La mirada de escritores, periodistas y editores se han enfocado en una cara de la realidad mexicana: la criminalidad. Sea en el secuestro, el narcotráfico, el asesinato masivo, la violencia contra mujeres, la agresión social o cualquier otro ámbito criminal, las historias siempre son protagonizadas por sociópatas, esa categoría de los trastornos de personalidad, en la que los individuos agreden a la sociedad en desprecio a las normas sociales.
Las historias de asesinos, sicarios, secuestradores, cortadores de cabezas, narcos y demás criminales —incluso aquellos que en un momento de ofuscación han matado a sus hijos y esposa—, han llegado a los libros que ocupan un lugar en la mesa de novedades. El argumento de los editores es que la sociedad quiere leer esas historias de criminalidad y ellos responden con el propósito de concientizar a la sociedad, buscan generar reflexión para que esos hechos no se repitan.
Sin embargo, hechos violentos de sangre y muerte, perpetrados por individuos con un trastorno antisocial se repiten todos los días.
En la población de las cárceles hay entre 60 y 70 por ciento de sociópatas, individuos que pierden la noción de la importancia de las normas sociales, leyes o derechos individuales y que no distinguen entre delitos, crímenes y agresión.
En los últimos días se han publicado libros —algunos reportajes o crónicas— sobre asesinos resentidos, ocasionales o agresivos permanentes.
En Por la mano del padre, de Martín Moreno; Sicario. El diario del diablo, de Víctor Ronquillo; Las historias más negras del narco y la impunidad en México, de José Reveles y Café Pacífico. Muerte en Tijuana, de Luis E. Gómez, son protagonizados por lo que la Asociación Psiquiátrica Americana llama trastorno disocial de la personalidad, trastorno antisocial o sociopatía.
TIPOS IMPULSIVOS
Desde el periodismo y la literatura se han contado las historias de sociópatas que tienen en común ciertas características: suelen ser personas de escasa escolaridad, sin capacidad de elaborar valores; sus respuestas suelen ser primarias y basadas en impulsos básicos, pulsiones y deseos, pero además, siempre se adhieren a personas en las que ven respetabilidad o poder, lo que los convierte en excelentes soldados.
Las acciones como decapitaciones, asesinatos o violaciones “porque su jefe se los ordena”, representan para el doctor Rogelio Ríos, miembro de la Asociación Mexicana de Psiquiatría, trastornos específicos: rompen reglas sociales, agreden a gente, destruyen propiedades, hacen fraudes o hurtos y violan las normas sociales.
“La sociopatía se presenta alrededor de los 18 años, pero los rasgos del trastorno comienzan antes de los 15, en plena adolescencia o incluso de niños. Es difícil que aparezca después; la sociopatía poco a poco va aumentando. Al principio la persona no se da cuenta de este comportamiento, lo considera normal y válido, incluso lo justifica”, señala el psiquiatra Ríos.
En cada libro, sea que relate la forma en que un habitante de Nezahualcóyotl mató a sus tres hijos y a su esposa para vengarse porque ella lo engañana; que cuente la vida y obra de un sicario de Guerrero que un día enloquece y mata a toda la gente de su pueblo o que contenga las crónicas periodísticas sobre el narco, la impunidad y la corrupción en México, hay seres que vivieron violencia intrafamiliar, no tienen educación y han encontrado en el crimen su forma de sobrevivir y hacer sentir su poder.
REFLEXIONAR, EL OBJETIVO
Daniel González, editor de Ediciones B, casa que ha publicado en los últimos días tres libros protagonizados por sociópatas, asegura que como editorial primero identifican cuál es el interés del lector y ellos quieren leer historias que los hagan refle-xionar, que los hagan “entrar en shock”.
Asegura que ellos como editorial, tienen que hacer un aporte a la cultura, “hacer una crítica a la sociedad porque estamos seguros de que si la sociedad no es consciente, estos crímenes se van a seguir repitiendo; si la sociedad no acepta la responsabilidad que tiene de integrar y educar a sus miembros, está creando monstruos, es casi un suicidio de una sociedad colectiva”.
Esos libros que tratan historias de terror causado por la naturaleza humana, no son tratados de sociología, sicología o política, son libros de interés general protagonizados por sociópatas.
José Reveles, reportero especializado en temas de secuestro, delincuencia organizada y narcotráfico, asegura que el plagio es uno de los delitos más infames, en el que más cobardía existe y que causa más daño.
Rogelio Ríos asegura que un sociópata se hace en la infancia y se descubre en la adolescencia. “Infancia es destino, se trata de un trastorno que los padres deben ver, pero como suelen ser de familias disfuncionales, no hacen nada por sus hijos, después, cuando llegan a la edad adulta, no hay terapia que los ayude y en lugar de las clínicas van a parar a las cárceles”.
“BULLYING”, INICIO DE LA DELINCUENCIA
El tribunal para menores está lleno de niños que comenzaron su vida delictiva con actitudes características del “bullying” (abuso), como meter el pie, dar zapes, burlarse o quitar las pertenencias a sus compañeros de clase.
Maritza García Montañez, coordinadora del Laboratorio de Neurociencias de la Facultad de Sicología de la Universidad Intercontinental (UIC) y encargada de realizar el primer estudio sobre el tema a nivel del Distrito Federal, consideró que existen datos cualitativos que muestran este patrón, por lo que cree que la sociedad debe aprender a prevenir el dolor y sufrimiento de los niños.
“La más de las veces los bravucones así se quedan y muchos de ellos pueden terminar en el tribunal para menores, incluso hasta llegar a convertirse en asesinos; suena muy fuerte lo que estoy diciendo, pero es cierto”.
El problema de violencia entre estudiantes es tal que los agresores pueden mantener la misma conducta en la edad adulta y terminar en penitenciarías: “Si comenzamos a platicar con personas que están ahí, nos damos cuenta de que muchos de ellos cuando eran pequeños comenzaron siendo bravucones, lastimando al otro, dándole zapes, burlándose, sintiendo que con eso eran fuertes, que les hacían caso”.
La especialista aseguró que la agresión entre escolares es algo muy común en los planteles de todos los niveles educativos, “pero cuando la analizamos nos damos cuenta que tiene consecuencias muy costosas para la sociedad”.
De cada 10 estudiantes capitalinos, se estima que al menos siete son al mismo tiempo víctimas, victimarios y testigos de maltrato e intimidación, y por eso cuando el “bullying” se registra desde el preescolar, lo más común es que continúe en los siguientes grados y los estudiantes se acostumbren a padecerlo.
Durante el seminario de reflexión permanente “Escuelas conviviendo”, que se realizará el primer miércoles de cada mes en la UIC, propuso guiar a los escolares en los valores, trabajar con ellos en la escuela, pero también en los hogares.
agencia: el universal