Aunque apenas han arrancado las campañas electorales, los ciudadanos ya sufren lo que se conoce como “estrés político”, que es una saturación de mensajes de candidatos y partidos que puede provocar, entre otras cosas, un aumento en los niveles de abstencionismo, revelaron expertos en la materia.
A menos de tres meses de las elecciones del 1 de julio, un amplio número de ciudadanos ya presenta los síntomas de lo que puede denominarse como “estrés político”, derivado del bombardeo incesante de información de candidatos y partidos en redes sociales y medios de comunicación social formales.
Esta saturación, explica el doctor en psicología Jesús Castillo López, catedrático de la Universidad de Monterrey, puede generar desaliento y hartazgo entre los potenciales votantes, a grado tal de inhibir su participación el día de la jornada electoral, y generar un efecto negativo.
“Se está dando una sobresaturación por el exceso de información. Desafortunadamente, cuando se llega a ese nivel, la gente llega a incomodarse, a molestarse porque existen estas estrategias de desacreditación del político contrario”, añade.
Es pues el abstencionismo, el resultado final de la sobresaturación política.
Castillo López refiere que un grave error de las estrategias de campaña es la denostación del rival: “Más que información sobre propuestas de los candidatos, los ciudadanos apreciamos y desaprobamos la desinformación de los contrarios”.
El 30 de marzo iniciaron de manera formal las campañas políticas de índole federal, para la elección de presidente de la república, senadores y diputados federales, quienes tendrán un periodo de 90 días naturales para exponer sus programas y proyectos.
En Nuevo León, el 28 de abril iniciarán las correspondientes campañas a alcaldes y diputados locales, con 60 días naturales de promoción de sus promesas de gobierno.
Los contenidos políticos son difundidos en demasía a través de millones de spots de radio y televisión transmitidos día y noche, de lunes a domingo, más la información publicada en periódicos diarios, revistas, páginas de noticias y, desde al menos los últimos ocho años, también en redes sociales como Facebook, Instagram, Twitter, WhatsApp y otras plataformas digitales.
A ello hay que agregarle los cineinformerciales, las llamadas telefónicas domiciliarias para encuestas o promoción del voto, la publicidad en espectaculares y parabuses. Éstas, las del 2018, serán las elecciones más publicitadas de los últimos 30 años.
“Se llega a generar un estrés social que termina en una apatía generalizada. Ya la gente esta tan tensionada con la inseguridad, con los problemas cotidianos y personales, que el tener esta saturación le obliga a cerrar la llave de su sistema de atención y entonces el resultado para los partidos y candidatos políticos les es adverso”, comenta el investigador.
En entrevista con Hora Cero precisa que la mayoría de los ciudadanos tiene sus mecanismos de defensa, sus sistemas propios para protegerse y cuidar su entorno. Es decir, cuidan a su manera su capacidad de aceptar la metralla incesante de información electoral.
El catedrático universitario considera que mucha información, contrario a lo que se cree, genera más desinformación y causa efectos negativos para todos, tanto a quienes la difunden y con ello buscan ganar la simpatía y voto del elector, como para ellos mismos al ser sobrexpuestos en forma masiva.
“La mejor solución a esto es que el ciudadano elija una forma de informarse, una buena fuente de información a nivel periodístico como son la radio o los medios impresos, y portarles de noticias en Internet, a fin de discernir los contenidos”, asegura.
Egresado de la licenciatura en Psicología en la UANL y con doctorado en Psicología otorgado por esa misma institución, Castillo López es en la actualidad profesor de diversas materias en la Universidad de Monterrey.
Ahí imparte las cátedras de Psicología Social, Psicología de los Grupos, Dinámica y Conducción de Grupos, además de dar los talleres de Conducción de Grupos, Psicología Comunitaria y Diseño de Investigación.
En su trayectoria profesional, Castillo López ha ofrecido conferencias en el Congreso Federación de Colegios Profesionales del Estado de Nuevo León, y ha sido secretario académico del Colegio de Psicólogos de Monterrey, donde logró obtener la vicepresidencia de Investigación, a la par de la coordinación del Departamento de Psicología de la UDEM.
GUERRA DE LODO
IGUAL A ABSTENCIONISMO
Para el investigador, la guerra sucia, los ataques de un partido a otro y entre candidatos, en lugar de beneficiar, perjudica no sólo a quien los recibe sino también a quien los provoca.
“Deben dejarse de ataques personales y enfocarse en las propuestas. Si no, ellos mismos serán culpables de generar la apatía entre las personas, quienes están hartas de peleas y torpezas que hacen los candidatos”, agrega.
Añade que serán los debates entre los candidatos presidenciales, por mencionar algunas de las actividades que se convocarán en los próximos meses previos a las elecciones, los escaparates ideales para que los electores conozcan con mayor certeza no sólo las propuestas y proyectos de gobierno de cada candidato, sino la verdadera personalidad de cada uno de ellos.
“El debate es una buena manera de mostrar la solidez de cada uno de los candidatos, en vez de que se estén atacando con spots o haciendo trampas políticas, o inventando desinformación con rumores”, apunta.
REVOLUCIONARIOS
DE REDES SOCIALES
Castillo López descarta de antemano que pueda haber movilizaciones sociales con reacciones violentas, en caso de que no se respete la voluntad popular.
Si las hay, acota, provendrían de grupos pertenecientes o identificados plenamente con alguno de los partidos políticos, y no por parte de los ciudadanos, quienes quedarían satisfechos sólo por ir a votar.
Hace una reflexión: “Las redes sociales son muy activas en la actualidad, porque sus usuarios las usan como una válvula de escape, de liberación de la presión social sobre lo que se vive cotidianamente con la inseguridad, la carestía de los productos y servicios.
“Aquí la situación es que, por lo general, los ciudadanos del norte del país no se molestan en estar convocando a protestas y marchas sociales más que a través de la comodidad de las redes sociales, en donde desde la comodidad del teléfono celular critica de todo”, explica.
Esta indolencia social, esa pasividad de protestar vía Facebook o Twitter, beneficia a las autoridades gubernamentales, al no tener que confrontar cara a cara al ciudadano.
“Los usuarios de redes sociales tienen en sus manos una fuente de desahogo, que a la vez deja fluir su ira social y les permite al mismo tiempo divertirse, pero sin consecuencias de riesgo físico”, apunta.
Al final de cuentas, la utilidad de las redes sociales es para quienes detentan el poder, al no ver amenazada su posición. “Lo único que puede generar un cambio, son las acciones directas de las personas, lo que modificaría el equilibrio de poderes. Pero nadie quiere salir de su zona de confort”, finaliza.