Diecinueve años y 10 meses después, los acuerdos en materia de biodiversidad tomados en la primera reunión internacional de su tipo para preservar el ecosistema del planeta, realizada en Río de Janeiro, Brasil, permanecen en el olvido.
Juan Ramón De la Fuente, ex rector de la Universidad Autónoma de México (UNAM) y presidente de la Asociación Internacional de Universidades (IAU, por sus siglas en inglés) con sede en París, aseguró que el medio ambiente debe ser uno de los temas cardinales en las agendas de los líderes del mundo, de los diversos gobiernos, así como de cada ciudadano.
De la Fuente, quien es médico cirujano por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y psiquiatra por la Universidad de Rochester, Minnesota, advierte que los daños perpetrados al entorno natural lejos de abatirse se profundizan.
“Como ustedes saben en un par de meses se llevará a cabo la reunión que se ha denominado Río+20, porque hace 20 años, precisamente en 1992 se realizó esta cumbre de la Tierra, que fue muy importante, porque era la primera ocasión que se hacía un evento para analizar el planeta en el que vivimos todos y sus problemas.
“También se analizaron algunas de las alternativas que ya desde entonces se veían como importantes y que ahora se vuelven urgentes para tratar de frenar lo que había sido un desarrollo ecológico que afectó de manera muy seria diversos ecosistemas del mundo”, alerta.
De la Fuente arguye que el descarrilamiento de los diferentes bloques de gobierno mundiales, engullendo recursos naturales en naciones primermundistas y en vías de crecimiento, multiplicó los problemas, ocasionando hasta el día de hoy efectos devastadores.
“Cambiar el sistema de desarrollo económico fue una de las conclusiones de la reunión de 1992 y 20 años después, convocada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) volverá a darse esta asamblea, primero para evaluar qué tanto de aquel compromiso de hace dos décadas se ha cumplido y qué efectos ha tenido.
“Mucho me temo que esa evaluación que se hace por rigor no la vamos a aprobar, ya que no ha tenido el impacto esperado ni hemos logrado los resultados pactados. Desde aquella época se había dicho cómo podíamos tener un mejor modelo de desarrollo en el que se conjugara el avance social con equidad y la protección ambiental”, refiere.
ECOLOGIA DEL MUNDO OLVIDADA
El presidente de la IAU sopesa que se puede progresar y proteger a la vez el medio ambiente como nación; sin embargo, se están siguiendo políticas obsoletas y caminos equivocados.
“El modelo en el que nos hemos desarrollado no lo permite, pues éste no ha cambiado mucho, aunque hay que reconocer que han habido algunos avances. No se trata de decir que no han existido logros, pero hay que reconocer que éstos han sido insuficientes y que el esquema de desarrollo por el que seguimos transitando no privilegia la protección ambiental. No la privilegia”, insiste.
Juan Ramón De la Fuente considera que se deben refrendar acuerdos y apegarse a lo establecido para encontrar un modelo ambiental propicio.
“Además de la evaluación, en esta próxima reunión de dentro de dos meses en Río+20, se van a plantear nuevos compromisos
y nuevas medidas que hay que adoptar, más inteligentes y más rigurosas.
“Cabe decir que esto no se va a resolver simplemente con buenas voluntades: necesitamos nuevas estrategias y nuevas medidas para reducir la pobreza, para generar empleos dignos, para encontrar la manera como podemos verdaderamente evitar la destrucción del medio ambiente”, comenta.
El ex rector de la UNAM se vuelve enfático en la vertiente de buscar energías limpias, así como hacer un sustentable de los recursos.
“Precisamente por eso la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura); la Asociación Internacional de Universidades (IAU, por sus siglas en inglés) y más de una docena de instituciones y asociaciones en el orbe, han planteado ya una nueva declaración de compromiso para que las Instituciones de Educación Superior específicamente, contribuyan a este reto formidable.
“El compromiso de las Instituciones de Educación debe ser con el desarrollo sustentable, porque para que avancemos en este tema tan complejo que van a evaluar entre otros en los próximos días se necesita que tengamos valores, que definamos, competencias, destrezas y conocimientos”, destaca.
Asimismo, De la Fuente apunta que no es un asunto de voluntad política, pues ésta es insuficiente.
“No basta, pues necesitamos movilizar a las instituciones, necesitamos movilizar a la comunidad, necesitamos movilizar a los empresarios, necesitamos movilizar a los estudiantes, necesitamos movilizar a los maestros, necesitamos movilizar a las clases medias, necesitamos movilizar a los medios de comunicación y si no se logra este gran esfuerzo mucho me temo que quienes estén aquí para contarlo, ojalá que seamos muchos, cuando se haga la reunión de Río+40, es decir, dentro de otros 20 años, a lo mejor alguien en este mismo foro estará diciendo cosas similares a las que hoy comparto con ustedes y esto sería un signo de poco éxito”, insinúa.
LA AGENDA
De acuerdo con el sitio de internet de la ONU, durante el foro Río+20, para el futuro que queremos, habrá una serie de discusiones y conferencias pactadas para los días 20, 21 y 22 de junio próximo, mismas que serán traducidas al inglés, francés y portugués.
Miles de personas alrededor del planeta podrán ser parte del debate vía internet y se ha abierto un espacio para la divulgación de fotografías, vídeos e ideas sobre cómo se quiere que sea el futuro de la humanidad.
La iniciativa contempla el estudio de las vicisitudes alimentarias, el acceso restringido a la energía eléctrica y agua potable; la emisión de gases CO2, los fenómenos climáticos y el deterioro de los océanos. Entre los países participantes se prevé la presencia de México en este importante evento.
En ese contexto, Juan Ramón De la Fuente exhorta a que se ataquen los problemas de raíz para poder encarar de mejor forma lo que viene.
“No es sencillo, porque aparte de movilizar a todas estas instituciones y personas, necesitamos hacer cambios importantes al modelo educativo, sobre cómo le enseñamos a nuestros niños a pensar y no nada más a memorizar; sobre cómo los enseñamos a que tengan una mayor capacidad de gestionarse y de generar alternativas creativas y no simplemente de repetir.
“El gran problema de nuestro modelo educativo es lo anacrónico, por eso reprueban nuestros estudiantes el examen Pisa. Cuando se les pregunta algún tipo de lectura para un razonamiento de dos pasos, el cincuenta por ciento no acierta.
“Si queremos que la educación genere un mayor impulso a la preservación ambiental necesitamos estimular el pensamiento crítico e interdisciplinario, como por ejemplo, por qué la tala de bosques en Australia contribuye a la sequía en Durango y esto se puede explicar, generando consciencia y una mayor cultura”, manifiesta.
Añade que se le debe de enseñar a los jóvenes a coadyuvar, porque parte del problema de la lucha por la conservación ambiental se desprende la poca participación.
“Hay que empezar a cooperar con nuestros vecinos, hay que cooperar con nuestra empresa, hay que cooperar con nuestra comunidad, hay que cooperar con el municipio, hay que cooperar con el Estado, hay que cooperar con el país, hay que cooperar con el continente, hay que cooperar con el planeta, y si no logramos esta dinámica a todos los niveles va a ser muy difícil que podamos avanzar”, opina.
Además, este personaje se abocó a algunas ideas implícitas en el compromiso de las instituciones de educación superior de todo el mundo que se van a asumir en la cumbre Río+20:
“Se deben enseñar conceptos de sustentabilidad en las escuelas con mucho mayor fuerza de lo que hasta ahora se hace, definir cuáles son los recursos que no son renovables y que deben representar la parte más crítica de toda la estrategia; qué es lo primero que hay que preservar y señalarlo.
“Necesitamos impulsar el concepto de las escuelas y de las empresas verdes, de cómo se manejan la basura y los alimentos. Imagínense ustedes lo que avanzaríamos simplemente si alcanzáramos este objetivo. Es por ello que tenemos que apoyar los esfuerzos comunitarios y deben de ser parte de nuestro compromiso”, señala.
Por último, De la Fuente apostilló que el medio ambiente tiene un poder brutal de convocatoria y que hay que fortalecerlo de un modo ético para poder alcanzar un desarrollo sustentable, el cual se ve como una aspiración legítima, pero todavía lejana. v