Transitar por la calle Hidalgo, cruce con Juárez, al centro de Monterrey, no es un sendero común. A tu paso por esa arteria personajes como el Capitán América, Iroman, Chespirito, Kiko, entre otros y llamativos accesorios o pelucas en tonos fluorescentes, captarán tu atención, que no evitarás entrar al mundo de fantasía en que te envuelve “Caperucita: ¡la de toda la vida!”.
La tienda que se fundó desde hace siete décadas bajo el slogan “vestir a niños”, modificó su mensaje publicitario, debido a que la demanda de productos se diversificó en creaciones originales, o ya existentes, de disfraces de distintas personalidades.
Y eso no ha sido todo… el negocio ha permanecido en la preferencia de millares de generaciones que han lucido atuendos- accesorios que ahí se ofertan, con las que fueron o quieren ser el alma de la fiesta, y por qué no, para dejarse ver como un artista profesional en cualquiera de las manifestaciones artísticas que existen y manifiesten.
“Al principio sólo se vendía ropa casual o de gala, para bautizos o comuniones, pero con el paso del tiempo, la gente preguntaba si tenían disfraces alusivos a ciertos personajes y como no los teníamos mi abuela los empezó a confeccionar y poco a poco crecimos en este ámbito”, expresó Gerardo Sauceda, propietario.
Desde entonces se trabajó la cuestión de los derechos para maquilar los disfraces y ofrecer un surtido variado de éstos e incluir pelucas, maquillajes, máscaras, calzado, mallas, entre otro artículos para que el vestuario quede completo de acuerdo al realce que le quiera dar quien los porte.
Tener todo al alcance del cliente y de calidad, se convirtió en el objetivo de Don Gerardo Sauceda y Lily Flores Sauceda, quienes iniciaron en ese mundo mágico como una forma de trabajo y que heredaron a Gerardo, así como a sus hermanos.
“Es una satisfacción muy grande saber que seguimos en el gusto de la gente, que tenemos lo que busca porque estamos muy atentos de la novedades en vestuarios y demás, porque ese es nuestro trabajo”, manifestó.
Aunado a ese servicio de entretenimiento y diversión que otorgan en “Caperucita: ¡la de toda la vida!” al vestir a chicos y grandes, Gerardo reiteró que el mercado que abarcan cubre la cuestión médica.
“Hay gente que viene a buscar nuestros productos para favorecer a su estado anímico; las pelucas que tenemos las buscan mucho personas con cáncer”, dijo.
Ante la versatilidad de ese negocio Gerardo recalcó: “nosotros estamos aquí para atender sus necesidades” y en ese sentido, este mes es uno de los que mayor venta registra en el año.
HALLOWEEN Y NAVIDAD, AL POR MAYOR
La celebración de la Noche de Brujas y días previos representa mayor venta en la tienda… mientras Gerardo comentaba esto, una chica le preguntó: “¿tiene serpientes o algo que se parezca a Medusa?”.
No dudo en responder que sí tenía la peluca; “por favor, muéstrenle a Medusa”, dijo a una de las empleadas que brinda atención directa a los clientes.
Retomó la entrevista y señaló: “estos son algunos de los tantos atuendos que la gente ya empieza a solicitar para ver si el 31 de octubre podrán lucirlo”.
Por ahora va iniciando el mes, la gente apenas sabe de qué se quiere disfrazar y mientras eso sucede, cientos de personas al día entran y salen del local ubicado en la calle Hidalgo para ver opciones.
“Ahorita está tranquila la venta, los días más movidos son antes de Halloween o incluso el mismo día; como buenos mexicanos dejamos todo para el final”, comentó.
Sin embargo hoy se experimenta un fenómeno extraño y diferente a tiempos atrás, en cuanto a personajes más solicitados. “Antes, los disfraces pasaban de moda; ahora no”, dijo Gerardo.
“Nos piden desde una Medusa, ondas hippies o de los 80, de Stars Wars, así como personajes de época, aunque es importante decir que no dejan de pedir los tradicionales”, aseveró.
Entre lo más pedido para esta temporada de miedo destaca Fredy Krueguer, Jason, Drácula o la típica bruja o diabla en el caso de las mujeres.
Para niños proliferan los súper héroes como Batman, Hombre Araña, Iron Man, y para las niñas, Blanca Nieves, Cenicienta, entre otras princesas o disfraces de algunas caricaturas.
“Hay otros raros y diferentes que se crearon por la gran influencia que tenemos de series o chistes locales de Estados Unidos e incluso hasta de políticos y mexicanos”, comentó.
Y en esa línea de actores políticos, no está Enrique Peña Nieto como se hubiera esperado. El comerciante expresó que está prohibido y explicó que eso depende de cada Presidente porque Vicente Fox, en su momento, sí permitió su rostro en el mercado como una máscara.
“Es una asunto que se maneja con mucho cuidado pero por ahora no hemos tenido problema con la máscara de Felipe Calderón y esa sí la tenemos en muestra y a la venta”, dijo.
Uno de los empleados se la probó y bromeó con ella frente a unos de los compradores. Hizo gracia de sus dotes como vendedor e imitó al ex Presidente de la República con un mini discurso.
En Navidad, añadió, no falta la típica de Santa Claus entre nuestra muestra de disfraces, los ángeles para las pastorelas y otras figuras de esa festividad.
Durante el resto de año la adquisición de vestuarios se da en base a eventos como el día de los Reyes Magos, festejo a los niños, las madres y a los abuelos o conmemoraciones históricas representativas de México.
“Hay maestras que hasta se coordinan con nosotros para la confección de trajes pero también hay madres de familia que nos buscan por su propia cuenta”, manifestó.
Nuestro cometido, dijo Gerardo, “es crear empatía con el cliente y ver qué puede necesitar para estar listos en cualquier temporada del año”.
CALIDAD Y GARANTÍA PARA TODOS LOS BOLSILLOS
Escuchar sobre un disfraz para muchos es sinónimo de gasto y seguramente elevado, pero en “Caperucita: ¡la de toda la vida!”, se manejan precios accesibles y de acuerdo a las necesidades de los clientes.
“Dependerá del producto, la calidad que prefieran y el volumen, pero tenemos accesorios de 35 a mil 500 pesos y disfraces, maquillajes y demás de 160, 460 o poco más de mil pesos”, detalló.
Además, recalcó, “todo lo que ves aquí nos lo probamos y conocemos tan bien que garantizamos la calidad del producto”, aseguró Gerardo.
Y así, cada que algún cliente pregunta al empleado sobre algún artículo, este último lo toma del anaquel, se lo pone, lo luce, modela y hasta imita al personaje que encarna.
“Trabajamos y tenemos nuestras propias estrategias para que el cliente quede satisfecho con la compra y encuentre todo en un mismo lugar; nuestros precios son accesibles”, comentó.
No es un trabajo en el que hay que estar como soldaditos, adentrarse a este fantasioso lugar abre la puerta a una jornada laboral entretenida; se divierten.
“Tratamos con amabilidad a la gente, la asesoramos y hasta bromeamos con ellas; vestimos el disfraz de su preferencia como la mejor manera de fomentar la venta”.
“ESTAMOS PARA SERVIRLES”
Pese a que están de pie por cerca de 6 horas y el cansancio les llega, siempre están con la mejor disposición para atender a las personas y mostrarles la amplia gama de productos que ofertan.
“No tenemos ni tiempo de sentarnos, si no hay clientes se limpia el lugar, se acomodan las cosas o se hacen pedidos a proveedores; siempre hay algo que hacer”, dijo.
Quedarse parado sólo viendo no es de comerciantes, comentó e hizo énfasis que su abuelo y padre le dieron un ejemplo de cómo trabajar el negocio.
“Ellos eran muy activos y buscaban cosas nuevas para hacer con tal de atraer gente, tener mejores cosas a la venta y demás que se volvió mi estilo de vida; me encanta estar aquí y atender personalmente”, afirmó.
Haber acompañado a su padre y abuelo desde que tenía ocho años al negocio familiar, le dejó una lección de vida y un oficio al que se dedica para servir a su clientela.
“Caperucita: ¡la de toda la vida!”, tiene lo que necesita para disfrazarse en las próxima Noche de Brujas.