Creado hace ya 20 años, el Certamen Nacional de Pastorelas convocado por la Universidad Autónoma de Nuevo León ha permitido a diversos autores ampliar el género y permitir su renovación, partiendo de la premisa original del advenimiento de Jesús en un pesebre en Nazaret hace más de dos mil años, pero con una visión a la mexicana.
Y en muchas ocasiones, a la norestense. Prueba de ello es la antología Alas y Cuernos, en su primer tomo, que publicará la Máxima Casa de Estudios, presentada en el marco de la edición 2017 de la Escuela de Verano por parte de los maestros Lisbet García, Jorge Segura y Karina Esquivel, directora de Desarrollo y Cultura, y por los actores y promotores culturales, respectivamente.
García enfatizó la vocación de la Universidad Autónoma de Nuevo León de preservar y fortalecer las tradiciones y diversas expresiones culturales y sociales mexicanas y, sobre todo, las del noreste del país.
La antología reúne a 11 de las 20 pastorelas ganadoras del certamen nacional, que desde 1997 ha convocado a dramaturgos, actores, escritores y directores a presentar un texto original en competencia. A lo largo de estas dos décadas, más de 400 obras han sido sometidas a revisión de los jueces, precisó Lisbet García.
En la ceremonia de presentación, efectuada en el ala sur del Colegio Civil Centro Cultural Universitario, se dio el reconocimiento póstumo a Celso Garza Guajardo, quien como director de Extensión y Cultura de la UANL, fue quien promovió la creación de este certamen de pastorelas, a fin de fortalecer las tradiciones mexicanas.
Jorge Segura, actor y director, recordó en su intervención lo que él llamo la génesis del proyecto, que este 2017 llega a su vigésima edición y a la creación de su primera antología.
“La iniciativa se platicó por primera vez en la parte alta de la Casa de la Cultura, ubicada en la antigua estación del Golfo, con nuestro entrañable amigo Celso Garza Guajardo, en el contexto de aquellas jornadas de cultura popular auspiciadas por el gobierno del Estado, y en las que Celso era el principal promotor”, recordó.
Agregó que de esas jornadas surgieron tres tomos de Testimonios de la Cultura Popular Norestense, y en algunos de sus textos publicados como premio del Concurso de tradiciones y costumbres, se hacía referencia a la pastorela y sus respectivos montajes en diversas comunidades del entorno como El Peñuelo, La Chona, Vanegas, Doctor Arroyo, Parras de la Fuente, Sapioriz, Mapimí, entre otros.
Segura precisó que anteriormente la Secretaría de Educación del estado organizaba los concursos de pastorelas con grupos de secundaria, mientras que la Escuela Superior de Música y Danza anualmente efectuaba su montaje con alumnas de la especialidad de folklor, a la vez que la escuela de teatro de la Facultad de Filosofía y Letras revivía la tradición pastorelera en diferentes espacios.
Ya en la dirección de Difusión Cultural, Garza Guajardo convocó al primer Concurso de pastorela norteña, regional y mexicana, siendo su principal requisito que el texto y su posterior montaje fueran de carácter tradicional. Ese concepto siguió aplicándose cuando desde el Centro de Información de Historia Regional como director seguía apoyando el proyecto.
Jorge Segura, quien participó en diversas puestas en escena de las pastorelas ganadoras, comentó que al principio del certamen sólo se recibían pocos textos, los cuales eran transcripciones de pastorelas originales montadas por maestros de escuela, pero poco a poco el concurso fue cobrando renombre, y con ello llegó la profesionalización.
“Después, con Juan Alanís como responsable de Difusión Cultural, se siguió promoviendo el concurso, y en lo que va del milenio se han generado más de 400 textos de todos los sabores y colores con personajes, tramas, historias, extensiones y situaciones diversas.
“Comprobándose que es en estos textos donde la diversidad tiene su mejor ejemplo, ya que la pastorela se conforma con elementos que pueden ser adoptados, alterados, modificados o eliminados sin que la historia pierda su sentido, siendo esto lo que la da la versatilidad a un texto, conservando su trama y paradigma”, sentenció.
La elaboración de esta primera antología, Entre Alas y Cuernos, estuvo a cargo de Karina Esquivel, quien dirigió el montaje de la primera obra ganadora de 1997, Pastorela ambiental 97, de Ramón Longoria Ramírez.
En 1998, la pieza ganadora fue la Pastorela norteña, del maestro actor y director Rubén González Garza; en 1999, el ganador fue Octavio Campa Bonilla, con La nueva luz.
En el 2000, debido al deceso de Celso Garza Guajardo, hubo una pausa en el certamen.
Otras piezas incluidas son: Un Diablo de pacotilla de Octavio Campa Bonilla (2005), Diablo a la diabla, de Edeberto “Pilo” Galindo Noriega (2006); Todos quieren ser el Diablo, de Rubén González Garza (2007); y Christmas Road de Sergio Julián Monreal (2008).
Se suman Ni para Dios ni para el Diablo de Juan Martínez Vázquez (2010), El sol que nace de lo alto de Juan Pablo Montes ((2011); La espada del vencedor de María Guadalupe Olivares Ávila (2012); Pastorela de la esperanza y Milagro en el escenario, ambas de Virginia del Río, ganadora en el 2013 y 2014; y Ay, pastores, ¡cómo abundan! de Juan Tamez Alanís, en el 2016.
La antología Entre Alas y Cuernos estará disponible de manera pública a través de la página electrónica de la Casa del Libro Universitario y de la Secretaría de Extensión y Cultura de la UANL.