Si bien el Premio Nacional de Dramaturgia Emilio Carballido había sido otorgado en ediciones anteriores a personas de las más diversas procedencias, este año corres-pondió a un autor del noreste el ser reconocido por este certamen en su edición 2009.
Medardo Treviño González, de Ciudad Victoria, Tamaulipas, consiguió que su obra Figuras de lluvia fuera considerada por el jurado como la mejor entre sesenta trabajos de los que llegó a haber más de diez finalistas.
“La problemática política a mí me ha llamado mucho la atención“, explica Medardo, “creo que primordialmente gran parte de los movimientos que vemos son acciones políticas y siempre han sido una preocupación presente en mis obras”.
Medardo explicó que en el norte el teatro se ha convertido en un fenómeno importantísimo ya que precisamente toca temas vivos, de la región. “Problemas que nos sacuden, que nos duelen, como el narcotráfico o la corrupción”.
Hernando Garza, Luis Martín y Pedro Gonzalo Castro fueron los teatristas que conformaron el jurado y que destacaron el nivel poético y el oficio de este autor tamaulipeco cuya formación, sin embargo, se dio en Monterrey al lado de maestros como el propio Luis Martín.
Nacido en Río Bravo, Tamaulipas, en 1960, Medardo cuenta con una amplia trayectoria teatral. Es autor de más de 42 obras de teatro, de las cuales ha dirigido 38.
Además, recibió importantes reconocimientos como el Premio Nacional de Teatro Histórico por su obra Cantata a Carrera Torres, Premio Nacional de Teatro Griego, mejor director del Concurso Nacional de Teatro Griego por la obra Reso, Premio Nacional de la Asociación Nacional de Críticos de Teatro por El público de García Lorca como la mejor obra dirigida en el interior de la república en 2004, mejor actor en el Festival Mesoamericano de Teatro y Premio Nacional de Teatro de la AITA-IATA en tres ocasiones.
Figuras de lluvia es una obra que, a decir del jurado, toca el tema de la frontera sin caer en los clichés de la inmigración.
“Trasciende la frontera, trasciende la imaginación. Para mí es una obra mágica y muy teatral”, explica el maestro cubano Pedro Gonzalo Castro.
La historia, a decir de Hernando Garza, se trata de una “tragedia norteña”, la historia de una madre que junto a sus hijos planea asesinar a su esposo, quien a la vez es un importante político corrupto.
“Es como una lady Macbeth traída a la zona fronteriza, norteña. La misma construcción del personaje, los monólogos, contribuyen a la acción, tanto interna como externa de la misma trama”, dice.
“Hay una creación de atmósferas muy importante, un manejo muy fresco e interesante del lenguaje poético, sin desvirtuar la trama, es parte de ella”.