Cada 30 de abril México se viste de colores y celebra a sus niños. Sin embargo, hoy el ritmo de vida, los hábitos alimenticios y el sedentarismo han convertido a la infancia en la etapa en la cual se gestan “nuestros nuevos casos de diabetes”.
Así lo advierte la endocrinóloga Roopa Mehta cuando pregunta dónde comienza el grave problema de obesidad que hay en nuestro país que, a la postre, suele desencadenar diabetes.
“En los niños”, sentencia la doctora, respaldada por resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición que reflejan un aumento de 1.4% en cuanto a la prevalencia de sobrepeso u obesidad en chicos de 12 a 19 años de edad de 2012 (34.9) a 2016 (36.3).
“El consumo de alimentos y bebidas no recomendables: productos endulzados, botanas, dulces, postres y mucho más” tienen en vilo la salud de millones de pequeños. Por ello, la especialista invita a los padres a preocuparse por las etiquetas nutricionales de los productos, aunque admite que la gran mayoría no sabe hacerlo.
“44.7% de personas nunca checan o escogen alimentos basados en etiquetas saludables. (Como médicos) Tenemos que fomentar y educar a nuestros pacientes sobre cómo leer las etiquetas para que elijan correctamente”, indicó.
CAMBIAN PARQUES POR SILLONES
Otro gran preámbulo de la diabetes a temprana edad es el sedentarismo. “82% de nuestros niños entre 10 y 14 años son inactivos”, subraya la también autora del manual “Viviendo con diabetes” en referencia, sobre todo, al tiempo que gastan frente a la televisión.
Si bien se han puesto en marcha diversos programas estatales y nacionales que llaman al ejercicio en niños y adolescentes, se trata de una situación que aún no se puede controlar y que, incluso, se sufre en todo el mundo.
“Empezar desde pequeños, ésa va a ser la clave para que en un futuro ese incremento de la obesidad, del sedentarismo y de la diabetes no llegue a cifras tan alarmantes como está ocurriendo en México. De poco va a servir hacerlo a los 40 años”, puntualiza el doctor Vivencio Barrios, cardiólogo del Hospital Universitario Ramón y Cajal, en Madrid, España.
Comparte que en su país natal también se llevan a cabo acciones para impulsar la actividad física y mejores dietas, pues la obesidad infantil sí ha aumentado en los últimos años, más allá de que en España “no tenemos una dieta tan hipercalórica como en América. No obstante, la ‘contaminación’ que viene de Estados Unidos nos ha hecho copiar modelos de dietas con muchas grasas saturadas y refrescos con azúcar”.
“Los niños antes salían a jugar a la pelota, corrían o montaban en bicicleta y ahora juegan con dispositivos electrónicos. De hecho, hubo un programa específico para niños que se llama ‘Mimocardio’, desde la Sociedad Española de Cardiología, incentivando actividades más cardiosaludables”, señala.
Por su parte, David Ørsted, director médico global de la farmacéutica Novo Nordisk, acepta que “es un problema mundial. En Dinamarca vemos el mismo panorama: incremento de obesidad infantil. Se están creando programas preventivos para promover el ejercicio desde las escuelas, por lo menos con una hora diaria para que los chicos se ejerciten o jueguen. Tal vez no es la misma condición que aquí, pero sí es la misma tendencia”.
ESTIGMA IRREMEDIABLE
Asimismo, otros factores de riesgo trascendentes son la etnicidad y la herencia. Respecto a la primera, “no hay mucho para platicar, pero la genética no nos ayuda”, dice Mehta.
En tanto que, la historia familiar también puede catalizar la aparición de diabetes. Por ejemplo, la probabilidad de que un niño desarrolle este padecimiento es 19.5% más alta si ambos padres son diabéticos.
No obstante, lo que sí están a tiempo de hacer esos papás es estar atentos a ésta y otras señales que perfilen a su hijo como una potencial víctima de la diabetes a temprana edad. Tomemos en cuenta que 22% de los pacientes son menores de 40 años al momento de su diagnóstico.
“Aumento de la posibilidad de complicaciones, discapacidad, riesgo cardiovascular y enfermedades renales” son algunas de las consecuencias que enfrentan durante mucho más tiempo aquellos niños y jóvenes detectados con bastante antelación respecto a las personas mayores a 60 años, que es la etapa de mayor prevalencia de diabetes en nuestro país.
SE AGUDIZA LA AMENAZA
Producto de todo lo anterior es que la diabetes tipo 2, antes poco común en los infantes, ya es un “problema creciente. Tan es así que se están haciendo investigaciones de los medicamentos que se usan en adultos, ahora en pacientes entre los 10 y 17 años de edad”, asegura el doctor Enrique Morales Villegas, fundador y director del Centro de Investigación Cardiometabólica de Aguascalientes.
Explica que la incidencia de este tipo de diabetes reportada en Estados Unidos es de 0.4 casos por cada mil niños de 10 a 17 años, mientras que México suma un paciente por cada mil en esas mismas edades y, “obviamente, hay una asociación directa con sobrepeso y obesidad”.
Precisamente Aguascalientes es de los estados involucrados en el estudio del alza de diabetes tipo 2 en la infancia y la adolescencia. Más de 20 mil pequeños medidos y pesados en dicha localidad arrojan estadísticas de obesidad y sobrepeso superiores a la media reportada por “Ensanut 2016”.