
El arquitecto Héctor Benavides Fernández se pone en puntillas, se alza para tratar de ponerse al nivel de quienes lo flaquean, el rector de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) Santos Guzmán López y el presidente de la Asociación de Periodistas de Nuevo León, Francisco Zúñiga Esquivel, que deben mediar por ahí de 1.90.
La concurrencia, unas 70 personas principalmente periodistas, comunicadores, reporteros fotógrafos, camarógrafos y algunos de sus familiares, sonríe.
Es jueves 17 de agosto del 2023 en uno de los espacios de la Biblioteca Magna de la UANL, donde la Asociación de Periodistas de Nuevo León A.C. “José Alvarado Santos” galardona a periodistas en diversas categorías, entre éstas al emérito, cuyo reconocimiento y estatuilla (de El Quijote) ya están en manos del ganador indiscutible: el Arqui Benavides.
Apenas pasan las 12 horas de este veraniego día ya con 33 grados centígrados de temperatura, aún benévolo si se toma en cuenta que la máxima llegará a los 38 grados. Pero aquí, en estas confortables instalaciones de CU el clima es agradable y se vaticina un buen festejo, pues es un reencuentro de muchos periodistas con montones de anécdotas. Maduros y de las nuevas generaciones.
Además el Arqui se ve de buen ánimo, con su característico buen humor, pese a que en los últimos meses ha tenido serios problemas de salud.
Aquel mediodía fue el último evento público en el cual el periodista Héctor Benavides fue visto, y en el cual además tomó la palabra.
Los anfitriones de la entrega del Premio Estatal de Periodismo Francisco Cerda Muñoz edición 2022 de la Asociación de Periodistas de Nuevo León José Alvarado, fueron el rector de la UANL, Santos Guzmán López y el director de Comunicación Institucional y Relaciones Públicas, Jorge Humberto Cisneros González.
La Asociación entregó siete premios estatales en diversas categorías incluyendo el emérito del Arquitecto Benavides, así como 35 reconocimientos a empleados de medios y plataformas informativas por trayectoria.
El premio es metálico y de buen tamaño, pero ganador logra sostenerlo con su mano izquierda, mientras que en la derecha porta el diploma. Por un momento Benavides baja la estatuilla en dirección al piso, dando a entender que está pesada, arrancando sonrisas del público. Luego lo levanta y orgulloso lo muestra hacia sus costados, mientras fotógrafos, camarógrafos y colegas captan el momento.
Otra vez aplausos. Deja el estrado para ir a su asiento en primera fila, donde le acompañan sus colegas de Multimedios, Víctor Martínez y Agustín Serna Zamarrón y uno de sus amigos, José de la Luz Lozano. Pero apenas se sienta, y es llamado para que se encargue del mensaje por parte de los galardonados.
Él, ganador de dos Guinness por el cúmulo de horas al aire en la televisión y en su noticiario, ha obtenido en sus 63 años de labor infinidad de premios y reconocimientos, pero éste que acaba de recibir parece ser especial.
El micrófono es para él como el balón para un crack, y las cámaras lo siguen desde hace más de seis décadas; suele aprehender al público con suma facilidad e improvisa con una sincronía armoniosa y sensacional. Es periodista y contador de historias, del siglo pasado y lo que va de éste.
En efecto, camina y habla más pausado, pero a sus 81 años posee una lucidez y una memoria envidiables.
“Muy amables; muy orgulloso. Lástima que no esté aquí mi familia, tenía un compromiso. A nombre de ellos, de mis hijos, de mis hijas, de mis nietos, bisnietos, quizás muy pronto…, un agradecimiento.
“Yo quisiera aquí recordar a algunos de mis amigos, que ya fallecieron, sobre todo los que me tendieron la mano cuando yo empecé en una redacción, en una estación muy modesta, la XEAR Radio Alameda, entre Washington y Modesto Arreola detrás de la vieja Cruz Roja, ahí estaba la estación de don Alfonso Flores; el me dio la primera oportunidad”.
El arquitecto recuerda de aquella época, en 1960 a sus primeros “hermanos periodistas, editorialistas”, en el mundo en que lo introdujo Don Ramón Pedroza Langarica y su equipo. A Hugo Leonel del Río, quien falleció; Romero Ortiz Morales, Raymundo Izcoa Flores, al Maestro Antonio Elizondo, que dice luego se fue a la ciudad de México a escribir en la revista Siempre y Agustín Reyes Carranza.
Rememora Benavides que en sus inicios su jefe y mentor Pedroza Langarica lo mandaba cubrir con una grabadora alemana, las tres fuentes de Gobierno, es decir las oficinas y dependencias del Palacio de Gobierno, del Municipal y del Federal.
En su memoria tiene también a su colega Gustavo García, “El Compita”, quien en una ocasión entrevistó al general Almazán y a su tocayo Octavio Benavides.
El Arqui recuerda otra estampa que tiene presente. La vez que acompañó a algunos experimentados reporteros a la Casa del Pueblo de Villaldama. “Ojalá alguien me invite, alguien de Villaldama, porque tengo curiosidad de cómo está esa finca”.
En aquel inmueble se ofreció una comida al, en aquel tiempo Presidente Adolfo López Mateos y el entonces novato Héctor Benavides era la única persona que llevaba grabadora. El joven aprendiz le hizo una seña al gobernador de Nuevo León, Raúl Rangel Frías, haciéndole ver que llevaba herramienta para lo que se ofreciera.
Y en efecto, minutos después un elemento del Estado Mayor Presidencial se le acercó y le indicó que se preparara porque en cinco minutos volvería por él.
“Y me tocó grabarle precisamente, pero ha caray, no fue entrevista, le puse el micrófono al señor, era un brillante orador (López Mateos)… no tuve que preguntarle, nada, solo que le mandara un saludo al auditorio de la MR ‘-fíjense que original, le puede usted mandar un saludo al auditorio de la MR de Monterry y Nuevo León y de Radio Recuerdo?’ Como no joven…”.
El público ríe, mientras el Arqui habla con sus acostumbrados ademanes, moviendo las manos, los hombres y sonriendo.
El comunicador refiere que reuniones como esa le provocan recordar personajes y colegas periodistas de la época. Y entonces saca una lista para que no se le pase nadie como: Don Gustavo García, Raymundo García y Domingo García Carrera, quien le facilitó el reglamento para acudir a México el 4 de septiembre de 1959 para obtener su licencia como locutor anunciador categoría B.
Héctor Benavides Fernández cuenta que desde aquella época cuando hizo sus pininos ha combinado la locución con la realización de entrevistas y escritos, últimamente para el impreso Milenio, textos que dice, suele mostrarlos a colegas como Eduardo Mendieta y otros que dominan diversos géneros para que lo orienten o lo corrijan si es necesario.
“Me he tomado el atrevimiento de estar sacando un texto cada sábado que se llama Archivo de un Reportero, y ahí estoy recordando partes de estas historias”.
En medio de la plática, el Arqui hace una acotación, pues dice que se le estaba olvidando mencionar a su compadre Juan Antonio Ramírez Córdoba, quien también lo ha acompañado y asesorado mucho en cuestiones de locución. También nombra a otro colega, Luis Mario Leal.
“Y bueno, toda esa historia concluye con el señor que estamos viendo aquí, Don Francisco Cerda, padre de algunos amigos míos; me dio la primera oportunidad de colaborar como profesor de periodismo audiovisual 1, 2 y 3 con la generación de 1977, en el segundo semestre, cuando era Colegio de Comunicación (de la UANL).
Benavides Fernández comenta que generalmente después de sus clases lo secundaba el maestro de Periodismo Silvino Jaramillo, a quien era común que le pidiera disculpas, pues le robaba algo de tiempo de su cátedra. “Siga, siga, me decía siempre amablemente el maestro”.
Aquello fue entre 1977 y 1980.
“En alguna ocasión el maestro Cerda me hizo el elogio más grande que yo he recibido y lo quiero compartir con ustedes, me dijo: Benavides, sígale por ahí, y ojalá que usted llegue a ser con su trabajo un Gonzalitos en su profesión.
“Y eso pesó mucho en mí, y me ha regido desde esa vez que me lo dijo don Francisco Cerda Muñoz; le dije me lo llevo en el corazón lo que usted me acaba de decir, me compromete. Y modestia aparte, he tratado de caminar por ese camino, y creo que muchos de ustedes también ya lo están haciendo.
“Les deseo, que alcancen los mismos años que yo estoy en esta ocasión celebrando con todos ustedes que son… se cumplen ya en este 4 de septiembre, 64 años divididos. Yo no me siento tanto periodista y no se ofendan mis compañeros, más bien locutor, pero habilitado también y aspiro a ser periodista, ese es mi sueño todavía”.
Benavides se dijo contento, feliz por el premio en el que iba implícita la memoria del maestro Francisco Cerda.
“Y agradecerles a ustedes me hallan acompañado el día de hoy y espero todavía seguir unos años más, ojalá que mi salud me lo permita, pero ya veo llegar lo tiempos…”.
Antes de concluir su mensaje, el arquitecto saludó a otro de los galardonados por su trayectoria en la crónica taurina, el maestro Ricardo Torres Martínez, quien como él, además de ser locutor y cronista, fue buen jugador y pitcher en el softbol.
El evento concluyó, y el Arqui, como de costumbre, aceptó tomarse fotos con todos los que se lo solicitaron, se dejó querer, abrazar y departió con amigos de ayer y con los de las nuevas generaciones.
Charló en forma animada con sus colegas el maestro José Luis Esquivel y Felipe Guerra; con Facundo Ríos, otro de los reconocidos por larga trayectoria como fotoperiodista y con todo aquel que se le acercó.
Con un servidor platicó del Noticiero Policiaco de la TKR, donde, como jefe, junto con el finado locutor Antonio Barrios Elizalde me guiaron en eso de hacer radio. Me pidió que lo buscara en los próximos días, para platicar –como amigos, me dijo- en su oficina.
“Nada más le pido que sea por ahí de las 12, una de la tarde, que es la hora en que voy a veces.
-Nos ponemos de acuerdo, claro. –le dije emocionado.
Ya solo quedaban los meseros, Francisco Zúñiga, su inseparable asistente Tania Romero, Víctor Martínez y quien esto escribe.
Tania y Víctor lo apuraban con la mirada, para que ya se fueran y lo llevaran de regreso a casa, para seguirse cuidando y recuperando, al lado de su familia.
Ya no pudimos vernos, solo intercambiamos algunos mensajes vía WhatsApp. Casi tres meses después, el Arquitecto Héctor Benavides Fernández falleció. QEPD.