Durante el pasado mes de septiembre en la zona metropolitana de Monterrey se registraron tres ataques de abejas contra la población, con un saldo de una persona muerte y, al menos, seis heridos. En entrevista, un apicultor explica el por qué de estas agresiones y cómo estos insectos no son tan violentos como se piensa.
Las abejas son un tema de conversación a nivel mundial. Responsables del proceso de polinización, influyen de manera considerable en la alimentación del ser humano. “Sin polinización no hay vida”, exclaman los expertos del tema.
En Nuevo León estos insectos tuvieron presencia mediática en el mes de septiembre por tres hechos ocurridos en la zona metropolitana de Monterrey.
Los días 17,18 y 24 se reportaron incidentes de enjambres en las colonias Linda Vista, Vidriera y Moderna, respectivamente. En conjunto, dejaron un saldo de un muerto y seis heridos.
El primer caso fue el que más revuelo causó, ya que un hombre de 92 años fue atacado por un enjambre mientras realizaba labores de jardinería, minutos después falleció. Los vecinos que intentaron ayudar también sufrieron piquetes, y fueron traslados a centros de salud.
El segundo suceso presentó un panal del tamaño de un balón de básquetbol. Los colonos de la zona notaron su presencia y llamaron de inmediato a elementos de Protección Civil y Bomberos de Nuevo León, quienes con una mezcla de agua jabonosa removieron la colmena. No se registraron lesionados.
La tercera aparición ocurrió en basureros del estacionamiento de un restaurant. Las abejas se alborotaron y alcanzaron a picar a un acomodador de carros y una vecina de la zona, los cuales no requirieron traslado médico.
Además, en la casa aledaña al negocio había otra colmena. Las autoridades realizaron las maniobras necesarias para eliminarlas.
Noticias como estas denotan que las abejas son un riesgo para la población en general. El ingeniero y apicultor Ovidio Salazar Marroquín, quien cuenta con 35 años de experiencia en el campo, argumenta lo contrario. Sostiene: “sin las abejas no tendríamos alimento”.
Oriundo de Allende, Nuevo León y miembro de una familia numerosa, dio sus primeros pasos en el negocio a los 8 años, cuando sus padres ponían a los nueve hermanos a vender botes de miel.
“Desde pequeño mi padre me enseñó a manejar las abejas. Empezó con seis colmenas y así inició su incursión en el mundo apícola. Me decía mi madre: a descansar en el panteón, aquí se viene a trabajar.
“El negocio, llamado Apícola de Allende, lleva 40 años activo. El principal producto que distribuimos es la miel, pero también contamos con subproductos como polen, propóleo y la jalea real. Pero el fuerte es, sigue y seguirá siendo la miel”, explica.
Entre las propiedades de la miel de abeja destacan: ser un buen antioxidante, sanar heridas, desintoxicar la sangre y prevenir enfermedades respiratorias y la aparición de ulceras gástricas.
“El polen posee muchas propiedades curativas, es anticancerígeno. Es muy bueno para prevenir disturbios intestinales y problemas de la próstata. Recomiendo tomarlo en conjunto con frutas, café o jugo de naranja
“A la jalea real los gringos la llaman la eterna juventud. Además de tener propiedades antioxidantes, purifica lo que es la sangre y da mucha energía en el organismo. Nos ayuda a mejorar la circulación sanguínea y eliminación de toxinas”, añade.
EXPERTOS EN ABEJAS
La apicultura es la actividad dedicada a la crianza de las abejas. Prestan los cuidados necesarios para obtener de ellas los productos que son capaces de elaborar y recolectar.
“Lo que hace un apicultor es el cuidado de las abejas. Además de cuidarlas, se encargan de alimentarlas en épocas de poca floración, principalmente en el invierno.
“Lo que es noviembre, diciembre y enero se les tiene que alimentar a las abejas con un jarabe conformado por agua y azúcar. Se calienta el agua y luego se le añade el azúcar y lo mezclamos. Esperamos un lapso de 24 horas y procedemos a suministrarlo a las abejas”, explica.
Las temporadas con pocas lluvias afectan significativamente a las abejas, ya que al no llover, no hay néctar en el campo. Si no son alimentadas con el jarabe previamente mencionado, aumentan sus probabilidades de morir.
“Las colmenas están lideradas por la abeja reina, que es una por colmena y es la encargada de instruir y organizar a la colonia.
“Seguido se encuentran las abejas nodrizas, hembras que conforman un 90 por ciento de la población, se encargan de acarrear la miel y proteger la colmena y los zánganos conforman el porcentaje restante, machos que no tienen aguijón, tampoco trabajan y su única función es fecundar a la reina”, expone.
Las nodrizas, como mecánico de defensa, atacan con su aguijón, el cual lleva consigo su intestino, por lo que cuando pican se mueren en un lapso de tres a cinco minutos. Se dice que “dan la vida por la colmena”.
“Si la persona es alérgica, existe un grave problema respecto al piquete de abeja. Uno solo basta para que a estas personas les broten ronchas por todo el cuerpo, sucede el fenómeno de la anafilaxia –falta de aire-, se contrae la tráquea y en los pulmones ocurren complicaciones respiratorias.
“En gente no alérgica solo causa un ardor en la piel. El aguijón en la parte superior tiene una bombilla que vacía el veneno –ácido fórmico- al inyectarse en la piel”, indica.
Respecto al mito sobre si este veneno es nocivo para la salud, el ingeniero aclara que posee de 25 a 30 elementos químicos en forma orgánica que son benéficos para combatir muchas enfermedades.
“Las principales enfermedades curadas por el veneno de las abejas son la artritis, arteriosclerosis, epilepsia, problemas de alta presión sanguínea, artrosis y control de la diabetes.
“Los especialistas en este rubro son los apiterapeutas. Se encargan de poner los piquetes de abeja en diferentes partes vitales del cuerpo o terminaciones nerviosas para dirigir el veneno a la circulación sanguínea y así atacar de raíz la enfermedad que se pueda tener”, sostiene.
Su madre es un testimonio viviente de la eficacia de la apiterapia. Comenta que recibía 40 piquetes por semana, todos aplicados en un día.
Las abejas ordinarias poseen una duración de 45 a 60 días de vida, mientras que la reina vive de tres a cinco años. A pesar de no estar en peligro de extinción, el porcentaje de riesgo se encuentra en niveles elevados.
“Hubo un caso de una señora en Atlanta que poseía más de 3 mil colmenas y en un lapso de un mes, su población disminuyó en un 30 por ciento. Esto llevó a universidades a realizar estudios del por qué de la desaparición de las abejas.
“Una de las causas es el uso indiscriminado de pesticidas y fertilizantes, los cuales poseen químicos que matan como tal a las abejas.
“El avance de la tecnología en materia de telefonía influye también en el entorno apícola. Las señales radiofónicas y las antenas de comunicación hacen que se desorienten las abejas y al comunicarse por rayos infrarrojo, se les pierde su ubicación, por lo que no regresan a sus colmenas”, resalta.
LOS ATAQUES
Ovidio comparte algunos factores y puntos a considerar que determinan el comportamiento de las abejas.
“Uno de los factores principales que afecta a la agresividad o mansedumbre depende de las condiciones climatológicas. En temperaturas bajas está comprobado, menores a 15 grados por ejemplo, las abejas son más agresivas. Es un comportamiento nato de ellas.
“En temperaturas altas, aproximadamente de 25 grados para arriba, como se encuentran en el campo, no demuestran conductas agresivas, conservan su docilidad.
Otro aspecto a considerar son las especies de abejas, lo cual aborda cuestiones genéticas. Este punto está sesgado por la naturaleza de la abeja reina y se pueden presentar “las dos caras de la moneda”.
El ingeniero sostiene que a pesar de que la abeja reina vive máximo 5 años, se recomienda realizar un cambio anual, con el fin de evitar la merma productiva y la propagación del gen de agresividad.
“El detalle es este. Después del año, deja de ser joven y empieza a decrecer la cantidad de huevecillos que deposita. En época de floración fuerte, tiene la capacidad de producir de 2 mil 500 a 3 mil cada 24 horas. Después de ese lapso, su producción baja desde un 20 a 30 por ciento y termina el año con el doble de detrimento.
“Para tener sangre joven, se recomienda que al año se sacrifique a la reina y reemplazarla por una más joven ya fecundada, así se puede controlar la agresividad y se mantiene la productividad a tope”, explica.
Respecto a los enjambres que fluyen libremente en los campos, Ovidio reitera que no hay un control sobre ellos y asegura que existe la misma probabilidad que toquen de naturaleza violenta o relajada.
“Como no se controlan se desconoce el factor que sean así, mas allá de la genética. Por decirte un ejemplo, un enjambre de estos puede pasar por zonas concurridas y no molestar a la gente, así como pueden atacar todo a su paso”, agrega.
Entre las razones que alteran a las abejas, el ingeniero destaca evitar aventar piedras a los panales y hacer ruidos fuertes sobre ellas. Remarca que si logran picar a alguien y esa persona empieza a “manotear”, lo toman como “la mayor ofensa posible”.
Al retomar el tema de los ataques en la ciudad se descartó el factor clima como causa en los tres incidentes, ya que septiembre presentó en su mayoría días calurosos y altas temperaturas.
“En cuanto al caso en Linda Vista, lo que hizo el señor, a pesar de haber sido un accidente, las alteró por completo. Primero al cortar el panal, después al caer aumenta la agresividad y ya pisar la colmena las terminó por detonar.
“Como expliqué anteriormente, las abejas inyectan ácido fórmico. Esta sustancia deja impregnado un olor el cual incita a las demás a atacar en la misma área del primer piquete. De ahí el por qué los enjambres se alocan a la hora de picar.
“Cabe aclarar que 100 piquetes de abeja equivalen a la mordida de una víbora de cascabel. Ambos resultan mortales si no hay auxilio en el corto plazo”, comenta.
Sobre lo sucedido en Vidriera, el ingeniero indica que los apicultores también están capacitados para atender situaciones de enjambre. Lamenta que Protección Civil y Bomberos hayan llegado a esa medida.
“Es común que en ciudad se mantenga el prejuicio respecto a las abejas. Además, como los apicultores radican en municipios rurales, en lo que traen a uno y atiende el caso la situación se puede descontrolar. Una capacitación a las unidades de rescate no estaría mal como extra.
“En mi opinión, tratar el asunto con agua jabonosa lo recomiendo como último recurso. Acepto que se use en su totalidad cuando el panal se forme en lugares como techos de lámina, tubería o ductos de aire, ahí es imposible rescatarlo.
Al profundizar sobre el ataque en la colonia Moderna, Ovidio afirma que los botes de basura son un ambiente hostil y los olores que emanan contribuyen a su alteración.
“Fue la basura como tal, sumado a que si la gente al alrededor comenzó a manotear, prácticamente las provocaron sin saberlo. Las abejas son muy sensibles en cuestión de aromas y esencias, aunado a que en los desechos puede haber productos que se asimilen al dulce de la miel”.
“Cito a Einstein: si la abeja desapareciera de la superficie del globo, al hombre solo le quedarían cuatro años de vida: sin abejas no hay polinización, ni hierba, ni animales u hombres”, finaliza.