Para cualquier estudiante universitario cursar aunque sea un semestre de sus estudios en el extranjero es un sueño hecho realidad, sin embargo cuando esto sucede en medio de una de las peores pandemias de la historia la situación es distinta.
Un grupo de estudiantes de universidades como la Autónoma de Nuevo León (UANL), la Universidad de Monterrey (UdeM) y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), relataron cómo ha sido para ellos sobrellevar la cuarentena en un país extraño, lejos de su familia en países como España, Suecia, Israel y la República Checa.
Aquí sus testimonios.
VARADA EN MADRID
Larisa Cárdenas llegó el 13 de enero a España para continuar sus estudios de periodismo en la prestigiada Universidad Complutense de Madrid, pero dos meses después de su arribo, la contingencia sanitaria por el COVID-19 la obligó a modificar su estancia.
De pensar terminar su semestre en mayo y posteriormente viajar por el “viejo continente”, hoy la regiomontana de 21 años se mantiene aislada por la pandemia sin saber las fechas en las que concluirá su curso de intercambio o si podrá viajar al terminarlo.
“Es una situación que no esperaba para nada, no estaba en mis planes, creo que sí me vino a sorprender mucho. Antes de llegar siempre tienes expectativas del intercambio, te empiezas a imaginar incluso viajes después de terminar los estudios, conocer mucha gente y todo eso. Sí me sorprendió y a veces no puedo creer que esto esté pasando, por toda la preparación previa, por todo lo que había soñado y hay que enfrentarlo.
“La primera medida que implementó la Universidad Complutense de Madrid (UCM) es que se alargaría el semestre y aunque eso le haría sacrificar los días que tenía contemplado para viajar y conocer Europa, lo tomó con tranquilidad”, dijo la regiomontana.
Actualmente, la estudiante de la Facultad de Ciencias de la Comunicación (FCC) de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) lleva sus materias en línea y ha incursionado en nuevos hobbies, como cocinar, para sobrellevar la cuarentena a las que fue sometido junto al resto de los residentes de España.
Y aunque en un inicio sí contempló la opción de regresarse a México, pesó más “la resistencia” de cumplir su semestre fuera del país.
“Sí ha pasado por mi mente (regresar a México), pero sigue la resistencia: el querer estar todavía aquí, el disfrutar mi estancia aquí porque si me regreso va a ser lo mismo porque estaría encerrada. De momento mi decisión es quedarme y creo que me ha ayudado mucho enfrentar la situación sola”, expresó la universitaria.
Como extranjera viviendo es Madrid es complejo llevar el aislamiento, sobre todo, al encontrarse sola, pero es más difícil aún asimilar la parálisis de una ciudad que se caracterizaba por ser vibrante.
Y es que, la capital española, acorde con Larisa, es hoy en día una ciudad desierta en la que pocas almas caminan por sus calles, sólo aquellas que tienen permitido salir.
“Esta ciudad es muy activa, hay mucha gente y de ser una ciudad tan activa a hacer una cuidada sola nos ha pegado como persona que vivimos aquí ahora y supongo que más a los residentes de aquí”, mencionó la regiomontana.
Fiel creyente de que “todo pasa por algo”, la estudiante no piensa desaprovechar la oportunidad de continuar aprendiendo en la Universidad Complutense de Madrid y confía en que en que pueda tomar las últimas clases del semestre presenciales.
“Yo soy una persona muy creyente y sé que por algo pasan las cosas y la verdad es que estoy disfrutando, dentro de lo que cabe, este tiempo. Lo estoy tomando como una oportunidad y los dos meses que estuvieron normal los disfruté bastante”, puntualizó Larisa Cárdenas.
AISLADA EN SEVILLA
Sevilla es la segunda ciudad con mayor número de infectados por COVID-19 de la comunidad autónoma de Andalucía, al sur de España.
Ahí, desde principios de enero habita la regiomontana Pamela Salinas de 20 años de edad, quien llegó al país ibérico para cursar un semestre de Comunicación en la Universidad de Sevilla.
La estudiante de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) cursó dos meses con normalidad, pero en marzo la pandemia del COVID-19 pegó con fuerza en la “madre patria” convirtiendo su aventura de intercambio en un aislamiento internacional.
Y no es para menos, una alumna de la Facultad en donde estudia la regiomontana fue uno de los primeros casos confirmados de Coronavirus en la ciudad.
Hoy por hoy, Pamela toma sus clases en línea para seguir las recomendaciones sanitarias y las restricciones impuestas por el gobierno español. Y aunque la modalidad de aprendizaje se modificó, la regiomontana no pierde el entusiasmo.
“Decidí hacer el intercambio académico, no pensé que sucedería algo como esto, pero supe que era necesario que la facultad y que el gobierno de España tomara estas medidas porque cada vez iban aumentando más los casos de Coronavirus.
“Estoy muy conforme con las medidas que están tomando los profesores y la universidad de acuerdo con la plataforma virtual porque es muy buena, soporta mucha carga de documentos y soporta que estemos 100 personas en una sala virtual. Creo que hay que aprovechar que tenemos esas herramientas”, dijo.
Como estudiante de periodismo, la universitaria sentenció que se encuentra en un lugar privilegiado para contar historias y que por ningún motivo pensaría irse de Sevilla.
“Como periodistas siento que estoy en una gran fuente de historia, hay tanto que contar, que relatar, que hasta parece que estoy en un epicentro de región. De cierta manera eso me beneficia y estoy tranquila por eso”, expresó por video llamada.
Pamela añadió que no volvería a México por la contingencia ya que decidió ser parte de la comunidad española “y si España está sufriendo esto yo también lo voy a sufrir”.
DEL ENSUEÑO A LA PESADILLA
Carlos Andrés Treviño Medellín es un estudiante de negocios internacionales de la Facultad de Contaduría Pública y Administración de la UANL que se encuentra de intercambio en Praga, República Checa.
Además del plan de estudios que ofrecía la universidad, el joven de 21 años eligió al país de Europa Central por su capital atractiva en turismo y cultura, aunado a que su centro histórico es considerado “Patrimonio de la Humanidad”.
Sin embargo su “estadía de ensueño” se vio interrumpida por el creciente brote del COVID-19 y en cuestión de días notó cómo la pandemia -al igual que en otras naciones- cambió su estancia en el extranjero.
“La cuarentena empezó poco a poco con restricciones diarias. La primera fue el 14 de marzo; la cancelación de conciertos y eventos masivos. El día 15 los lugares con más de 100 personas cerraron, seguíamos yendo a antros pero nos decían que solo dejarían pasar a los primeros cien en llegar. Para el 16 comenzaron a cerrar los lugares que albergarán más de 30 personas, mientras que los restaurantes seguían abiertos al no ser tan grandes.
“Nos empezamos a preocupar al día siguiente cuando en la universidad nos dijeron que sería el último día de clases por dos semanas; y al otro día anuncian que la suspensión de clases duraría hasta el 11 de abril. Ya cuando anunciaron que cerrarían las fronteras asumimos que la situación no estaba del todo bien”, relató.
Mencionó que junto a otros mexicanos compartía un grupo de estudiantes en el extranjero del “Programa Erasmus” -plan de gestión que facilita la movilidad académica de los estudiantes y profesores universitarios- en el que a los europeos y asiáticos les ofrecieron la oportunidad de volver a sus países de origen pero con la condición de no retornar a República Checa.
“De los 35 que éramos solo nos quedamos los mexicanos y al ver que las restricciones aumentaban y prácticamente todo estaba cerrado, consideramos la opción de regresar a México y de un día para otro dieron la orden de que ya no había vuelos. Por más que quisiéramos volver descartamos la opción y presenciamos como las prohibiciones seguían y seguían”, agregó.
Reveló que a pesar de no ser multados por salir a la calle, les piden como requisito utilizar en todo momento guantes, cubrebocas, bufanda y gorra.
Detalló que al ser servicios esenciales los supermercados y farmacias se mantuvieron abiertos y el cambio más notorio que vio afuera fue el transporte público, del cual afirmó que al utilizarlo transmite una “vibra solitaria”.
“Los autobuses en tiempos normales pasaban uno cada cinco minutos y ahora aparecen en lapsos de entre media o una hora. Incluyendo metro y tranvía algunas de las restricciones son que no puedes subirte en el primer vagón y tienes que estar dos asientos separados de cada persona”, comentó.
Como mensaje de apoyo a sus connacionales Carlos externó que lo mejor que pueden hacer durante la pandemia es acatar las indicaciones de las autoridades de salud y resguardarse en casa; medidas que ha aplicado en su país de intercambio.
“Si algo le puedo decir a mi México querido es que están a buen tiempo, tienen todo para darle la vuelta y evitar que la situación se descontrole, tomen el ejemplo de los países europeos para que visualicen como no quieren acabar.
“Algo que admiro y reconozco de la República Checa es que supo tomar en buen momento las medidas de prevención, como fomentar el uso obligatorio del cubrebocas, y no pecar de exceso de confianza. A comparación de España, Italia o Estados Unidos el virus no ha causado estragos ni mucho menos hemos sido noticia por las muertes”, finalizó.
CUARENTENA ANDALUZ
Guillermo Alejandro Canseco González se encuentra estudiando la licenciatura de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de Nuevo León, gracias al apoyo de la institución logró un intercambio que lo llevó a la Universidad de Málaga, en Andalucía.
Tras su arribo en enero, su estancia en la península ibérica había sido un sueño, hasta que estalló la pandemia por el COVID-19.
En entrevista relató la forma como la que su vida en España ha ido cambiando, desde la forma en la que cursa sus estudios, hasta cómo subsiste día a día.
“Se ha adaptado muy bien el curso en línea y la verdad es que los maestros
nos dan material para trabajar, hay clases virtuales. Entonces gran parte del día es seguirle dando al estudio, un poco de ejercicio en casa, hacer de comer. Lo típico, sin salir de casa. Es complicado pero es lo que se hace”, dijo.
Cuando iniciaba la pandemia, el joven tuvo la oportunidad de regresar a México, para pasar la crisis a lado de sus familia, sin embargo su decisión fue otra.
“Nos dieron la oportunidad tanto de aquí como de allá, pero nos dieron la opción de terminar el estudio desde acá y mi pensamiento fue ‘no quiero poner en riesgo a mi familia’, ya llevo un tiempo acá y Andalucía es de las comunidades autónomas con más casos después de Madrid y más que nada ese fue el pensamiento por mi parte, hacerlo por mi familia, estamos bien, estamos tranquilos, vamos a sí fue opción regresar pero siempre fue más la opción de quedarse.
“Me he dado cuenta de cómo ha evolucionado el virus aquí en España, ha evolucionado en México y siento que dentro de poco van a estar así y para empezar, es un riesgo para mi familia y eso es lo que no quiero y es un riesgo para mi, al exponerme en un lugar con más gente. No se, por el momento estoy respetando la cuarentena y por el momento esa es mi prioridad”, dijo.
El estudiante manifestó que salir a la calle en estos momentos es complicado, pues las autoridades están reforzado mucho las restricciones para evitar que personas sin asunto estén afuera.
“Nada más he salido al súper, es lo que está permitido, incluso aquí ya el uso de las bolsas sustentable en el supermercado es algo muy común, por ello la policía al verte sin bolsas te detiene, te cuestiona. A mí la semana pasada me detuvo una patrulla, yo iba al supermercado y me detuvieron, me dijeron que adónde iba.
“Hay un control y fuerte para los movimientos de la gente en las calles y se está respetando la cuarentena y en las calles ves nada más gente haciendo lo más necesario y se acabó”, indicó.
Ante la experiencia que ha vivido, el joven lanzó una recomendación a los mexicanos.
“Sigan, aunque parezcan muy graves, las indicaciones que den porque al final es lo que hay que hacer”.
ATRAPADA EN GRANADA
Ana Lucia Hernández Sánchez es una estudiante de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Nuevo León que consiguió la oportunidad de irse de intercambio a Granada, España.
Llegó a la ciudad andaluza el 12 de febrero y actualmente vive en un departamento con cuatro “roomies” (compañeros de cuarto) oriundos de Chihuahua.
Recordó que desde el 12 de marzo se encuentran en cuarentena, la cual tentativamente terminaría el día 30, pero tras el creciente número de infectados y muertes prolongaron la orden hasta el 12 de abril.
“Fue un poco triste, literal solo tuve un mes de clases y se descontroló todo esto. Llegué con todos los ánimos e ilusiones de estudiar, aprender lo más posible, conocer gente nueva y vivir una experiencia inolvidable. Afortunadamente seguiré con mis clases en línea y los encargados de movilidad internacional de la UANL han estado en constante comunicación conmigo.
“Muchos de mis compañeros se regresaron a México, decían que los aeropuertos estaban llenos e incluso había vuelos de hasta 60 mil pesos. Acordé con mis padres que lo mejor era quedarme aquí, para terminar el curso y no arriesgar a infectarme en un aeropuerto que estuviese abarrotado o en un avión donde iba a estar cerca de tantas personas por varias horas”, agregó.
Al pensar que era más probable salir primero de la crisis en España que en México obtuvo una razón más para convencerse de que lo mejor era no volver a su país.
Además compartió que se enteró de casos de jóvenes que contrario a ella reaccionaron de manera abrupta, a pesar de los riesgos que podían conllevar.
“Supe de una compañera de mi facultad que se encontraba en Málaga y se regresó, sus padres le dijeron que si o si debía volver. No supe por qué le ordenaron eso pero me pareció una decisión muy precipitada.
“También me enteré de unas chicas que no eran mexicanas y decidieron regresarse a su país y durante ese lapso se infectaron, historias como esas me metieron miedo y reforzaron mi pensar que lo mejor era quedarme encerrada y a salvo”, sostuvo.
Relató que al abrir su ventana se aprecia una ciudad vacía, donde por fortuna veía a una que otra persona transitar en la calle y resaltó que era más frecuente ver a la gente salir a tempranas horas del día.
A su vez señaló que una vez cada dos semanas salían a surtir al supermercado a pesar de solo tener que cruzar una calle para llegar.
“No te voy a mentir, un día de cuarentena puede llegar a ser muy aburrido. En mi caso me despierto muy tarde por lo mismo que me he estado desvelando, siento como si hubiese perdido la noción de los días y mis actividades se han reducido a mis clases en línea tres veces a la semana y hacer la limpieza con mis roomies”, explicó.
Antes de despedirse la joven estudiante mandó sus mejores deseos a su país y reafirmó que los mexicanos están a tiempo de evitar replicar los números de España e Italia.
“Quédense en casa, no salgan a menos que sea algo esencial, tienen todo para evitar que la situación se descontrole y que les suceda lo que a los países más afectados, no cometan los mismos errores”, finalizó.
EL EJEMPLO SUECO
Paulina García Medina, estudiante del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, quien realiza una estancia en Suecia, experimenta por voluntad propia el aislamiento ante la pandemia de Coronavirus, aunque esta nación es uno de los países europeos que está tomando la situación más relajados, pues sus residentes solo toman como medida de prevención el llamado distanciamiento social.
García vive en Jonkoping, a cuatro horas de Estocolmo. Desde agosto del 2019 la estudiante de periodismo llevaba una rutina normal, pero la propagación del virus hizo que su vida, como la de muchos estudiantes extranjeros, cambiaran de un día para otro.
Reconoció que la decisión de vivir un aislamiento lejos de casa fue una decisión fuerte, sin embargo la prioridad de la familia García Medina fue no arriesgar la vida de ninguno de sus integrantes.
“Han sido tiempos difíciles, de tomar muchas decisiones de si me quedo o me voy pero al final la realidad es que ni mis papás o yo consideramos que fuera prudente regresar a México en estos momentos.
“Lo decidimos porque pasar por muchos aeropuertos en estos momentos implicaría un riesgo de contraer el virus, entonces viendo la situación en Suecia -que honestamente está bastante tranquila en comparación a escenarios que están enfrentando otros países en Europa-, consideré que me mantenía más segura quedándome aquí y terminar el intercambio”, comentó Paulina.
Sin embargo aceptó que emocionalmente es mejor sentirse cerca a su familia para pasar el aislamiento, pero se siente segura al saber que está tomando las mejores precauciones.
“Yo intento mantenerme ocupada, sigo tomando clases en línea, tomo cursos, intento ocupar mi mente en otras cosas, aquí todavía tengo la posibilidad de salir algo; Suecia es que tiene preciosos paisajes, estoy a un lado de un bosque y me doy la oportunidad de salir una vez al día, a despejar mi mente y creo que esa es algo que me ayudado mucho”, dijo.
Detalló que el gobierno sueco ha tenido un grado extremo de confianza hacia los ciudadanos por lo que la responsabilidad de detener los contagios recae en cada habitante.
“Aquí las personas confían plenamente en sus gobernantes y creo que ha funcionado bastante para que ellos mismos sepan la gravedad de la situación y que medidas implementar por si solos y creo que México podría hacerlo.”, afirmó.
Hasta el momento (viernes 3 de abril), las autoridades de Suecia todavía no han prohibido la asistencia a los jardines de niños, escuelas, restaurantes y gimnasios, las universidades practican el aprendizaje a distancia y solo se han cancelado reuniones de más de 50 personas.
Al mismo tiempo los ciudadanos deben de quedarse en casa si tiene síntomas de una infección respiratoria y abstenerse de visitar a sus parientes mayores.
MÁS SEGURO QUE EN MÉXICO
Luis Guillermo Lunagómez cursa la carrera de Estudios Internacionales en la Universidad de Monterrey, donde logró un intercambio de estudios en la Universidad Hebrea de Jerusalem que lo mantiene fuera de México desde hace un mes.
El viaje, que se supone durará seis meses, lo había planeado desde hace poco más de medio año y nunca había pasado por su mente suspenderlo, ni siquiera cuando empezó a gestarse la crisis.
“La situación todavía no se había puesto tan grave, todavía unos días antes de mi vuelo apenas aparecieron los primeros casos en Israel. La crisis se agravó las primeras semanas de marzo que fue cuando se ordenó la cuarentena”, dijo.
Aunque la posibilidad de que la situación llegara a los niveles que hoy se encuentra siempre estuvo en la mente del joven, nunca consideró cancelar su viaje pues sabía que Israel es un país con una larga tradición para sortear las situaciones de crisis.
Esta experiencia como nación es más evidente ahora, que las medidas para prevenir los contagios de COVID-19 se han endurecido e, incluso, son reforzadas por la Policía y el Ejército.
“Hay cuarentena prácticamente total, solo están abiertos los supermercados, las farmacias, los servicios médicos, necesitas tener una muy buena razón para salir pues tenemos un límite de la distancia que puedes caminar a tu casa.
“No pueden entrar más de 10 personas al supermercado, hay que esperar, se implementan chequeos de temperatura al momento de entrar al supermercado, todo el personal usa mascarillas y guantes además de que constantemente se limpian las instalaciones, además de que hay personal del Ministerio de Salud de Israel supervisando que se cumplan las medidas”, relató.
Quienes han desafiado la cuarentena se han hecho acreedores a una multa de 140 dólares e, incluso, hay quienes han ido a parar a la cárcel.
Pero una de las medidas más controvertidas es el lanzamiento de una aplicación que contiene tecnología utilizada en el combate del terrorismo y que el gobierno recomendó a los ciudadanos que descarguen en sus teléfonos inteligentes.
“El gobierno lanzó una aplicación móvil que recomendaron descargar donde tienen acceso a tu ubicación 27/7 y en caso de que haya una coincidencia de tu ubicación y un caso potencial de contagio te envía una notificación para que confirmes si estuviste en ese lugar en ese momento, si es así te envían unas recomendaciones para quedarse en cuarentena”, explicó.
Incluso, en caso de que sea necesaria la atención médica, el ciudadano no debe de salir de su casa, debe de llamar a los servicios de salud quienes le envían una ambulancia o un paramédico, que en estos rumbos se mueven en motoneta.
Todo este manejo de la crisis es lo que mantiene más tranquilo al estudiante, quien reconoció que en estos momentos está más seguro en Israel que si estuviera en México.
“Honestamente sí me siento más seguro. Israel es uno de los lugares menos comprendidos por occidente, me siento muy seguro aquí, el gobierno ha sido muy estricto y productivo para sobrellevar la crisis”, finalizó.
(Con información de Héctor Hugo Jiménez, Gerardo Ramos Minor, Emanuel Suárez, Berenice Rojas, Sebastián Estrella)
El virus frenó sus sueños
La llegada del COVID-19 a México ha provocado que programas de becas internacionales e intercambios académicos se suspendan, afectando a miles de jóvenes quienes se beneficiaban y adquirían habilidades para su formación profesional.
Andrea Licea Guerra, estudiante de 19 años de la carrera de Comunicación Social en la Universidad Regiomontana (U-ERRE), relató cómo su oportunidad de estudiar un semestre en Corea del Sur se vio frenada por la pandemia.
Recordó que desde joven supo a lo que quería dedicarse: la comunicación. Como su mayor interés de la profesión resaltó al mundo del entretenimiento y agregó que el país asiático le parecía increíble en ese ámbito.
“Considero que la industria del entretenimiento Corea del Sur está tan bien manejada y organizada; es sorprendente su alcance mundial y lo atractivo que es para los extranjeros. Al ver como dos de mis pasiones se podían conectar me dije a mi misma que quería estudiar comunicación y pasara lo que pasara iba a estudiar mínimo un semestre en Corea del Sur”, afirmó.
Antes de iniciar su etapa universitaria Andrea vivía en Matehuala, San Luis Potosí. Mencionó que era muy improbable que alguien lograra la oportunidad de estudiar en otro país.
Lo primero que hizo al contactarse con la U-ERRE fue preguntar por becas e intercambios, a lo cual le explicaron que al no tener un alumnado numeroso existía la oportunidad de mandar constantemente alumnos.
Además le mencionaron que no todas las universidades aceptan todas las carreras, lo cual les daba un plus en la demanda al racionalizarla. Sabiendo esto decidió inscribirse y una vez dentro fue sobre la idea y preguntó por lo que necesitaba para irse de intercambio.
Los requisitos que le solicitaron a Andrea para conseguir su intercambio fueron: ser mayor de edad, tener 20 materias acreditadas, promedio de 85, el examen TOEFL con más de 550 puntos, una carta en la que explicara sus motivos e intereses por irse, visa de estudiante y pasaporte.
Ya que contaba con la mayoría de los requisitos, Andrea volvió a presentar el TOEFL, esta vez con la motivación a tope para conseguir su “más grande anhelo”.
Una vez que obtuvo el puntaje deseado y poseía la papelería necesaria acudió con la encargada de becas de la universidad, quién le aclaró que debía contar con la visa de estudiante un mes antes del viaje, de lo contrario perdería su oportunidad.
“Al ser un hecho casi consumado pedí informes de los costos, me dijeron que eran unos 100 mil para un semestre.
“Dos meses después de haber aplicado fui con la encargada de becas y me dijo que mi solicitud estaba completa pero para recibir la carta de aceptación debía presentar un examen tipo CENEVAL que evaluaría que mis conocimientos generales estuvieran reforzados”, agregó.
Pasaron dos semanas tras la prueba y le confirmaron que su carta llegaría el 14 de marzo. Prácticamente, Andrea había sido aceptada para cumplir el sueño de su vida: estudiar en Corea del Sur.
Sin embargo, esas fechas coincidieron con un creciente peligro a nivel mundial: el brote del coronavirus que comenzó en Wuhan, China.
Dos semanas antes de que suspendieran las clases fue contactada por la encargada de becas y le informaron que la Universidad de Soongsil- ubicada en el distrito Dongjak en la ciudad de Seúl- había tomado la decisión de no recibir ningún estudiante de intercambio como medida de prevención. Para compensarla le ofrecieron intercambios a otros países, los cuales rechazó.
Tras esto Andrea acató las indicaciones y aceptó el hecho que no se iría de intercambio. Afortunadamente le comentaron que podía aplicar para el siguiente año y sostuvieron que era muy probable que volviese a ser aceptada.