cambiarle el ‘chip’ a las empresas. No sólo en términos de sostener los sueldos de sus colaboradores, sino para preocuparse por el medio ambiente y por aportar lo más posible a su comunidad. Al final del día, el sector hotelero ha entendido que es parte de un todo y, por lo mismo, requiere de un involucramiento constante en soluciones de largo plazo a sus entornos más inmediatos, más allá de obtener dinero y rentabilidad”, apunta Casas.