La violencia asociada al enfrentamiento entre la delincuencia organizada y el Estado se ha convertido en uno de los principales ejes discursivos de tres noticieros estelares de televisión abierta. Un análisis de las transmisiones nocturnas de Televisa, TvAzteca y Canal 11 realizado por Ciudadanos en Medios, Democracia e Información el primer semestre de 2009 detectó un total de 402 notas relacionadas con el crimen organizado.
De éstas, 49 por ciento fueron dedicadas al narcotráfico; 17 por ciento a temas de corrupción; 12 por ciento a secuestros, y 9 a ejecuciones sin un móvil aparente. El 13 por ciento restante se distribuye en varios subtemas, como fugas de reos, traslados de detenidos, decomisos de armas, tiroteos y temas afines que no se asocian expresamente a una actividad criminal en particular.
Casi la mitad de estas notas fueron anunciadas en el “teaser” con el que abren los noticieros y que es utilizado por la producción para destacar las notas más importantes a tratar. Algo así como la primera plana de los noticiarios.
Si esto sugiere cierto protagonismo, el dato adicional de que 8 de cada 10 son presentadas durante el primer bloque del noticiero confirma la tendencia a privilegiar este tipo de información por encima de economía, sociedad, educación o política.
El noticiario que más dedica al crimen organizado es el conducido por Joaquín López Dóriga en el canal 2 de Televisa. Un promedio diario de cuatro notas, con días en los que el tema llega a ocupar la mitad del noticiero. Después siguen los noticiarios de TvAzteca y Canal 11 con tres y dos notas diarias promedio respectivamente.
Uno de los objetivos del estudio, además de cuantificar el tiempo de cobertura, es analizar el tratamiento de la información. Un dato interesante es la presencia mayoritaria de las Fuerzas Armadas en la narración de las notas, muy por encima de la procuraduría o la Secretaría de Seguridad Pública.
En primer lugar, 37 por ciento de las notas hacen mención expresa a militares; mientras que empatan en el segundo puesto la SSP y la PGR con 26 por ciento. Además, llama la atención que 20 por ciento de las notas no mencione fuente de información alguna.
Es decir, que en dos de cada 10 notas es imposible para el televidente determinar de dónde proviene la información.
Respecto al tipo de imágenes que se muestran, observamos que las armas de fuego son el recurso más utilizado (48 por ciento). Funcionarios y políticos aparecen en más de la mitad de las notas (58%), mientras que imágenes de presuntos delincuentes se ven en 35%. Las imágenes de miembros del Ejército y Armada aparecen en un número similar. Contrario a lo que anticipábamos, de acuerdo a una tendencia de cobertura del presidente Felipe Calderón discutida en estas páginas semanas atrás, su imagen aparece sólo en 8% de las notas sobre delincuencia organizada.
Nuestros datos sugieren que el tiempo real dedicado a cubrir temas asociados con la seguridad pública no son tan altos como pareciera, pues en promedio se destina menos de 20% del total de estos noticieros a tales temas. Lo que sucede es que la producción coloca esta información en los lugares más vistosos, como las cortinillas de apertura y el primer bloque del programa.
Su visibilidad, por tanto, responde al armado del noticiero más que a una saturación de información sobre el tema. Así, la violencia de la delincuencia organizada es el gancho del noticiero y, eventualmente, en su distintivo genérico.
En efecto, la violencia del crimen organizado es palpable en varios estados del país. Hoy los noticieros han dado un lugar privilegiado a esta información. Sin embargo, vale la pena preguntarnos si estos espacios cumplen con la finalidad de ofrecer información sobre otros temas distintos a la narcoviolencia o los secuestros.
Resaltar esta información por encima de otros acontecimientos tiene al menos dos consecuencias. Primero, moldea las expectativas de los televidentes respecto a qué es una noticia y cuáles son las características estéticas que la acompañan.
Segundo, inhibe un elemento central en la narrativa periodística: la causalidad. Hoy conocemos con lujo de detalle los horrores de esta guerra, pero no se nos dice el por qué. Necesitamos noticieros que intenten comunicar la complejidad del fenómeno a su auditorio.
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