
A comienzos de este mes se divulgó la noticia del registro de ligeros temblores en tres de los municipios que conforman la red de ductos de la Cuenca de Burgos.
El primero fue detectado el pasado 2 de febrero a las 19:10 horas en Miguel Alemán, con una escala de 3.7 grados Richter.
Tres días después, otros dos sismos de baja dimensión se suscitaron con siete minutos de diferencia, a las 12:13 primero en Valle Hermoso y posteriormente a las 12:20 en San Fernando, con una magnitud de 3.9 y 3.6 grados respectivamente. En los tres casos no se reportaron daños materiales.
Sin embargo, las señales fueron emitidas por las unidades de monitoreo de Nuevo León, ya que Tamaulipas no posee estaciones para la detección de terremotos.
Para Víctor Hugo Espíndola Castro, sismólogo del Servicio Sismológico Nacional (SSN), el margen de que se presenten errores en la medición es latente, ya que lo ideal es que el Estado cuente con instalaciones propias para detectar la actividad sísmica dentro de su territorio, lo cual daría señales más certeras.
Vía telefónica, el también doctor por el Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), refiere que debido a que el presupuesto del organismo que dirige es limitado y depende de esta universidad, no se han extendido a lo largo y ancho del país como quisieran.
Aunque señala que en algunas entidades federativas se suscribieron convenios con instituciones académicas y de protección civil para vigilar las oscilaciones geológicas.
Los rumores de supuestos temblores fueron confirmados en el sitio de Internet del SSN y después rubricados en diferentes medios de comunicación como algo raro y novedoso a la vez, aunque para este especialista los sismos en Tamaulipas siempre han existido, sin que esto signifique que se deban de percibir.
“Continuamente se registran temblores muy, muy leves en lo que es toda la República Mexicana, en todos lados, no nada más en las zonas de alta sismicidad, sino también en algunas otras regiones en donde no se han sentido terremotos”, aclara.
SIN ENCENDER
LAS ALARMAS
El funcionario del Servicio Sismológico Nacional pide mesura para referirse a la actividad que pudiera tener el Estado de Tamaulipas y llama a la calma.
“En efecto son temblores muy leves y además, como hay pocas estaciones en esa parte del país el margen de error puede ser mayor, aunque no quiere decir que sea lo mismo en todos lados.
“El suceso puede presentarse más o menos en esa región, a unos 20 kilómetros de radio, pero no necesariamente en el epicentro”, detalla.
> ¿Podría decirse que Tamaulipas es un Estado seguro en sismos?, ¿se puede descartar un daño para la población civil?
“Como lo comento, en toda la corteza terrestre de nuestra República Mexicana ocurren estos eventos, pero sismogénicamente digamos que Tamaulipas no es de alta sismicidad. Podemos decir que es de baja sismicidad, pero esto no quiere decir que no puedan ocurrir sismos”, advierte el entrevistado.
Agrega que en toda la nación se presenta algún grado de actividad; sin embargo, los Estados del norte son de baja acción tectónica, reitera Espíndola Castro y, por consecuencia, no se les ha dado el énfasis que requieren.
En ese contexto, para tener una radiografía real de lo que ocurre en Tamaulipas, sugiere el jefe del SSN que se invierta en estaciones sismológicas con ayuda de tecnología electromagnética.
“En los municipios de Linares y Monterrey, Nuevo León se cuenta con una de ellas, y está por instalarse una estación de monitoreo cerca del municipio de Valles, San Luis Potosí”, informa.
Menciona Espíndola Castro que en el caso de Veracruz es el gobierno estatal el que ayudó a financiar su centro de monitoreo. En Chihuahua hay dos más y se ha buscado conectar con las universidades.
De manera que el Servicio Sismológico Nacional va teniendo más estaciones que registran movimientos telúricos que antes no se sabía que existieran.
Pero a pesar de no contar con el equipo suficiente refiere que desde el año 2008 a la fecha se han presentado 25 sismos en Tamaulipas. E insiste que pueden existir errores, pero habiendo una estación éstos se reducen.
EN DONDE
ESTAR SITUADO
Para ejemplificar los últimos temblores que se han presentado en esta entidad, Espíndola Castro define que se pueden deber a los reacomodos de la tierra, ya que, afirma, un sismo es el origen del desplazamiento de grietas.
“Si usted tiene una falla en su casa se le puede caer y hay que saber dónde se asienta uno, porque de lo contrario nos podemos ver afectados.
“Hay que conocer en dónde nos vamos a instalar, independientemente de que haya una baja sismicidad, pues existen lugares en donde nunca pasó nada, pero siempre hay un riesgo”, sostiene el también experto del Instituto de Geofísica de la UNAM.
Pero en el tema de Tamaulipas los efectos de un terremoto se pueden dimensionar si se considera que el norte del Estado contiene una extensa red de tuberías que conectan con el Complejo Procesador de Gas de la Cuenca de Burgos.
Es incluso la ciudad de Reynosa un conducto para la distribución de este energético altamente explosivo.
Cabe decir que actualmente el Servicio Sismológico Nacional cuenta con 55 estaciones sísmicas de banda ancha, más la colaboración de varias entidades que apoyan con la señal, como también son los casos de Chiapas (que dispone de cuatro estaciones), Colima y Jalisco.
“El costo aproximado para una instalación de este tipo es de un millón de pesos con todo y caseta. Se gasta más en la operación y mantenimiento. Las señales llegan a la Ciudad de México vía satélite con observadores de alta sensibilidad que manejan los datos en tiempo real.
“Las casetas son una construcción de 10 metros cuadrados y generalmente se ponen en áreas despobladas, donde se cuente con energía eléctrica y no haya población, porque como son sensibles el ruido puede disfrazar las señales”, pormenoriza.
“Por desgracia en el SSN no tenemos tanto presupuesto para extendernos y por ello se pide a las entidades federativas que se acerquen para apoyarlos con asesoría, coordinarse y emprender nuevas estaciones”, invita.
En Linares es lo más cercano que se tiene hoy de Tamaulipas y ahí se encuentra al frente el doctor Juan Carlos Montalvo, quien es egresado de la facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL)
POSIBLE FALLA GEOLoGICA
Pero aunque los últimos tres sismos fueron imperceptibles y no hay más evidencia que la emitida por el SSN, hay un ranchero en Reynosa que asegura haber tenido en su propiedad una grieta de unos 15 metros de largo por unos 30 centímetros de largo, con una profundidad similar, la cual con el paso del tiempo se fue desvaneciendo.
Para dar cuenta de ello Petronilo Moreno Garza invitó a Hora Cero a conocer el lugar.
Para acceder hasta ese sitio es necesario avanzar unos 100 kilómetros rumbo al municipio de San Fernando (antes de llegar al entronque de China-Méndez) y doblar por un camino de terracería otros 50 kilómetros al oeste hacia la estación de recolección de gas Ecatl 1 y luego en dirección al pozo Pípila 14.
Después de pasar un polvoriento y ajetreado trayecto se llega al rancho Las Parras, que durante la época de la Revolución tuvo una numerosa aldea.
“Aquí había una comunidad muy vieja, se tenía una hacienda a la que se le conoció como La Merced de la Escondida y hasta calles hubo. Todavía hay un panteón con tumbas que datan de principios del siglo XX, de acuerdo a los registros de las lápidas.
“Platica la gente que existía una molienda de caña, pero cuando nosotros compramos allá por el 68 ya no había gente, no sabría decir por qué no quedó nadie”, relata este hombre de 71 años.
Es en este lugar dedicado a la ganadería que Petronilo encontró hace ochos años lo que parecía ser una falla geológica.
“No le tomé mucha importancia, aunque sí en un principio me llamó la atención, porque eso no estaba. Luego llovió y con el paso de los años ha vuelto a cerrarse”, señala.
Aún así se fotografió el lugar, que se encuentra rodeado de campos de Petróleos Mexicanos (Pemex).
El paisaje aquí es semidesértico, con una flora predominante de nopales y mezquites. En muchos kilómetros no se mira a ninguna persona, más que las pocas camionetas de las compañías que le trabajan a la paraestatal. Los pocos habitantes sobreviven de la crianza de animales domésticos
y leñando en el monte.
José, el único peón que tiene Petronilo, manifiesta nunca haber sentido ningún movimiento telúrico y el tema hasta le causa extrañeza.
Esta grieta no hizo tanto ruido para Petronilo hasta que en febrero pasado se enteró que tembló cerca de San Fernando y Valle Hermoso, lugares que como en su propiedad, están repletos de tuberías de gas, aunque a decir de la Dirección Estatal de Protección Civil no se reportó ningún daño.
“Aquí cada 400 metros hay una brecha de trabajos, conexiones y cableado que hacen las compañías”, indica.
Pero mientras todo aquí parece haber formado parte de una falsa alarma y de la orografía natural de la zona, lo cierto es que la mayor autoridad que hay en el país en cuestión de sismos ha reconocido una leve, pero continua actividad telúrica en territorio tamaulipeco, que para efectos de seguridad y prevención requiere de su propia caseta de monitoreo. v