Los problemas en Afganistán por la llegada al poder del régimen talibán parecieran estar muy lejos de México e, inclusive, aquí se prefiere mirar a otros problemas como es la pandemia por el Covid-19.
Sin embargo para Sayed Reshad Mir, su vida se ha estresado por la situación que vive su familia en su país.
El joven de 27 años, que vive en Nuevo León junto con su esposa Nataly Guerrero desde hace aproximadamente un año, pidió la ayuda de las autoridades locales para poder sacar de su país a su hermana apenas es 6 meses mayor que él, Shabnam Mir y a la pequeña Hasenat Samadyar de 8 años.
Sayed pudo irse de su país a los 19 años, cuando se fue a estudiar Economía y Mercado internacional en China gracias al apoyo de un primo de su papá. Y aunque siempre busco la forma de llevarse a su hermana con él, la pandemia le complicó sus planes.
El afgano recuerda con nostalgia que después de quedarse huérfano de padre, debido a que los talibanes lo mataron hace 26 años, sus tíos, tías y su abuela huyeron del país dejando atrás a su mamá, su hermana y un hermano que hoy vive en India.
“La muerte de mi papá fue porque trabajaba en el gobierno, en un pueblo que queda a 20 minutos de la capital, pero los talibanes llegaron y mataron a la mayoría de los hombres de las casas y los que tenían armas por parte del gobierno para defenderse.
“Mataron a mi abuelo y a mi papá; mis tíos, tías y abuela por parte de mi padre salieron del país y dejaron a mi mamá con nosotros que éramos bebés”, agregó.
Su mamá decidió llevarlos a Pakistán donde vivían en una casa que no tenía los servicios básicos y donde dormían sobre un plástico.
La infancia para él y sus hermanos no fue fácil, la situación de la guerra y las constantes bombas que caían sobre la ciudad hizo que su mamá les diera tranquilizantes para que la mayor parte del tiempo estuvieran dormidos y no salieran de casa.
“Yo en mis 19 años que viví allá nunca tuve un juguete, siempre estábamos encerrados en la casa, mi mamá me contaba que nos daba tranquilizantes para mantenernos dormidos a mis hermanos y a mí para que no saliéramos y no corriéramos peligros por las bombas, mi infancia fue así”, afirmó Sayed.
Tras recordar su niñez, enfatizó que no quiere que su hermana, hija del segundo matrimonio de su mamá, sufra lo mismo.
“Los talibanes cuando ven a una mujer desarrollada, aunque sea una niña, las obliga a casarse y yo no quiero una vida así para ella, nosotros tuvimos una vida en donde pasamos bajas y altas y yo quiero lo mejor para mi hermanita.
“Quiero que ella que esta chiquita, viva feliz ¿sabes cuál sería su felicidad de ir a un parque aunque sea 5 minutos porque eso no lo puedo hacer allá? porque desde que nacemos hasta que morimos vivimos con miedo por las guerras y las bombas”, agregó.
Explicó que no puede regresar a su país por la situación que se vive, además de que al hacerlo correría peligro porque decidió casarse con una mujer católica, y eso va en contra de la cultura de los talibanes.
“Otro problema es que mi esposa es mexicana y católica, eso está prohibido porque los talibanes, son muy estrictos en ese tema y están en contra de su cultura, aunque por elección tenemos derecho a casarnos, ellos no aceptan y nos matan”, aseguró.
Reconoció que gracias a la presencia de las tropas extranjeras el país estuvo tranquilo del 2001 al 2014, tiempo suficiente para que él terminara su carrera de Ingeniero Civil y su hermana se graduara como Licenciada en Psicología, herramienta que la ayudó convertirse en una activista para ayudar a los derechos de las mujeres afganas.
“Mi hermana y yo logramos recibirnos porque desde el 2001 hasta el 2014 la situación estaba un poco normal, porque ejércitos extranjeros como el de Estados Unidos, Europa y Australia estaban en guerra contra talibanes y teníamos un poco de paz, aunque no al 100 por ciento porque todos los días había bombas”, explicó.
Con nostalgia advierte que el poco esfuerzo y cambio que habían logrado para el bien de su país desaparecerá con los talibanes en el poder.
Sin embargo, los sueños de Sayed Reshad Mir, es poder ayudar a sus dos hermanas, verlas feliz y en un futuro él y su esposa, poder traer al mundo un hijo que pueda ser feliz en el parque lejos de la guerra.