Ante números tan alarmantes tanto de casos positivos como de decesos derivados por la pandemia de Coronavirus en la entidad, el titular de salud estatal, Manuel de la O Cavazos, adelantó que el primero de agosto arrancaría la “Estrategia Nuevo León”, que consiste en agilizar la detección de casos bajo tres acciones: línea Covid (llamadas telefónicas), Video Covid (consultas a través de la plataforma Zoom) y acompañamiento Covid; donde recorrerían las colonias con más pacientes positivos y casos sospechosos.
Detalló que 300 especialistas fueron capacitados para trabajar “24/7”, además que el nuevo modelo utilizaría la georreferencia para crear un mapa de contagios y así brindar atención inmediata y oportuna.
Con el fin de documentar la labor del personal médico en un momento tan crítico para el estado, Hora Cero fue invitado por la Secretaría de Salud al recorrido realizado en la colonia Valle de Lincoln del municipio de García.
RUMBO A LA ZONA COVID
En punto de las 8:00 horas llegué a las oficinas de la Secretaría de Salud donde me preguntaron si iba a tener acercamiento con los pacientes.
Tras responder que sí, me hicieron entrega de una careta y me advirtieron que en todo momento la portara ya que, a pesar que en junio me contagié de Covid-19 nada garantizaba que tuviese inmunidad al virus y el riesgo de volver a contraerlo estaba latente.
El trayecto a la “zona Covid” de García fue de aproximadamente 30 minutos, cortesía de un tráfico significativamente reducido a través de las avenidas Constitución, Gonzalitos, Paseo de los Leones, Cumbres del Sol y Lincoln.
El punto de reunión fue el kiosko junto a un parque sobre la avenida Real de Minas, donde aproximadamente unos 30 miembros del personal de salud se encontraban preparándose para una nueva jornada.
Seis jóvenes médicos del Hospital Universitario atraparon mi atención, me sorprendió ver que la edad no era impedimento para que aportarán en la lucha contra una pandemia que día con día crece.
Uno de ellos se acercó a mí y notó que no tenía idea de cómo ajustar la careta por lo que se ofreció a ayudarme.
Mientras tanto el personal de la Secretaría se instaló sobre la acera, colocaron un laboratorio móvil, listo para realizar radiografías en caso de que un paciente estuviera grave y requiriera traslado a un nosocomio.
Ya con la cobertura en mi rostro me declaré listo para iniciar el recorrido, sin embargo, fue hasta la llegada del doctor De la O que empezó la novena brigada sanitaria en el área metropolitana.
DE CASA EN CASA
Una vez pasadas las 9:00 horas comenzó la caminata sobre la calle Radio con el siguiente protocolo: tocaban la puerta, preguntaban si algún familiar estaba enfermo o presentaba síntomas, dependiendo la respuesta aplicaban ya sea la prueba serológica o PCR y al finalizar la inspección se les entregaba un cubre bocas y un gel antibacterial.
Apenas en el segundo domicilio revisado se realizó la prueba de sangre en un señor de una familia de cuatro integrantes (tres adultos y una menor) y mientras conversaban en lo que preparaban el testeo, revelaron que poseen una tiendita de misceláneas, la cual se ha visto severamente afectada por la crisis sanitaria.
Continuando el camino y con menos de una hora de labor se detectó un caso sospechoso de un joven de aproximadamente 20 años, aislado desde hace siete días luego de presentar síntomas como fiebre, dolor de cabeza y diarrea.
Apenas se dio aviso del caso, De la O Cavazos fue equipado con guantes, bata desechable y una mascarilla N95 para atenderlo personalmente, primero revisando su nivel de oxígeno y la presión arterial.
Terminados los diagnósticos ingresó el encargado de aplicar la PCR, quien estaba totalmente protegido con un traje hermético que lo cubría de pies a cabeza, sacó los componentes de una hielera y procedió a introducirle el hisopo nasofaríngeo.
Como a muchos de los miles que pasaron ese procedimiento, su reacción fue de “ah, me dolió” y aún después de terminar, el muchacho seguía resintiendo la incómoda pero veloz prueba.
Prosiguiendo el trayecto sobre la misma calle, la reacción de los colonos que abrieron las puertas fue totalmente positiva, nadie se negó a atender al personal de salud o expresar resentimiento alguno, todo lo contrario; se veían contentos por las visitas.
Antes de incorporarnos a la avenida Camino a San José destacaron dos viviendas con situaciones muy peculiares: una adulta mayor de 76 años con dificultad para caminar y una tumoración en la garganta, la primera y única de la “población de riesgo” que vi en el día.
Unas cinco casas más adelante, una señora les contó a los doctores que su madre perdió la vida ante el Covid-19 en la Clínica 25 del IMSS.
INEDITO, PRUEBAS PCR EN UN PARQUE
La visita prosiguió sobre la avenida Camino a San José, donde diversos negocios, entre tienditas, carniceras y pollerías; tenían dispensadores de gel y carteles en los que pedían utilizar cubre bocas a los clientes y anunciaban que estaban “cerrado los fines de semana”.
Apenas entramos a la colonia Residencial Camino a San José cuando una señora se acercó y nos dijo: “a ustedes los estaba buscando, quiero que me hagan una prueba del Covid”, a lo que el personal médico atendió su encomienda, ya que confirmó tener síntomas leves.
Era tanta su urgencia por ser diagnosticada que no pudo esperar y solicitó que le hicieran la PCR ahí mismo, justo en las bancas de un parque. Mientras respondía las preguntas protocolarias, reveló que un vecino suyo presentó dolor de cabeza, fiebre y temperatura, el cual no tardó en arribar para ser atendido.
En un lapso de cinco minutos dos colonos, en un soleado viernes de agosto les realizaron la prueba, quienes no solo compartieron el lugar bastante inusual.
Una vez que fueron atendidos los doctores les ordenaron que se aislaran por 14 días, que usaran cubre bocas en todo momento y reforzaran el lavado de manos. Continuamos el recorrido y otra señora acudió a pedir ayuda, pero no para ella.
Sacó su teléfono, hizo una llamada y era su hijo, quien hace unos días presentó síntomas y preguntó si podían ir a realizarle la prueba. Antes de colgar, el joven le dijo al funcionario estatal que su domicilio se encontraba en la colonia Valle Verde, zona perteneciente a Monterrey, a lo que apuntaron sus datos para enviar una brigada.
UNA CALLE DE HISTORIAS
Nuestro recorrido continuó sobre la calle Nafta y una miscelánea llamada “Abarrotes Perla” destacó no solo por el carisma y buena actitud de la encargada, sino por el particular cartelón en verde fosforescente:
“Favor de entrar solo personas con cubre bocas, evítanos la pena de estarte regresando y no poderte atender. Si ves que hay tres personas espera un poquito par que entres tú. OJO, ayúdanos, no mandes a tus hijos porque serán regresados. Gracias por tu comprensión y te deseo un bendecido día”.
El contundente y preciso mensaje cautivó al funcionario estatal, quien también aprovechó para halagar a doña Perla por su cubre bocas de los Tigres de la UANL, equipo del cual es fan.
Metros más adelante se acercó una madre soltera que detalló quien vive con su padre que padece hipertensión y se había infectado el 22 de julio, por lo que solicitó si le podían realizar la prueba de sangre para detectar sus niveles de anticuerpos.
Mientras era revisada por De la O, su padre reveló que estaban asustados que aún pudiera contagiarlos, lo que el médico descartó.
Unas casas más adelante una vecina que se identificó como Blanca Esther aprovechó la visita del secretario de salud para reclamar, no su labor frente a la pandemia, sino la actuación del alcalde Carlos Guevara.
“Quiero aprovechar para que le diga al señor alcalde que se ponga las pilas. Tiene la colonia muy descuidada, ya que persisten las aglomeraciones en los mercados ambulantes, los niños andan corriendo por doquier y ni que decir de las fiestas, las siguen haciendo y acaban hasta largas horas de la noche”, exclamó.
Tras atender a la “vecina crítica” nos topamos con un hombre que pidió que le realizarán la prueba PCR, ya que llevaba algunos días con síntomas, además de que en su casa vivía con su esposa y cuatro hijos.
El colono, de la manera más respetuosa posible, solicitó que no le tomarán ninguna foto ni que documentarán el momento en el que le insertarían el hisopo.
La última peculiaridad que vi en el trayecto antes de darle vuelta a la manzana sobre la calle Helio fue una casa con un loro verde y una madre con su hijo que reaccionó de una forma bastante curiosa al vernos llegar.
Apenas vio al doctor De la O y dijo: “no se vaya, quiero tomarme una foto con usted”, por lo que fue rápidamente por su celular antes de siquiera responder las preguntas protocolarias y acto seguido procedió junto a su pequeño a capturar el momento especial.
RECUENTO DE GARCÍA
Cabe destacar que durante todo el recorrido estuvimos custodiados por elementos de la policía municipal y Guardia Civil, esto con el fin de que no ocurrieran agresiones al personal médico.
Otro aspecto positivo fue el humor y alegría del personal médico. Más allá de la existencia de una pandemia que ha dejado al país en un “ridículo internacional” por su tercer lugar en muertes, la buena vibra, risas y optimismo prevalecieron en los representantes del primer frente de batalla.
Por otra parte, fue bastante grato escuchar que nadie negó la existencia de la enfermedad o se portó de manera agresiva con los doctores afirmando que “el Coronavirus es un invento del gobierno para tenernos en casa”.
Aproximadamente a las 11:00 horas finalizó la excursión en Valle de Lincoln y al concluir, la brigada sanitaria se acomodó para la foto oficial, aplicando la sana distancia sobre la avenida Real de Minas.