
Sin restarle solemnidad, los integrantes del Quinteto de Alientos Prana aprovecharon el intermedio de su presentación para tener un diálogo con el público que asistió la noche del pasado martes 18 de julio al Aula Magna de Colegio Civil Centro Cultural Universitario.
El concierto formó parte de las actividades que se realizaron dentro de la Escuela de Verano Edición 2017 y fue el último para el Quinteto Prana en esta temporada.
Roberto Flores, el clarinetista del grupo, dio la bienvenida al público al dar una introducción del repertorio que ofrecieron, esperando conquistarlo con su particular forma de interpretar las melodías de compositores clásicos.
Iniciaron la velada musical con el Quinteto Op.91 número 5 en La mayor de Anton Reicha. Flores refirió que al estar seleccionando las melodías se encontraron con este compositor checo del periodo romántico, que dedicó mucha de su obra al ensamble de alientos.
El Quinteto Prana está integrado por Pablo Rosas (flauta), Pedro Rivera (oboe), Marco Malaigia (corno), Rubén Esparza (fagot), y Roberto Flores (clarinete).
Flores comparó a los cuatro movimientos con acciones; al primero lo señaló como el estar de prisa; al segundo como la solemnidad casi religiosa; al tercero como una fiesta en un pueblo; y al cuarto como un juego de niños.
Luego de concluir con esta primera parte del programa, los músicos se acercaron al borde del escenario y se sentaron ahí para interactuar con el público.
Durante unos 10 minutos contestaron algunas dudas sobre el quinteto, también sobre los instrumentos que tocan y hasta en qué momento es indicado aplaudir en un concierto como estos.
Aclararon que el nombre de Prana es por su significado, que es la energía que nos regala el universo.
Después del intermedio, los integrantes interpretaron las Seis Bagatelas de Gryorgy Ligeti, uno de los grandes representantes de la música del siglo XX.
“Esta es una obra súper importante para la literatura del quinteto de alientos; es una obra que se escribió en la segunda mitad del siglo XX y ustedes van a notar el contraste con lo que interpretamos de Reicha, que fue todo muy clásico y tradicional.
“Ahora vamos totalmente a lo opuesto; es parte de lo que nosotros como ensamble queremos ofrecer al auditorio, ya que presentamos música tradicional y clásica, y ahora presentamos música nueva y así tener un repertorio variado”, manifestó Flores.
Para seguir en ese “mood”, el quinteto se lució con una adaptación de La Rapsodia en Azul de Geroge Gershwin, que por lo regular es interpretada por una Big Band y originalmente está escrita para piano, pero con los arreglos que le hicieron, la falta de este instrumento fue imperceptible y los asistentes agradecieron este esfuerzo.
Finalmente, el quinteto se despidió a manera festiva con La Rumba, danza número 5 de Denes Agay, para cerrar este concierto de alientos que formó parte de las actividades de la Escuela de Verano de la UANL edición 2017. v