El pasado 24 de junio fueron hallados los restos sin vida de los salvadoreños Óscar Alberto Martínez y su pequeña hija, Angie Valeria, quien –de un año con 11 meses– se ha convertido en una de las víctimas más jóvenes del río Bravo por el fenómeno migratorio. Ese mismo día fallecieron en la región deshidratados una mujer con tres criaturas.
Muy probablemente desde aquella imagen de Aylan Kurdi, el niño sirio muerto en 2015 a la orilla de una playa en el suroeste de Turquía y que conmovió a todo el mundo, no había habido otra gráfica que ilustrara tanto la crisis de indocumentados huyendo de sus países de origen como la de Matamoros, en el noreste de México.
Aunque la autoría de la foto –que aparece en los medios más importantes– se la atribuyen varias personas, lo cierto es que más allá de una toma trágica vendida de oportunidad a la agencia Associated Press (AP) y que ya muchos hacen candidata de premios (algo secundario), lo principal es que se retrata una crisis desesperada por ingresar a la Unión Americana:
Los puentes internacionales de Estados Unidos están atestados de personas pidiendo asilo humanitario y estas interminables filas arrojaron a la familia Martínez Ávalos a la impaciencia, pero también a la desgracia.
En lo automático la instantánea de la bebé que yace boca abajo junto al cuerpo de su padre dentro de una camiseta los ha hecho iconos de un fenómeno masivo por buscar el tan trillado “sueño americano”.
Les antecede un incalculable número de personas que fracasaron en el intento, que como ellos sucumbieron en la frontera por la ferocidad del Bravo.
Pero pese al poderoso mensaje que está llevando la desafortunada imagen, con un momento que paradójicamente quedó inmortalizado, es casi seguro que seguirá habiendo decesos, aunque el presidente norteamericano, Donald Trump, haya declarado que si el muro fronterizo se hubiera construido ambos seguirían vivos.
QUIÉNES ERAN LAS VÍCTIMAS
Óscar Alberto Martínez Ramírez, su esposa, Tania Vanessa Ávalos y su bebé, Angie Valeria, de 25, 21 y un año con 11 meses, respectivamente, salieron de su natal El Salvador a comienzos de abril. Emprendieron un largo, pero esperanzdor periplo, ignorando que padre e hija regresarían muertos.
Viajaron más de tres mil kilómetros para alcanzar el límite que divide a México de Estados Unidos. De hecho, fueron parte de las caravanas migrantes que atravesaron el continente desde el trópico centroamericano.
Los medios locales investigaron y revelaron que Óscar trabajaba elaborando pizzas, mientras que Tania era cajera en un restaurante de comida china, pero les persuadió el aparente éxito económico de unos familiares en la ciudad de Dallas, Texas.
Según consignó la prensa internacional la madre de él, Rosa Ramírez, les rogó que no se fueran. Confesó a los medios que llevaban una carta para justificarse que eran perseguidos por las pandillas, mas nada de eso era cierto.
Y es que hacer el viaje a Estados Unidos es una arraigada práctica que ya forma parte de su idiosincrasia como nación.
A pesar de que El Salvador enfrenta los embates de la violencia y la pobreza (como otras regiones próximas del extranjero), de acuerdo con algunos investigadores el fervor por abandonar el país es visto casi como una religión y esta familia ya lo tenía decidido: iría hacia el norte tal y como lo han intentado millones de coterráneos.
Consiguieron sortear una gran cantidad de peligros y en México obtuvieron una visa humanitaria, pero en sus planes nunca estuvo quedarse, mucho menos desistir de la idea de pisar el territorio norteamericano.
LO SUBESTIMARON
Ochenta y un días después de poner un pie fuera de su domicilio, de caminar por horas y mal dormir en albergues, finalmente se arrojaron sin saberlo a los brazos de la muerte. La aparente tranquilidad del río Bravo los hipnotizó.
A pesar de que en el internet pululan historias trágicas de este afluente internacional, ellos minimizaron su peligrosidad.
Ignoraron también que alrededor había letreros con advertencias. En el teléfono intercambiaron mensajes y le avisaron a sus parientes por Facebook que una vez del “otro lado” se entregarían a la “migra”.
Incluso, en el sector por donde intentaron cruzar (a la altura del anterior Consulado Americano), la distancia de las orillas de México y Estados Unidos es muy corta que ni los 15 metros supera. Antes de mojarse su confianza estaba intacta, pero todo les salió mal.
Y aunque es uno de los puntos más vigilados por la Patrulla Fronteriza no hubo nadie que los rescatara. Según las pesquisas eran las 16:00 horas del domingo 23 de junio cuando el matrimonio con su bebé de brazos lo intentó; no obstante, el lodo, la basura que arrastra el caudal y la fuerte corriente con remolinos les terminó atrapando.
En un abrir y cerrar de ojos las circunstancias cambiaron para esta familia centroamericana, que entró en pánico y de pronto desapareció. Tania Vanessa pudo ponerse a salvo, mas con sus propios ojos atestiguó cómo sus seres amados se ahogaron. Los gritos desesperados pidiendo auxilio fueron inútiles.
Avisadas, las autoridades comenzaron a buscar a Óscar Alberto y a su pequeña hija Angie Valeria, pero el tiempo transcurrió sin su rastro.
Les anocheció. Para la viuda eran las horas más largas de su vida. Fue el lunes por la mañana cuando finalmente les localizaron (a un kilómetro de distancia por las calles Matamoros y Primera). Desazón, espanto y una sarta de fotografías retratando la crudeza de un sueño fallido, otro más
de muchos.
Al lugar arribaron los elementos del cuerpo de Protección Civil y Bomberos de Matamoros que efectuaron el rescate de los cadáveres y, enseguida, varios reporteros, como Rosy Morales y Abraham Pineda Jacome.
Según lo aseguró, el comandante de la corporación, Humberto Salazar, fue quien sacó con su teléfono celular la famosa imagen que dio la vuelta al mundo y la compartió, pero la reportera Julia LeDuc engaño a la agencia de noticias estadounidense AP adjudicándose la autoría de la foto, sin que hubiera estado en el lugar de los hechos, de acuerdo con testigos.
Pero el funesto suceso fue más que eso y se viralizó. De inmediato importantes medios prestaron oídos a la historia. y todavía días después aún podían observarse periodistas como Michael Holmes, Alfredo Lara y Natalie Gallón de CNN International describiendo la infausta escena, donde permanecían las cintas amarillas de “precaución” y “peligro” que colocaron los servicios de emergencia, así como la rosa roja que dejó la viuda Tania a la orilla del río.
“LLEVABAN PUESTA LA ROPA, PESABAN MUCHO…”
Las autoridades mexicanas reconocen que casos como el de Óscar Alberto y Angie Valeria se repiten con cierta frecuencia a lo largo de la franja fronteriza entre México y Estados Unidos por la migración ilegal, pero éste en especial llama mucho la atención por tratarse de una bebé.
“Hubo personas que nos avisaron en el momento justo cuando vieron que la familia se estaba hundiendo, así que nos trasladamos con seis elementos al sitio con una lancha y equipo especializado de Protección Civil y Bomberos. Pero ese domingo no los localizamos y retomamos la búsqueda hasta el día siguiente. Les hallamos río abajo.
“Para tener evidencias en cuanto al rescate y poder comprobar la cuestión del trabajo de nosotros, desgraciadamente, lo digo así, me tocó tomar la fotografía que se hizo viral. De hecho está a nivel internacional. Lo están tratando de poner como un ejemplo de peligro para las familias que intentan cruzar a Estados Unidos”, describió el comandante de la corporación.
El funcionario, quien decidió no comercializar la imagen, expresó que lo que realmente importa es que en promedio fallece una persona cada mes por intentar surcar el peligroso caudal, por eso insistió en la necesidad de advertirle a la gente por vez enésima que no se arriesgue.
“En realidad los migrantes desconocen la fuerza de la corriente, sus remolinos y el fango, a pesar de que la profundidad actual es de aproximadamente dos metros. Personas sin escrúpulos les mal aconsejan, pero no saben todo lo que conlleva ponerse en peligro.
“Por lo que pudimos observar en ningún momento el padre soltó a la hija y se sumergieron los dos al mismo tiempo. Son gente que vienen de muy lejos a buscar el ‘sueño americano’ y lamentablemente esas son las consecuencias.
“El río no tiene clemencia y es muy traicionero. Una de las situaciones que yo vi fue que las víctimas llevaban la ropa. Nosotros que ya tuvimos cursos referentes a lo de salvamento, podemos comprobar que el hecho de usar prendas de vestir duplica el peso. Además los migrantes normalmente vienen de caminar semanas y hasta meses. Si no hacen el calentamiento adecuado, al luchar con la corriente y cansarse pueden sufrir un calambre, es la realidad”, manifestó.
LA TRISTE REPATRIACIÓN
Las horas posteriores a la desgracia de esta familia centroamericana fueron evidentemente desgastantes para la mujer que perdió a su esposo e hija. La afectada no quiso tener ningún contacto con los decenas de periodistas, locales, nacionales y extranjeros que llegaron hasta Matamoros para cubrir el suceso.
En El Salvador solamente la madre de Óscar Alberto se animó a ofrecer algunas declaraciones. Al ser un tema mediático los deudos recibieron una respuesta rápida cuando le pidieron en un tuit al presidente, Nayib Bukele, que les ayudara a regresar los restos de sus seres queridos, mientras la casa del Migrante de Matamoros se encargó de resguardar a la viuda, hasta que el pasado viernes emprendieron el viaje de retorno.
Aunque inicialmente se había informado que el Ejército del país de origen de las víctimas iba a proporcionar un avión militar, el traslado de los difuntos se hizo vía terrestre, mientras que Tania fue devuelta a su tierra acompañada de funcionarios de la Cancillería Salvadoreña en México.
En el departamento de Ahuchapán, en los límites con Guatemala, quien los recibió fue el ministro de Gobernación, Mario Durán.
Una semana después del inesperado infortunio padre e hija estaban siendo velados en la funeraria la Bermeja, de San Salvador, en cuyos suburbios radicaban antes de emigrar. Sus restos fueron sepultados a puerta cerrada, ante el adiós y el llanto de los deudos.
Algunos de los medios que hicieron eco de esta noticia fueron El País de España, la cadena CNN de Atlanta, el New York Times de Nueva York y muchos otros. En el buscador de Google aparecen más de 130 artículos en una de las coberturas que más atención le ha prestado la prensa internacional.
Sin embargo, por muy agreste que parezca, la escena de un padre muerto con su hija de brazos en Matamoros será difícil que marque un antes y un después de la era migratoria hacia Estados Unidos, porque al día siguiente de darse a conocer mundialmente esta tragedia cientos de indocumentados continuaron cruzando el peligroso río Bravo.
Y nada parece que los hará detenerse, inclusive, tratándose de una bebé que perdió la vida. Por lo tanto el “sueño americano” seguirá siendo una cuestión de vida o muerte.