A pesar de que la Organización Mundial de la Salud recomienda que el número de nacimientos por cirugía oscile en el 15 por ciento, en Nuevo León -tanto en el sector público como en el privado- la cifra está por encima y tanto sólo en los hospitales de paga, el 85 por ciento de los niños nacen por medio de una cesárea, un procedimiento que, casualmente, es un 30 por ciento más caro.
Cuando Anahí Sánchez Rodríguez se enteró que estaba embarazada, la única certeza que corrió por su cabeza era que tendría a su bebé por parto natural.
Con 30 años a cuestas se encontraba en la mejor etapa para vivir el embarazo de su primogénito y como manda, buscaba recibirlo de la forma más limpia posible.
Su deseo no coincidió con la voluntad de los médicos de la clínica La Conchita de Monterrey, quienes le “sugirieron” recurrir al procedimiento de cesárea para corregir un supuesto riesgo en el embarazo.
La primera ocasión que se les planteó la posibilidad fue durante un ultrasonido; la segunda vez, a punto de dar a luz.
“El niño no viene bien acomodado y ocupará de cesárea”, dijeron los especialistas a los padres primerizos, quienes sin pensarlo aceptaron la propuesta.
Fue así que nació Javier Hernández Rodríguez, uno de los 92 mil niños neoloneses que han nacido en los últimos cinco años y en su mayoría, por medio de cirugía.
La fiebre por las cesáreas sin urgencia podría tener dos explicaciones: lo lucrativo del proceso para las clínicas que la practican y la desinformación de las madres al pensar que el proceso quirúrgico es más seguro que el parto natural.
Y para muestra un botón. En promedio, el costo de una cirugía de abdomen es 30 por ciento mayor en comparación con el parto natural.
Por ejemplo, en el Hospital La Conchita de Monterrey el precio de la primera es de 23 mil 170 pesos, mientras que el de la segunda es de 15 mil 19 pesos, aproximadamente.
En el Doctors Hospital, otra institución reconocida en Nuevo León, el costo de la cesárea es de 35 mil 910 pesos, mientras que el del parto vaginal ronda los 20 mil 839 pesos.
Al igual que el de Sánchez Rodríguez, existen decenas de testimonios en los que las 40 semanas de gestación transcurren con normalidad y al momento del parto se sugiere practicar la cesárea por supuestas complicaciones.
“A días de dar a luz los médicos me dijeron que estaba muy estrecha, pero otros me dijeron que no. Ya cuando se llegó el día me dijeron que ya tenía a la niña más arriba y me tuvieron que hacer cesárea porque aparte ya tenía contracciones y se me estaba saliendo agua.
“Me dijeron que me harían cesárea por facilidad y porque la niña podría quedarse sin líquido, pero en sí yo ya tenía dilatación, pero la niña ya no bajaba”, expresó Mónica Cruz, de 25 años.
El negocio de la vida puede resultar muy lucrativo en un país en donde dos de cada tres cesáreas que se practican son innecesarias.
México es ya la cuarta nación en donde se realiza más este procedimiento, tan sólo detrás de China, Brasil y Estados Unidos.
LA CAPITAL
DE LAS CESÁREAS
Monterrey es catalogada como “la capital de las cesáreas” por su alto índice de procedimientos, que superan la media nacional.
Y es que, de acuerdo con las cifras del INEGI, en 2014 en todo el país el 46.3 por ciento de los niños nació por cirugía de abdomen (23.2 por ciento programada y 23.2 de emergencia), pero dicha tasa se incrementa en Nuevo León, donde en los últimos cinco años el promedio fue del 53 por ciento.
A pesar de que la Organización Mundial de la Salud recomienda que el número de nacimientos por cirugía oscile en el 15 por ciento, en Nuevo León, tanto en el sector público como el privado, la cifra está por encima.
Según Adriana Rodríguez Arredondo, responsable del Programa de Salud Materna y Perinatal del Estado, en los centros médicos de la Secretaría de Salud el 30 por ciento de los alumbramientos son por vía quirúrgica y el 70 por ciento, vaginal.
Y aunque la institución trabaja para bajar aún más el índice, la problemática se acentúa precisamente en las clínicas privadas, en donde las cesáreas acaparan el 85 por ciento de las intervenciones.
“La problemática que tenemos nosotros más que nada es en los privados, porque ahí estamos teniendo, en porcentajes, alrededor del 85 por ciento en promedio en los últimos cinco años”, informó la doctora.
“MÁS MAMÁS”
Maribel Díaz Romero es una de las neolonesas que, sin pensarlo, decidió desde que recibión la noticia de su embarazo, dar a luz por medio de una cirugía.
La vecina del municipio de Escobedo no titubeó cuando pidió al médico particular que le programara el alumbramiento, a pesar de las contraindicaciones que se le dieron.
“Mi miedo pudo más. Había escuchado muchas opiniones sobre el parto natural y la cesárea y me quedé con la cesárea porque tenía mucho miedo que me lastimara. También me puse a pensar en las puntadas que me darían, todo lo que me incomodarían y lo que me dolería a la hora del parto, y preferí tenerla por cesárea.
“Por eso siempre prefería que me pusieran anestesia y yo no sentir nada”, mencionó la joven de 27 años.
La aparente comodidad fue otro factor que determinó que Maribel se inclinara por el parto asistido. Ella sabía el día y la hora a la que daría a luz.
Sin embargo, la regiomontana asegura que si pudiera regresar el tiempo se sometería al parto natural, ya que la recuperación de la cirugía de útero fue dolorosa y provocó que durante mucho tiempo no pudiera producir leche para amamantar a su pequeña de un año.
“Si pudiera regresar el tiempo la tendría natural, porque eso influyó mucho a que no me bajara por mucho tiempo la leche”, aseguró la joven.
En septiembre de 2016, el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, generó controversia al declarar que las mamás que tienen a sus hijos por parto natural son “mejor mamá, más mamá”.
El mandatario estatal intentaba promover la práctica del parto vaginal y aunque sus palabras provocaron diversas reacciones, lo cierto es que Nuevo León enfrenta una epidemia de nacimientos asistidos con cirugía.
El negocio de las clínicas particulares en Nuevo León tiene como su mejor aliada a la desinformación, pues cada vez hay más mujeres que deciden someterse a abrir su vientre, en lugar de dar a luz por la vía vaginal.
La cesárea fue concebida para apoyar el nacimiento en embarazos de riesgo, pero desde hace una década, las futuras madres han optado por la “comodidad” de dicho procedimiento, sin saber que es aún más complejo, según señala la responsable del Programa de Salud Materna y Perinatal de Nuevo León.
“Hemos visto un incremento en la indicación de cesárea que es por elección de las pacientes. Muchas veces es por desinformación. Ellas creen que una cesárea es menos complicada, lo ven como más práctico, pero en realidad puede haber más complicaciones anestésicas, en la coagulación, infecciones porque es una herida quirúrgica.
“Hemos escuchado que por la practicidad (deciden aliviarse por cesárea), piensan que es mucho más rápido y el desconocimiento que tienen porque a veces al embarazo no le dan la relevancia, la importancia de sus controles prenatales, de planear sus embarazos, de tomar sus medicamentos, su ácido fólico, de no tomarse sus ultrasonidos en cualquier clínica sino con personal especializado que pueda dar un buen diagnóstico”, señaló la especialista.
El aún alto porcentaje de cesáreas en el sector de salud pública de Nuevo León tiene su explicación en la desinformación, así como en las complicaciones por cesáreas previas.
Y es que muchas mujeres desconocen que se debe de tener una evaluación antes, durante y después del embarazo para garantizar la salud del menor.
“Hay que tener un buen control prenatal y una valoración desde antes del embarazo, que es lo que nos está faltando a la población. Los embarazos se están complicando porque no tenemos una valoración desde antes de embarazarme para conocer qué riesgos puedo tener.
“Por ejemplo, si una mujer tiene diabetes, hipertensión con tuberculosis o alguna enfermedad que pueda afectar el embarazo, pues hay que controlarla antes de embarazarse: tomar ácido fólico y todos los nutrientes que se necesiten para estar en óptimas condiciones con el embarazo”, expresó la especialista de la Secretaría de Salud.
Actualmente la Secretaría de Salud de Nuevo León realiza un censo para registrar a las mujeres embarazadas de la entidad y ofrecerles un control prenatal adecuado.
Durante el primer trimestre, las 12 semanas iniciales del embarazo, la institución hace una evaluación del riesgo obstétrico de la futura madre y en base al resultado se le direcciona con quien llevará su control, que puede ser de primer nivel o con un ginecobstetra.
“Se le hacen algunos ultrasonidos para medir las arterias del útero, para ver qué tanto riesgo se tiene de desarrollar preeclampsia, que es hipertensión en el embarazo y algunas otras condiciones que se puedan presentar. Que no se tenga una enfermedad agregada. Toda la valoración, y que se haya llevado todo el control”, dijo Rodríguez Arredondo.
La especialista agregó que las aspirantes a cesárea son aquellas mujeres que podrían desarrollar preeclampsia, portadoras de VIH o con alteraciones en la placenta. El resto deberían de llevar a cabo un parto natural.
La cesárea es una herida al útero, y como tal tiene que regenerarse, por eso se recomienda a las mujeres que vivieron el procedimiento, que su próximo hijo lo tengan dos años después y que puede ser por la vía vaginal.
De acuerdo con la especialista, existen mitos alrededor de la primigesta (que significa el primer embarazo), pues muchas pacientes y médicos piensan que al tener al primer hijo por cirugía, el resto también tendrá el mismo proceso y no es así.
“Otra cosa que queremos trabajar mucho es en la cesárea en la primigesta, en el primer embarazo, porque muchas veces cuando ya tienes una cesárea previa te dicen que es necesario cesárea en los siguientes embarazos, que en realidad no es una indicación absoluta de cesárea.
“Entre más embarazos se tenga es mayor el riego, porque son heridas que se le están haciendo al útero. También depende del período que hay entre un embarazo y otro, lo ideal es que sean dos años entre uno y otro. Son heridas que el órgano tiene que restaurar y esto aumenta el riesgo de estas prácticas”, mencionó Rodríguez Arredondo.
Dentro de los indicadores nacionales, la Secretaría de Salud tiene el objetivo de bajar el número de alumbramientos por cesárea a alrededor de 25 por ciento, y para lograrlo se están apoyando en el denominado parto humanizado, proceso en el que se tienen prioridad los deseos de la mujer y no del médico, y que finalizan con nacimientos naturales.
“Dentro de nuestros indicadores a nivel nacional es que lo bajemos a alrededor del 25 por ciento, es lo que se nos pide a nivel nacional. Sí estamos trabajando mucho para lograr disminuir este porcentaje, mejorando el control prenatal y tener a las pacientes en un seguimiento más estrecho para que tengan un parto vaginal. Inclusive, en el Hospital Materno Infantil se tiene un área que se llama de bajo riesgo, y todas esas pacientes tienen partos vaginales, incluso se permite el acompañamiento y se está manejando el parto humanizado. La idea es que se replique en todos los hospitales”, expresó la doctora.
Además, como institución reguladora, la Secretaría de Salud también interviene en las prácticas de las clínicas particulares a través de los colegios médicos, de ginecobstetras y de medicina materno-fetal para intentar concientizar sobre las problemáticas que genera al Estado el alto porcentaje de cesáreas.
“Más que nada es para concientizar a los médicos, porque sí les puede tocar una paciente que se les llegue a complicar por haber tenido otras cesáreas previas y sí hay que ver la corresponsabilidad de ellas.
“Sí muchas veces nos dicen ellos que es por decisión de la paciente, lo cual se tiene que respetar, pero sí es más cuestión de informar a la población sobre las ventajas y las desventajas tanto del parto como de la cesárea, y también concientizar a los colegios de médicos.
“La Secretaría de Salud interviene mediante los diferentes colegios de médicos y los comités que tenemos en el Estado, en donde evaluamos las opciones que se tienen en los hospitales y ver que traten de disminuir sus porcentajes de cesárea. Incluso, evaluar los indicadores, porque cada hospital debe tener sus propios indicadores de cesáreas; entonces, estar evaluando a cada uno de los hospitales y ver qué indicadores están aplicando para disminuirlo”, dijo Rodríguez Arredondo.