MEXICO.- Ambos llegaron a las 12:25 horas como aspirantes presidenciales y a las 12:45, por separado, se marcharon; uno cabizbajo y el otro sonriente, convertido en virtual candidato presidencial de la izquierda mexicana en 2012.
Bastaron 30 minutos para frenar el sueño de uno y comenzar la segunda travesía del otro. El pacto era llegar juntos, que ninguno se adelantara, que nadie ganara reflectores y que la recta final pareciera más que una derrota, un espaldarazo.
Así lo hicieron y arribaron a la cita con el secreto celosamente guardado, el cual sorprendió a la mayoría de los asistentes, quienes especulaban y apostaban por un empate técnico; sin embargo, la información fue contundente: Andrés Manuel López Obrador ganaba tres de las cinco preguntas que se hicieron a un universo de 6 mil personas con credencial del IFE vigente.
Al principio los dos lucían relajados. Ambos, en trajes oscuros y con corbatas amarillas, escucharon por cinco minutos el veredicto de las encuestadoras. La serenidad del jefe de gobierno capitalino fue mutando a impaciencia. Sus manos, su mirada lo delataban.
López Obrador no se limitó en elogios para su contraparte. Llevó a Marcelo de lo excepcional al nivel de los personajes de la mitología griega. Aseguró que era como Ulises, el de la Odisea, porque no se dejó llevar por el canto de las sirenas.
‘REPÚBLICA AMOROSA’
Andrés Manuel López Obrador descartó que su concepto de “república amorosa” represente un discurso de corte religioso y explicó que se refiere a la recuperación de valores.
En entrevista con Carmen Aristegui, López Obrador explicó que el concepto de “República Amorosa” significa tener amor por la familia, el prójimo y a la patria, sin que esto represente un discurso religioso.
AMLO insistió en que es necesario pensar en el bienestar de los mexicanos y en el fortalecimiento de valores y consideró que puede haber empleo, crecimiento económico pero si no se fortalecen los valores no será posible detener la degradación del país.
El líder del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) también descartó que las siglas de dicha organización tengan una connotación religiosa, en específico que esté relacionado con la Virgen de Guadalupe.
El ex jefe de Gobierno del Distrito Federal se definió como un humanista con sentimientos, que le duele lo que le pasa al país.
CAMBIO DE DISCURSO
López Obrador está decidido a cambiar “la leyenda negra” que existe sobre él.
“Me atacaron mucho, hicieron de mí una leyenda negra, engañaron vilmente a la gente”, aseguró en una entrevista, un día después de que se anunciara su triunfo en una encuesta entre 6 mil personas hecha por el Partido Revolucionario Democrático (PRD) para definir a su representante para las elecciones de 2012.
Contó que, por sugerencia de sus amigos, dejará de usar términos controvertidos como “la mafia en el poder” para referirse a la cúpula política y empresarial de México, y se dará a conocer, en cambio, como “humanista, un hombre con principios, con ideales”.
El ex alcalde de Ciudad de México, de 58 años, una figura amada y odiada sin matices en el país azteca, estuvo cerca de ganar hace cinco años, cuando quedó 0.56 puntos detrás de Felipe Calderón en unos comicios que calificó de fraudulentos.
En las últimas semanas, López Obrador realizó distintas actividades para relanzar su perfil. Participó en un encuentro con empresarios en Monterrey, la capital económica del país, y en una conferencia en el Centro Woodrow Wilson, en Washington.
“Tengo que ir haciendo las cosas de acuerdo a lo que le conviene a nuestro movimiento y al objetivo que tenemos”, señaló. Agregó que mucha gente no lo conoce pero tiene una mala imagen de él.
“Nunca estuve en contra de los empresarios. Fui jefe de gobierno y tuve una relación extraordinaria con todos ellos”, subrayó.
El candidato de izquierda, a quien sus opositores acusaron, en la pasada campaña electoral, de ser “un peligro para México”, dijo que su meta es construir una “república amorosa”, basada en la felicidad de las personas y la moral pública. “No es una utopía”, indicó.
Contó, además, que le gustaría ser un Lula a la mexicana, en referencia al popular ex presidente brasileño. Afirmó que, de no haber sido derrotado en 2006, en este momento “el ejemplo no sería Brasil sino México”. v
Agencia: El Universalwww