Los rayos del sol desembocan sobre el altiplano mexicano, cálido, pero sofocado por una ola de miedo entre sus habitantes –que caminan por las calles portegidos por cubrebocas– por contraer un virus de la Influenza humana que ha provocado el cierre de escuelas y comercios.
Aquí, en una modesta vivienda del Infonavit en el corazón de la ciudad colonial que por primera vez canceló la tradicional Feria de San Marcos, una madre, un hermano y una hermana aún no saben por donde les llegó la desgracia:
El patriarca Jorge y el segundo de los hijos (también de nombre Jorge), enfermaron y en cuestión de una semana uno de ellos falleció por un virus que le colapsó los pulmones. Simultáneamente los medios de comunicación desplegaban la cobertura de la Influenza humana en el país, aunque esta familia jamás imaginó que dos de sus cinco integrantes podrían tenerla.
Aunque las autoridades sanitarias niegan que la muerte del joven Jorge Siete Plancarte, de 22 años, fue originada por esta epidemia de gripe H1N1, a Leticia, su madre, le entregaron los restos en cenizas cuatro horas después de su deceso. La indicación que le dieron a la adolorida y sorprendida mujer fue: “No hacerle velorio ni recibir visitas para evitar nuevos contagios”.
Y continua: “Las pruebas que le habían hecho salieron negativas, pero aún así se llevaron una biopsia de mi hijo al Distrito Federal porque dijeron que era orden del gobierno.
“Mientras no tuviéramos los resultados nos pidieron que lo más rápido posible lo enterráramos y lo cremáramos. Que si era posible que no hubiera velatorio ni familiares. Nos mencionaron que no se sabía con qué estaban luchando los médicos”.
VIRUS AL AcECHO
Todo comenzó el viernes 24 de abril por la noche, cuando el señor Jorge Siete García, empleado del Ayuntamiento y padre de la víctima, cayó en cama por un fuerte resfriado. Tres días después su hijo Jorge se enfermó por la misma causa. Después de acudir al médico particular y tomar medicamentos la salud de ambos, lejos de mejorar, empeoró drásticamente.
Con altas temperaturas, dificultad para respirar, dolores intensos de espalda y tos con rasgos de sangre, Jorge padre e hijo asistieron el miércoles siguiente a la Clínica 8 del IMSS de esta ciudad, pero inexplicablemente los mandaron de regreso a casa.
“Una madrugada mi hijo me dice: ‘mamá, estoy tosiendo con sangre, mientras mi esposo no aguantaba el dolor de espalda. Me voy a urgencias con ellos, pero sólo nos dieron de mala manera dos cajitas de medicina. No quisieron hospitalizarlos”, comentó.
Tras ser rechazados también en el Hospital Miguel Hidalgo, los débiles pacientes fueron atendidos de nuevo por su doctor particular, quien les alertó sobre la gravedad de su situación.
“Yo le dije a la señora: ‘¡váyase inmediatamente al Seguro Social!’ porque es el lugar donde se supone tenían las famosas pruebas rápidas, que obviamente no las estaban aplicando. Lo checaron y le dijeron, usted no tiene nada, y lo mandaron con un antibiótico de juguete. Lo volví a ver el día siguiente y le encontré toda la garganta llena de pus”, dijo el médico Vicente Esparza García.
ZOZOBRA Y AGONIA
Con dos enfermos delicados en casa, Leticia, desesperada, no encontraba cómo ayudarles, porque el sistema de salud de Aguascalientes minimizó el problema. Los medicamentos recetados (de penicilina) tampoco mitigaron los malestares de sus seres queridos.
“Regresamos otra vez al Seguro Social y desgraciadamente nos volvió a tocar el mismo médico de urgencias. Yo le cuestioné: ¿hasta cuando los va a atender?, pero me decía: es que su hijo y esposo no traen fiebre y enojado volvió a regresarlos”, describió indignada.
Al confrontar por enésima vez a los doctores, finalmente su cónyuge e hijo fueron ingresados hasta el viernes 1 de mayo por la noche con el mismo cuadro infeccioso en el Hospital General Número Dos del Seguro Social, siendo aislados en el área de terapia intensiva.
Por complicaciones mayores el organismo de Jorge hijo no resistió a la enfermedad y a menos de 36 horas de su hospitalización su corazón dejó de latir.
Falleció justo a un lado de su padre, el hombre que le dio la vida y que paradójicamente le transmitió la letal infección.
“En lo que yo me vine a acostar un rato, regreso y me dicen que no pudieron hacer nada por él. ¿Cómo fue posible?” reprochó la madre.
Hasta la cama 142 en la “zona de aislados” arribó Leticia, desconsertada, porque horas antes había dejado aparentemente estable al muchacho. En sus últimas palabras le comentó a su madre que deseaba irse a casa porque en el hospital estaba muy incómodo.
“Salió el médico y nos preguntó: ‘quiénes son los familiares de Jorge’ y nos dijo: ‘lo sentimos mucho, pero perdimos a su hijo’. Yo lo había dejado bien. Inclusive, comió por la noche.
“La enfermera me dijo: ‘sea fuerte, no vaya a llorar porque aquí a lado está su esposo, le cubre una cortina’. Imagínese, yo teniendo ahí el cuerpo de mi hijo y ahí mi esposo dividiéndole una cortina, fue muy duro”, relató Leticia abatida.
LA NEGACION
En las estadísticas oficiales que proporcionó el Instituto de Salud de Aguascalientes (ISEA), actualizadas tres veces al día, dentro de los fallecimientos provocados por Influenza humana no aparece el nombre de Jorge Siete Plancarte.
Ventura Vilchis Huerta, director de este organismo y titular de la Secretaría de Salud en el Estado, dijo que el caso de Jorge no corresponde a la epidemia también llamada porcina:
“Nada tuvo que ver con influenza, se le hicieron las pruebas y salieron negativas”, acotó el entrevistado, quien reconoció que las muertes por neumonía en promedio se ubican en diez casos por año.
Sin embargo, los deudos se preguntan: ¿por qué entonces se agilizaron los trámites para entregarles los restos cremados con tanta rapidez, solicitándoles que los inhumaran cuanto antes?
“Nos dijeron que había que cremarlo, que no le llamáramos a nadie y que había que enterrarlo pronto. Antes de eso yo abracé a mi hijo, lo veía dormidito. Mi cuñado habló: ‘déjalo porque ya se lo tienen que llevar’. Después de la biopsia lo trasladaron a la funeraria que lo incineró”, describió Leticia.
Posteriormente hasta su modesto domicilio, un complejo del Infonavit ubicado sobre la calle Loma de la Plata número 358 en la colonia Lomas del Mirador, una brigada médica arribó para dotar a esta familia de Tamiflu, el medicamento recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para combatir la Influenza humana y también para desinfectar el lugar.
Si el secretario de Salud descartó que Jorge murió por la mencionada causa ¿cuál fue el motivo para que a sus familiares se les suministrara Tamiflu?
Una enfermera que vivió de cerca el agravamiento del joven (y quien omitió su nombre) comentó que solamente en los casos de Influenza más agresivos las autoridades de salubridad acuden a los domicilios y trabajos de los pacientes para estudiar el virus.
“La epidemióloga dijo que dependiendo de los resultados (del laboratorio) si salía negativo no mandábamos a nadie, quedando el diagóstico como tal, pero si había un cambio con ese resultado nosotros enviábamos una brigada a su domicilio y tomábamos nombres y les alcanzábamos a dar el tratamiento, que fue lo que finalmente ocurrió.
“Sí cambió (el diagnóstico), pero (los familiares) no han podido ver visiblemente donde se diga que el chico murió por Influenza”, afirmó la entrevistada en versión estenográfica.
Por si quedaban dudas, en la empresa Enramex (de envíos dinero), donde Jorge laboraba, les llegó un comunicado solicitando al personal de la misma que “ante cualquier patología relacionada con esta epidemia de inmediato se acudiera a su centro de Salud más cercano”.
Por tal motivo el administrador de la misma, del que no se reveló su nombre, interpuso una demanda al Instituto Mexicano del Seguro Social por sembrar incertidumbre laboral y no querer esclarecer las causas reales del deceso de su trabajador, según detalló a Hora Cero Daniel Siete Plancarte, hermano de la víctima. El proceso judicial sigue en curso.
Y mientras mayor es la zozobra por saber de qué murió Jorge, a la familia Siete Plancarte no le han otorgado los resultados finales de la biopsia que tomó el hospital del joven por orden gubernamental.
OPACIDAD Y DUDAS
Los periódicos de esta trastocada ciudad le han dado gran difusión a la epidemia, pero no publican casos en específico por el hermetismo de las autoridades de salud, que han cerrado filas en torno a los enfermos y sus parientes.
La Jornada Aguascalientes sólo se ha mantenido actualizando los comunicados del ISEA sobre el número de infectados y dados de alta de los diferentes centros hospitalarios.
Por su lado El Sol del Centro rubricó la sicosis de la población que con el uso de tapabocas y desinfectantes (escasos en farmacias) intenta sortear cualquier imprevisto.
A nivel nacional la revista Proceso tituló su edición 1696 como: El virus desnuda a México. Tras la pista de los muertos…, un trabajo que especifica las flaquencias del gobierno federal frente a la pandemia.
“Se vive algo en los hospitales que muchas veces no lo dicen, ¿por qué no lo dicen?, no lo sé. En un momento pensé eso, (a los enfermos) los quieren tener aislados con mentiras para no decir nada y hacer creer que todo está bien, que aquí en Aguascalientes no pasa nada.
“Es algo desesperante, ¿cómo es posible que así tan rápido se te muera un ser querido y tengas a otro en peligro? Con esto ve uno también la mano de la negligencia que hubo para todo lo de mi hijo y mi esposo”, manifestó confundida Leticia.
DESCONCIERTO CRIMINAL
Junto a las cenizas de su hermano que reposan en la sala de la casa, Daniel Siete Plancarte no comprende por qué Jorge ya no está a su lado. En cada rincón se percibe el vacío que dejó su pérdida.
“Al que yo veía más grave era a mi papá. Se veía enfermo, pero nunca pensé que lo fuéramos a perder”, señaló apesadumbrado Daniel.
> ¿Qué palabras tú tienes en la mente de tu hermano?
— (Llanto) “No le podría decir”.
Para Daniel lo más difícil es mirar los objetos personales y no escuchar más la voz de la persona con la que asistió a la escuela, creció y a quien dejó de ver al ser hospitalizado el viernes 1 de mayo. Las últimas imágenes con vida de Jorge se agolpan en su mente.
“Es muy difícil entrar a su cuarto, ver que todavía está su ropa. Hasta el momento que se tomó la decisión de internarlo hasta ahí me separé de él, ya no me permitieron entrar a verlo por lo mismo de que estaba aislado, ya no pude verlo”, explicó sumido en dolor e importencia.
A Jorge en su comunidad lo recuerdan como un joven serio y sano. Su pasión era el futbol y el América su equipo favorito. A todos se les hace raro que muriera con los mismos síntomas de la Influenza humana.
“¿Qué les puedo decir?, él era una persona muy educada, que no se metía en problemas y muy seria. Seguido lo veía cuando iba y regresaba de su trabajo. Siempre saludaba”, manifestó su vecina de enfrente.
La señora Leticia agregó: “Era un muchacho muy lindo, del que aprendimos mucho; tenía un corazón muy noble, no fumaba, no tomaba, no tenía vicios. El recibía su sueldo y su sobre cerrado me lo daba.
“Era fanático del futbol, no lo practicaba mucho la verdad, pero le encantaba el futbol. Su equipo favorito era el América de corazón”, evocó sentada en el sillón donde solía abrazar al retoño de su vientre.
SITUACION ACTUAL
Por su lado Jorge padre continuaba (hasta el cierre de esta edición) internado de gravedad, separado de los demás enfermos y conectado, según Leticia, a un respirador artificial. La gente procura no acercársele ni hablar con él.
“Ahorita donde está mi esposo siento mucha discriminación porque las enfermeras dicen: ‘yo no puedo tocar ahí’. Por eso mi prioridad es que se recupere lo más pronto posible. Lo primero que quiero es que salga de ahí”, precisó.
Las autoridades del Hospital General Número 2 negaron rotundamente el acceso a este medio al interior de las instalaciones donde murió el joven y donde, hasta este fin de semana, su padre y marido de Leticia se debate entre la vida y la muerte.
En tanto los familiares de Jorge hijo, derrumbados, intentan decifrar este crucigrama, aferrados a los recuerdos del joven, como un celular donde aparece su fotografía.
Visiblemente afligida y molesta, Leticia dijo que el deceso de su hijo pudo evitarse de haber recibido atención adecuada de manera oportuna.
“Segúramente estaría aquí ‘m’ijo’, si desde el primer momento lo hubieran atendido, le hubieran hecho sus estudios y más si eran evidentes los síntomas (de la Influenza). Yo siento que fue negligencia la verdad, negligencia y falta de amor, no hay humanidad.
“Algo que a mí me duele y que me pone muy sentimental es que la última vez que lo miré él me dijo: ‘mamá, a qué hora nos vamos a ir a la casa, ya quiero acostarme en mi cama, porque esta cama está muy incómoda’”, recordó quebrantada.
También extraño, según añadieron los familiares de Jorge, fue que en la Funeraria Marín no querían entregarles el acta de defunción, en la cual la muerte del muchacho, aseguran, quedó tipificada como “neumonía atípica”.
“Hemos dado varias vueltas para que nos den el documento, pero nos dicen que no está listo. Para nosotros ese papel es muy importante”, afirmó Daniel.
Pero Vicente Esparza García, el médico que vio al joven aún con vida, confirmó que ninguna autoridad puede exigir que una persona sea incinerada por morir de neumonía, a menos que la enfermedad que la desencadenó sea altamente contagiosa como la Influenza humana, que según estadísticas del gobierno federal afecta más a las personas entre los 20 y 30 años de edad.
“Cuando normalmente alguien fallece por neumonía no es necesario solicitar la cremación de los restos humanos”, subrayó.
En la misma balanza el médico añadió que la Influenza humana es peor a la estacionaria por su velocidad destructiva en el organismo del paciente, dado que no da oportunidad de tomar las medidas de tratamiento, pero admitió que “un cuadro gripal atendido a tiempo no va a llevar a nadie a la muerte”, como lo que acabó con la vida de Jorge hijo.
“Este virus se puede comparar al del SIDA, porque puede haber una persona con VIH positivo, pero no ha desarrollado la enfermedad del Síndrome de Inmunodeficiencia Humana (SIDA) y ese paciente va a morir de otro tipo de problemas al estar bajas sus defensas. De igual manera el virus de la Influenza favorece que se lleven a cabo una serie de complicaciones”, ilustró.
De este modo, en medio de una tormenta de interrogantes, los familiares de Jorge no tienen dudas de que Jorge fue otra víctima más de la Influenza humana en México, aunque las autoridades de Salud lo negaron enviado su expediente a los archivos, como otra muerte común dentro del IMSS. v