Por JAZIZ BECERRA
Aconcagua es el reto de cuatro montañistas regios, entre ellos una mujer, que se alejaron de sus familias el 25 de diciembre para viajar a Argentina para conocer el “Techo de América” y con esto superar todas sus anteriores experiencias en este rubro.
La montaña mide 6 mil 962 metros de altura y es considerada un a de las siete cumbres más altas del mundo. Para hacer cumbre en este gigante los regiomontanos llevan equipo especial adquirido con dinero de su propio bolsillo.
“Lo hacemos porque lo consideramos algo más profundo que lo demás que podríamos hacer, sentimos mucho amor por la naturaleza y nos gusta explorarla”, dijo Cristian Zapiaín, quien tiene 22 años y es estudiante de comercio en el Tecnológico de Monterrey.
El más joven de los cuatro, Andrés Elizondo, de 19 años es estudiante de la UdeM y trabaja solamente para poder solventar el gasto que representa practicar esta actividad.
“Me gusta mucho porque cuando subes una montaña se te presentan obstáculos, así como en la vida se te presentan también, cuando estoy en la montaña pienso en eso y me gusta superarlos así como en la vida también, por eso me gusta mucho”, expresó.
El equipo de montañistas consiguió patrocinios de un par de empresas aquí en Monterrey, sin embargo sólo les alcanzó para cubrir los gastos de la transportación y tuvieron que poner de su bolsillo para completar lo necesario para la expedición.
César Garza, el más experimentado de los cuatro, indicó que ellos esperan más de este movimiento y que surjan más empresas y se comprometan a ayudar, ya que no es fácil en estos tiempos donde reinan otros deportes como el futbol.
“Patrocinio sí conseguimos pero es mínimo, nos gustaría que pusieran algo de atención a los montañistas también, es una actividad muy interesante y nos gustaría que se metieran más con nosotros”, expuso.
La única chica que acompaña a los otros tres aventureros se llama Vicky Garza, es egresada de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UANL y comenta que su familia no tiene problema con su actividad aunque represente riesgos, pues se han acostumbrado a vivir con eso.
“Mi familia se fue acostumbrando, al principio sí pues estaba más chica y comenzaba con los viajes y pues no estaban muy de acuerdo, pero se fueron acostumbrando y pues este va a ser el mayor reto para mí y pues como quiera me dicen que me mantenga en contacto, aunque en la montaña no hay, me dicen que apenas bajando les hable”, explicó.
En las alturas del Aconcagua el oxígeno se reduce hasta 60 por ciento y los vientos llegan a alcanzar los 150 kilómetros por hora, sin embargo esto no asusta a ninguno de los 4 miembros de la expedición ya que dicen que llevan el equipo suficiente para realizar esta escalada llamada “Grand Slam” por lo que representa.
Los aventureros quieren hacer cumbre en el “Techo de América” y ya piensan en su siguiente reto: el monte Kilimanjaro en Africa.