
Ante la vertiginosa transformación que sufre la ciudad día con día, es difícil pensar que en algún tiempo las calles y avenidas principales lucían tranquilas, la gente disfrutaba de su tiempo libre, por lo que se fomentaba la convivencia social. La influencia parisina en el México del Porfiriato trajo consigo un estilo de vida que definió un capítulo en la historia conocido como “La Bella Época”.
“La Bella Época 1890-1914: Evocación y Nostalgia”, es el título de la muestra que se exhibe desde el pasado 21 de agosto en el Museo de Historia Mexicana, la cual fue instalada en base a las investigaciones de Rocío González Maíz y de Gabriela Sánchez, quien realizó el guión museográfico.
El término Bella Época, derivado del francés Belle Époque es una expresión que designa al periodo comprendido entre la última década del siglo XIX y el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 y remite a una visión nostálgica que embellece el pasado, como una especie de “paraíso perdido” donde imperaba el equilibrio, el decoro, el orden y seguridad con los que vivían los más de 400 mil habitantes de Europa.
La exposición está divida en cuatro importantes aspectos: ¿Qué es la bella época?; México y Nuevo León 1880- 1910. Panorama general de la Bella Época; La vida pública en Monterrey y la vida privada en Monterrey.
En México, la Bella Época coincidió con el periodo gubernamental de Porfirio Díaz. Durante su mandato fue notable el desarrollo industrial que se vio reflejado en la vida cotidiana de sus habitantes, quienes gozaban de los nuevos medios de transporte y de los beneficios de la energía eléctrica.
Por otro lado, las diferencias entre las clases sociales fueron aumentando. El contraste entre ricos y pobres se vio reflejado en sus viviendas: los burgueses adquirían mansiones, mientras que los obreros y campesinos habitaban viviendas con muy poco espacio.
MONTERREY NOSTÁLGICO
En las casas de los abuelos de cada familia regiomontana hay uno o varios recuerdos que evocan este periodo del pasado. Algún vestido de novia que fue heredado, muebles que fueron conservados, fotografías tomadas por aficionados pero que ya forman parte de un archivo histórico.
En el lobby del Museo de Historia se reprodujo un aparador de un negocio titulado “Sorpresa y Primavera” para que las nuevas generaciones graben en su memoria una imagen del Monterrey de sus abuelos o bisabuelos.
“La ciudad de Monterrey llegaba hasta Félix U. Gómez y de ahí en adelante había baldíos para los cultivos, pero al mismo tiempo estaba arrancando Fundidora, entonces en síntesis es la transformación el paso que se da de lo rural a lo urbano, con toda la connotación que pueda tener rural y lo urbano es precisamente el progreso económico e industrial y es en este paso que precisamente se señalan las clases sociales”, señaló Eliseo Garza, director de 3 Museos.
Agregó que en ese entonces Calzada Madero llevaba a las vías del ferrocarril de la antigua estación del Golfo, hoy Casa de la Cultura, lo cual representó uno de los símbolos del progreso.
“Esa es una de las aportaciones tecnológica de la época en todos los sentidos que la revolución industrial estaba propiciando. Sin el tren ni los insumos llegaban por ejemplo de Durango a Fundidora, ni los productos salían; por ejemplo las vigas con las que se construyó el tercer piso de Palacio Nacional son de Fundidora.
“O el palacio legislativo que iba a hacer Porfirio Díaz que ahora es el monumento a la Revolución era acero de Fundidora, y que evidentemente se tenía que exportar. Yo creo que la innovación, el progreso, el desarrollo económico era el incentivo principal y eso aportó un bienestar económico de una clase social que permitió consumir los productos que venían de París, de Londres “, abundó.
A partir de 1880 la sociedad del noreste cambió notablemente: un indicador fue la diferencia en la calidad de vida de la población. A Monterrey empezaron a llegar de manera expedita y con precios accesibles productos de farmacia, de aseo personal, químicos y aparatos, además se ofreció energía eléctrica, telégrafo, teléfono, agua potable a domicilio, drenaje público, entre otras comodidades.
CULTURA Y OCIO
Por su parte, Gabriela Sánchez, investigadora e historiadora de 3 Museos, comentó que la Bella Época detonó un aspecto en la vida social de las personas, pues además de la vida familiar y laboral, se empezaron a realizar actividades recreativas y de entretenimiento.
“Es la época de los grandes avances, del cine, de las grabaciones fonográficas, la fotografía como la gran revelación de la época.
“Fueron grandes transformaciones que sucedieron en esta época con la moda, pues al haber un tiempo de ocio, en el entendido de un espacio que queda para la recreación de la propia persona, pues la gente se empieza a preocupar por cultivarse a sí misma, es decir, cultivarse en el sentido cultural y artístico”, mencionó Sánchez, quien se encargó de la museografía.
La mayor parte de los objetos que se exhiben en esta exposición son parte de la colección del Museo de Historia Mexicana y también algunas piezas que fueron prestadas por coleccionistas privados y de otros museos de la ciudad de México.
Además de la evocación y nostalgia que fue el contexto base, esta producción de 3 Museos pretende hacer una aportación educativa para los estudiantes de las escuelas primaria y secundaria.
“Con el apoyo de multimedia podemos apoyar de manera didáctica la lectura de ciertos datos duros como: ¿cuántas personas sabía leer y escribir? ¿Qué oficios había a principios de siglo en Monterrey?, etcétera y tratamos de ofrecer datos estadísticos que pocas veces se ven en las exposiciones.
“Con esta información estamos apoyando las materias que se ven en tercero de primaria, como `La economía de Nuevo León en el siglo XIX´, por eso estamos tratando de reforzar para que tanto niños y adultos se lleven un doble regalo”, manifestó Claudia Ávila, coordinadora de exposiciones de 3 Museos.