La mirada cautiva del turista, observando el desierto infinito, se detienen en una enigmática franja verde, productora milagrosa de viña y nuez, próspera población de manos generosas y espinadas: la pequeña ciudad de Parras, Coahuila.
Con sus habitantes trabajadores y un subsuelo bendecido por sus mantos freáticos (aguas subterráneas), le han dado una modernísima infraestructura vinícola que llena de orgullo la nación entera.
Sus calles invitan al paseante a caminarlas pausadamente. Los vinos, a catarlos con delicadeza. Los edificios coloniales, como la casa donde vivió Don Francisco I. Madero y un sinfín de personajes ilustres de la región, sin duda alguna nos invita a conocer y recorrer este hermoso lugar de Coahuila.
A sólo 210 kilómetros de Monterrey uno puede disfrutar de este paradisiaco lugar. Basta con tomar la carretera a Saltillo para posteriormente tomar la vía a Torreón. La desviación a Parras está bien señalizada, por lo cual no habrá ningún problema en llegar a este pueblo místico.
Parras de la Fuente fue incorporado al programa de “Pueblos Magicos” en 2004 y desde entonces abre sus puertas a todo el viajero que desee pasar un fin de semana cálido, alejado del bullicio de las gandes ciudades y reposar en sus característicos “hostales” adornados de su belleza arquitectónica y precios módicos.
Casa Madero es, sin duda, el lugar preferido de los turistas. Ahí se encuentra la vinícola más antigua del continente americano, fundada en 1597 por don Lorenzo García bajo el nombre de Vinícola San Lorenzo y que a partir de 1893 lleva el nombre de Casa Madero.
La casa ofrece un tour donde el visitante podrá recorrer y disfrutar del aroma de la uva aún colgando y de la fermentada. Un guía del lugar los transporta a la historia de Parras y su producción vitivinícola.
Los jardines de Casa Madero lucen espectaculares, todos flanqueados por pinos que dan un toque elegante. La parroquia de Casa Madero ha sido testigo de muchas parejas que se han declarado su amor ante el altar y han disfrutado de una velada inolvidable.
Parras tiene historia que vale la pena conocer. De aquí han surgido personajes que han dejado huella en el caminar de México, tales como Agustin de la Viesca y Montes (gobernador del estado de Coahuila en 1835 y secretario de Relaciones en el Gobierno del General Vicente Guerrero); Jose María de la Viesca y Montes (primer gobernador del estado de Coahuila y Texas, senador y diputado en 1833 y 1856); Andres S. Viesca (combatió en la Hacienda de Santa Isabel derrotando a los imperialistas franceses. Gobernador de Coahuila, senador en 1875 y en 1888); Francisco I. Madero (iniciador de la Revolución Mexicana y presidente de la República) y Nancy Cárdenas (escritora de libros y novelas).
Parras fue fundada en 1598 por el capitán Anton Martín Zapata, el jesuita Juan Agustín de Espinosa, el escribano Francisco de Andrade y el mayordomo de Urdiñola Baltazar Rodríguez con el nombre de Santa María de las Parras.
Museos como el de El Mono le dan un toque característico a este pueblo. Desde mariachis hasta personajes de terror están en este lugar. No importa la edad, todos se transportan a su época de la infancia donde los monos cobran vida.
Todo Parras es digno de visitarse, sus iglesias que aún conservan ese olor a adobe; las tiendas de mezclilla donde se puede encontrar todo tipo de estilos y de las tallas que ni siquiera imaginas que existen; sus balnearios con agua natural y artificial que otorgan al turista una opción más para refrescarse del calor, y sus restaurantes al aire libre con el olor al sinnúmero de guisos ya preparados que despiertan el apetito del más selecto de los comensales.
Vale la pena visitar Parras, un pueblo lleno de magia y color. El pueblo que denominan los parrenses como “la capital del mundo”.