Kenni fue asesinada el 25 de febrero de este año. La hallaron tirada en una calle, frente a una escuela. Su cuerpo presentaba golpes y signos de tortura. Le echaron ácido a su rostro. Le cubrieron la cabeza con una bolsa plástica y cinta adhesiva.
Ella sabía que la iban a asesinar, había recibido amenazas. Cuatro meses antes de su muerte grabó videos y audios en los que reveló el nombre de su presunto asesino, y explicó las razones por las que éste quería matarla. Kenni Mireya Finol Finol quería ser una modelo famosa.
Por sus ojos verdes y sus delicadas facciones, a Kenni le decían la “muñequita de vitrina”. Era rubia y soñaba ser “como Paris Hilton”, dicen sus amigas.
Sus posibilidades económicas eran limitadas; dejó sus estudios universitarios en comunicación social y la necesidad la llevó a emigrar de un barrio de Maracaibo, Venezuela, a la Ciudad de México.
Buscó una oportunidad para tener ingresos y ayudar a su familia. En 2015 llegó a México y comenzó a anunciarse en la página zonadivas.com; se convirtió en escort. Se puso implantes de senos y en fotos mostraba su cuerpo.
El costo de los servicios de compañía que se anuncian en ese portal va de los 2 mil a los 5 mil pesos por hora. Con el dinero de su trabajo, Kenni pagaba sus gastos personales y salía de fiesta, pero también le mandaba dinero a su madre o regresaba unos días a Venezuela.
Kenni había crecido en un barrio marcado por la pobreza y la delincuencia. A ella le gustaban “los malandros, los raterillos”, pero los sicarios no, esos le daban miedo, dicen sus conocidos.
“Se crió con eso y es algo que nadie le podía quitar, ni su mamá”, comentan sobre ella.
En la Ciudad de México, le gustaba caminar por Tepito. Buscaba en otro barrio, en otra ciudad y distinto país, algo que le recordara a su hogar. Desafortunadamente se encontró con la persona que al final le arrebató la vida.
Lo conoció en una fiesta y resultó ser un integrante del grupo criminal conocido como La Unión Tepito: Brayan Mauricio González, alias “El Pozole”. En abril de 2017, Kenni publicó en redes sociales sobre su relación con él.
“El Pozole” o “El Brayan” es uno de los sicarios del grupo criminal que lidera “El Betito”. La Unión Tepito es acusada de extorsión, secuestro, venta de droga y cobro de derecho de piso. Aunque inició en el barrio bravo, en la delegación Cuauhtémoc, con el paso de los años extendió sus actividades delictivas a Benito Juárez, Venustiano Carranza, Cuajimalpa y Gustavo A. Madero.
A finales de septiembre, la relación de Kenni con El Brayan terminó.
Ella contaba que aquel hombre estaba loco. “Para hacer sólo la maldad, él mata por hobby, ni porque le paguen. Viví con él y varias veces mató por nada en mi cara”, dijo Kenni sobre “El Pozole”.
Concluida la relación, el delincuente siguió buscando a Kenni, le ordenó alejarse del sexoservicio. Después la amenazó de muerte si ella no se iba del país. “Me decía: ‘maldita, te voy a matar’. Como yo viví con él, él ya quiere que me vaya de México y que ya no putee más”. Kenni pensó que las amenazas terminarían cuando su expareja inició una relación con otra chica de ZonaDivas.
Pero, según recuerda Kenni, ocurrió lo contrario: en octubre pasado El Pozole hizo que su nueva novia, y una de las amigas de ésta, Karen Ailen Grodzniski, vigilaran los pasos de la joven venezolana. “Ellas se mantienen pendientes de si yo me publico, para decírselo al tipo, porque el tipo está saliendo con la rubia y cualquier cosa, el tipo viene y me azota”.
Dos meses más tarde, el 27 de diciembre de 2017, encontraron el cuerpo de Karen con una herida de bala en la cabeza en el Hotel y Villas Pasadena, ubicado en Avenida Revolución.
Kenni cuenta que, en una reunión donde “El Pozole” se encontraba, escuchó a éste decir que planeaba extorsionar a Karen, su compañera argentina de la página ZonaDivas.
Kenni sabía quién era el asesino. Días antes ella había escuchado aquella conversación y le advirtió a Karen: “Yo le dije: mana, no te puedo hablar muy claro porque yo me meto en un lío, pero mana, no te confíes de nadie. Hacerme caso”. Cuando supo que a Karen la habían matado, dijo con certeza en sus conversaciones: “No fue un cliente…”.
Kenni explica sobre el asesinato de Karen: “Él la mató (El Brayan) en el mismo Pasadena; le dio un tiro y me llamó, cuando nadie más sabía. Me dijo: ‘mira, maté a Karen’… ¡Ese hombre acababa de matar a Karen y me va a matar a mi! Ese tipo no le presta atención a la cámara; no le importan los policías, no cree en nadie”.
La Procuraduría General de Justicia capitalina detuvo al actor Alejandro Axel Arenas por el asesinato de la escort argentina, pero lo liberó días más tarde cuando se probó con videos y documentos que el imputado se encontraba en otro país el día de los hechos.
Después del asesinato de Karen, “El Pozole” buscó a su exnovia. “Está diciendo que me quería ver… Él me quiere matar”, dice en los audios. Kenni pidió que la dejara: “Ya ni me gustas”, le escribió la joven. “Las maté a todas. Bueno, sólo es tu aviso. Ese es mi primer objetivo que te había dicho. Ahorita sí, agárrese. Que en Oxxo donde la vea mal parada, la mato”, la amenazó.
En un día de octubre de 2017, “El Pozole” y cinco de sus cómplices levantaron a Kenni y a una de sus amigas. Las golpearon y luego las dejaron a las afueras de la Ciudad de México. Ese día la joven sufrió una herida en la cabeza que necesitó 10 puntos de sutura; su brazo estaba fracturado, su cara hinchada por los golpes y su garganta lastimada por la pistola con la que la habían amenazado.
Tras sobrevivir al incidente, Kenni se dio de baja de la página de ZonaDivas y le envió un video a El Pozole pidiéndole que le diera tiempo para recuperarse de las heridas y poder regresar a Venezuela. “Ya yo me mandé a bajar de todo de la página para que vea, ahí. Y sólo estoy esperando a que se me quite un poco lo inflamado de la cara. Ya mañana ya me movilizo, pero es que ahorita no me puedo levantar de la cama. No me he levantado. No he comido nada. No he orinado… En la boca, la pistola…. no sé si se me la ve… tengo un hueco, ahí, en la garganta, horrible. Me abriste como un hueco horrible. Mírame todo. Estoy demasiado inflamada. Espérate que se me pase un poquito para yo movilizarme”, cuenta Kenni en un video que le mandó a “El Pozole” y que también subió a la red.
Dejó de salir un mes. Cuando sus heridas sanaron, se sintió confiada. Intentó recuperar su vida. El día 13 de noviembre, en su cumpleaños, su expareja le envió flores. “De verdad no quiero nada”, cuenta Kenni; “él está dolido porque yo no lo quiero ver, no le quiero dar cara y está lleno de odio y la novia cree que soy su enemiga porque anda con el tipo ese… ¡A mí qué me interesa que se lo vacile!”.
Por momentos, el miedo paralizaba a Kenni; su ansiedad aumentó, decía muchas palabras en pocos segundos e incrementó su número de cigarrillos al día. Cuando Brayan le envió un mensaje diciéndole que la extrañaba y que quería “hacer las paces”. Ella le contestó: “Jamás te diría que mates a alguien. Yo soy buena persona, por eso Dios te alejó de mí, maldito diablo”.
El integrante de la Unión Tepito hizo de la vida de Kenni un infierno y llenó de temor y represalias a las personas que le eran cercanas.
Un día antes de su asesinato, a pesar de ser víctima de amenazas de muerte, quiso ignorar el miedo que llevaba meses agobiándola y decidió asistir a un festival de música.
“Le encantaba bailar; le gustaban los festivales y la fiesta”, relata uno de sus conocidos. La música terminó y la vida de Kenni también.
Se convirtió en la sexta escort asesinada. El cadáver de la joven, de 26 años de edad, fue abandonado en Ecatepec, municipio del Estado de México que cuenta con Alerta de Género, debido al gran número de agresiones ocurridas contra mujeres. Kenni fue una de las siete mujeres que, cada día, son víctimas de feminicidio en México, según el Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género.
Kenni era extrovertida; le gustaba la adrenalina y correr riesgos, pero al mismo tiempo, dicen sus conocidos, cuidaba de la gente que le importaba.
Aunque siempre estaba acompañada por sus amigas, hasta ahora su cuerpo no ha sido reclamado. Su familia en Venezuela no cuenta con los recursos para llevar de regreso a casa a su “muñequita de vitrina”.
Kenni temía hablar sobre lo que le pasó a Karen y las amenazas que estaba viviendo, pero cuando terminó de relatar su calvario concluyó: “Al final, es él o yo… y se siente chimbo”.