Es increíble ver el grado de devastación que dejó el terremoto del pasado 19 de septiembre en esta población enclavada en el estado de Morelos donde, indudablemente, se vivieron los peores daños. Brigadistas voluntarios que recorren el pueblo ayudando a la gente, aseguran que el 70 por ciento de las casas y comercios tienen algún daño, además de que urgen artículos para bebé y alimentos.
Las palabras son insuficientes para narrar la devastación que vive este poblado enclavado en la región cañera de Morelos.
Basta recorrer las calles de Jojutla para comprender la emergencia que se vive tras el terremoto que azotó la zona centro y sur del país en la República Mexicana el pasado 19 de septiembre.
Uno no puede dar una docena de pasos sin encontrarse con casas destruidas o a un paso de caerse.
Por todas partes se puede ver el ejército de autoridades y voluntarios quienes trabajan incansablemente retirando los escombros, lo que dará paso a la dificilísima reconstrucción.
Jesús Gibrán, arquitecto y voluntario de la Ciudad de México quien llegó a este poblado para apoyar en la evaluación de las viviendas afectadas por el sismo, expresó que el daño es inmenso y alcanza hasta el 70 por ciento de las casas y comercios de esta comunidad.
“Hay sectores donde caminas y de diez casas ocho están destruidas”, aseguró.
Los héroes de Jojutla no sólo tienen dos pies, hay algunos de dos patas, como nena, una perrita rescatista quien pudo haber cumplido su cuota tras los días que pasó en la Ciudad de México ayudando a rescatar personas, pero hoy está aquí en Morelos.
Francisco Aguilar, entrenador de la perrita raza pastor belga, reveló que el animalito está entrenado para ataque y la detección de cuerpos en los escombros, además de que hace cuatro meses tuvo crías.
Sin embargo, aunque estas cientos de manos han logrado retirar toneladas de escombro que hace unos días solían ser el hogar de alguien, lo que no han podido vencer es la falta de alimentos y artículos para los más desprotegidos, los bebés.
De acuerdo a una brigadista, es urgente que se envíe leche en polvo etapas uno, dos y tres, además de pañales, toallitas húmedas, pomada para rozaduras y ropa interior de niño y niña pequeños.
Por su parte Azareel Pulido, coordinadora de uno de los muchos centro de acopio que existen en esta ciudad, manifestó que es urgente que la gente envíe alimentos enlatados, arroz, frijoles, azúcar y artículos de limpieza.
Duele ver tanta devastación en un espacio tan reducido de terreno, sin embargo la naturaleza es así, impredecible.
Pero además de mostrar el dantesco escenario, Jojutla también revela el mejor ejemplo de voluntad humana en las zonas devastadas por el sismo.
A Víctor una enfermedad le provocó que perdiera sus piernas, pero no su voluntad.
Este ejemplar voluntario se desplazó a las zonas de desastre para apoyar removiendo escombros, primero en la capital del país y luego en Morelos.
Su discapacidad no lo detuvo para agarrar una pala y retirar los escombros de las casas destrozadas.
A unos pasos, la maestra Alicia Vázquez observa con tristeza los restos del hogar que ella y su esposo construyeron a lo largo de su vida.
Por fortuna no estuvo en el momento del derrumbe, pero con una evidente pena sacude su mano al mirar el hogar donde durante años permaneció sumamente feliz, ahora destruido.
Situado en la Privada de Allende número 113 de la colonia centro, esta es una de las más de un centenar de propiedades que tendrán que ser demolidas, porque ahora constituyen un peligro para la ciudadanía.
No está permitido el acceso y así como la casa de la señora Alicia en la misma cuadra hubo otras destruidas con víctimas fatales. Por eso, al igual que otras ciudades del país, es Jolutla el rostro de la tragedia y desolación.
Unos metros más adelante está otro escenario de otra tragedia. Una joven mujer, de 32 años de edad, pereció aplastada por su casa a donde entró para salvar a sus familiares. Todos están bien, ella no salió a tiempo.
Sin embargo esta gente no se rinde, pues sabe seguir el ejemplo de la estatua a Emiliano Zapata, que permanece intacta, sin un rasguño, aunque la presidencia municipal, el kiosco, varias iglesias y Dios sabrá cuántas casas se cayeron.
Siguiendo el ejemplo del General, los residentes de Jojutla intentan regresar a la normalidad y disfrutan de la música que, gratuitamente, les trajo una banda a su plaza principal.
Entre la música, los residentes de Jojulta cantan y no lloran, pues necesitan fuerza para poder levantar otra vez su golpeado poblado.
(Con información de Héctor Hugo Jiménez, Gerardo Ramos Minor, José Manuel Meza).