En el 2014 Reynosa se estremeció con el asesinato de Nataly, una joven a la que le abrieron el vientre para robarle a su bebé, desde entonces los casos aumentaron y las presuntas asesinas con sus atroces acciones han estremecido a la sociedad.
Tres mujeres unidas por un sueño y la tragedia, el de convertirse en madres y morir a manos de mujeres sin escrúpulos que deseaban apoderarse del fruto de su vientre.
Hace cuatro años el escenario de tan macabro acontecimiento fue Reynosa; ahora, casi cuatro años después se repitió la historia en Tampico y Veracruz, aunque también entidades como Tabasco han sido testigos de crímenes contra mujeres encinta.
Sus nombres: Nataly, Jessica Gabriela y Jenny Judith, murieron de una forma cruel, despiadada y en acontecimientos que cimbraron a la sociedad.
El común denominador de todas fue la ilusión de convertirse en madres.
Pero también la pobreza, por la que vivían en condiciones bastante modestas y de lo cual se aprovecharon sus victimarias.
Fueron contactadas a través de la red social Facebook y engañadas con la promesa de regalarles ropita para sus bebés, ante lo que no pudieron resistirse, en su afán por tener todo listo para la llegada de sus hijos.
PRIMERO EN REYNOSA
Con casi nueve meses de gestación, Nataly, de 23 años de edad, esperaba con gran ilusión a su bebé.
Sin embargo, como en cualquier embarazo, había gastos que hacer, cosas que pagar y comprar.
Fue a través de Facebook, que Nataly publicó un post en el que solicitaba trabajo como empleada doméstica, pues necesitaba el dinero para realizarse unos estudios, así como para pagar el parto, pues aunque tenía Seguro Popular, no lo cubría en su totalidad.
“Hola amigos buenos días, de la manera más humilde les pido si conocen a alguien que necesite que le ayude con los quehaceres de la casa, estoy embarazada, tengo 7 meses, nadie me da trabajo, tengo Seguro Popular pero necesito realizarme ultrasonidos, me hice el último hace un mes por ayuda de una señora pero como algunos saben en el seguro no todo es gratis, me dijeron que tendré cesárea y pagaré 2 mil pesos”, se leía en la angustiante publicación.
Algunas personas publicaron cosas de bebé que le vendían en buen estado y en una módica cantidad, por lo que Nataly se citó con una mujer en un centro comercial para adquirirlos.
Nataly fue hasta la colonia Santa Fe donde tras recibir un fuerte golpe en la cabeza, perdió el conocimiento y quedó tendida en el piso a merced de la malvada mujer.
La mujer embarazada iba por ropita para su bebé que estaba a punto de nacer, pero lo único que recibió aparte del golpe en la cabeza, fue un certero navajazo en la parte baja del vientre.
La agresora aprovechó el estado de indefensión de Nataly para sacarle al bebé del vientre que durante casi siete meses había cuidado con cariño y esmero.
En la perturbadora acción ambos murieron, Nataly jamás volvió a ver la luz y su bebé no tuvo tiempo para dar el grito que anunciaba el alumbramiento o nacimiento de la criatura.
El cuerpo de la embarazada fue tirado sin misericordia en una zona enmontada.
Tras varias horas de no saber nada de ella, sus familiares acudieron con las autoridades y se iniciaron las investigaciones correspondientes.
Al mismo tiempo en el hospital Materno Infantil llegaba una adolescente con un recién nacido, pero ya sin vida.
La mujer solicitó atención médica para el niño bajo el argumentó que acababa de nacer, pero tras revisarla los médicos no encontraron rastros de que acabara
de dar a luz.
Ante tal circunstancia los médicos de inmediato dieron parte a la Procuraduría de Justicia para dar a conocer este extraño caso.
La asesina de Nataly anteriormente ya había perdido a un bebé, pero no lo dijo y fingió un embarazo que llegaría a término en el mes de diciembre de ese mismo año.
Por tal motivo inventó un embarazo que nunca tuvo y que se iba a aliviar a mediados de ese mes y mancilló a Nataly para sustraer al bebé, pero desafortunadamente la suerte no estaba de su lado y ambos murieron quedando al descubierto este estrujante caso que conmocionó a Reynosa.
TRAGEDIA EN
EL ‘PUERTO JAIBO’
Ante la promesa de regalarle ropa nueva para su bebé, Jessica Gabriela, acordó verse con su agresora de nombre Cynthia Fátima una mujer que en apariencia parecía ser una persona buena y dadivosa.
Jessica Gabriela ignoraba el horrible crimen del que iba a ser víctima ya que Cynthia Fátima llevaba tiempo planeando este terrorífico asesinato.
Esto luego de que la joven embarazada publicara en un grupo de ventas que buscaba ropa para bebé, talla de cero a tres meses.
Fueron muchas las ofertas que recibió, pero la más atractiva fue la de Cynthia, quien se la daría
totalmente gratis todas las prendas solo había que ir a buscarla.
El argumento de la despejada mujer fue que la ropa era de su bebé que había fallecido, por lo que le traía malos recuerdos y deseaba regalársela.
Quedaron de verse en un centro comercial y todo parecía normal y lo que ocurrió en el interior del domicilio de la presunta asesina nadie lo presentía.
El cuerpo de la joven Jessica Gabriela fue encontrado en una parte contigua al domicilio de la presunta asesina, metido en una bolsa y bajo una cama.
Al igual que el crimen en contra de Nataly, Jessica recibió un navajazo en el abdomen, la malévola intención era arrancarle al bebé con vida de sus entrañas.
Ya con el bebé en brazos Cynthia llegó al hospital general Carlos Canseco, argumentando un aborto, sin presentar signos de haber parido.
La familia de Jessica dio aviso a las autoridades luego de cuatro días de no saber nada de ella, por lo que tardiamente iniciaron las investigaciones.
Tras el arribo de la agresora al hospital y que cayera en contradicciones, se reportaron los hechos a las autoridades, pero no fue detenida, incluso tuvo tiempo para sepultar al menor en el panteón privado del ejido Tancol de donde fue exhumado el cuerpo hace algunos días.
Luego de las investigaciones, las autoridades se trasladaron a la casa de la presunta asesina y tras una rápida inspección encontraron el cuerpo de la embarazada en una bolsa de plástico bajo una de las camas.
Según información de los vecinos, Cynthia vivía junto a su pareja, a quien misteriosamente no veía todos los días.
Se estableció que Cynthia además vivía en esa misma casa con tres menores de edad, pero no se estableció su parentesco.
Siempre dijo que estaba embarazada, incluso, que ya tenía nueve meses, aunque no lo parecía y a sus redes sociales subía imágenes en donde lucía ropa de embarazo.
La inocente de Jessica Gabriela fue hasta el domicilio de su victimaria en donde fue asfixiada hasta quedar inconsciente y después con un cuchillo cebollero le abrió el vientre de extremo a extremo para sacar al bebé.
Cynthia actualizó su Facebook con una foto de perfil en la que aparecían los pies de una bebé con la frase: “En el cielo hay alegría porque llegó un ángel más. Pero yo te extraño porque dejaste un gran vacío en mi vida.”
Su portada también tuvo cambios al colocar una imagen de un recién nacido, de espaldas, con alas de ángel y la oración: “Jamás imaginé estar tan cerca de un ángel hasta que vi a mi bebé nacer en el cielo”.
Las pruebas forenses fueron determinantes, arrojaron que
Jessica murió por un shock hipovolémico por herida punzocortante en cavidad abdominal, es decir, que se desangró cuando sacaron a la bebé mientras que la jovencita aún estaba con vida.
ESTRÉS O EVENTOS TRAUMATICOS
La psicóloga Velia Delia Véliz Banda, explicó que las agresoras que atentaron contra las embarazadas para quitarles a sus bebés lo hicieron por mantener un estatus o una mentira, pero no está relacionado con el padecimiento de algún trastorno.
“Más que tener un trastorno o un padecimiento que la orille a eso, tiene que ver con el estrés que esté afrontando, si ha perdido a un bebé y ya le han dicho que no va a volver a ser mamá eso afecta su estabilidad emocional”, especificó Véliz Banda.
La dirigente de Bimivi (Bienestar Misión de Vida), dijo que dependerá de las herramientas con las que cuenta la persona
para afrontar el estrés son las que determinarán como se va a actuar ante una situación de este tipo.
“Tiene mucho que ver el entorno, lo que ellas consideran que es ser mamá, para muchas esa es su única razón de ser mujer, habrá otras que digan que no quieren ser madres sino profesionistas, pero para quienes les dicen que ya no podrán serlo hay un desajuste emocional que puede detonar en esto”, afirmó la especialista.
Factores ambientales, de familia y redes de apoyo pueden jugar a favor o en contra de que se presente algún acontecimiento negativo.
El suprimir un dolor tan grande, como es perder a un hijo puede llevar a las personas a crear historias y vivirlas como si fueran reales, como algunas de las victimarias que se comportaban como si siguieran estando embarazadas.
Además, precisó que al estar en una situación estresante y en desconexión con la realidad, se pierde la empatía con otras personas y nos impide ver soluciones probables.
“Cuando estamos bajo mucho estrés dejamos de atender todo lo que hay alrededor y no piensan en que tal vez pueden adoptar a un niño, o brindar el amor de madre en otras circunstancias, añadió.
Explicó también que no hay mucha conciencia de parte de las personas sobre lo que significa para una madre el perder a un hijo que aún no ha nacido.
“Hay muy poca sensibilidad por parte de familiares y amigos; a quien pierde un hijo se le da el apapacho porque creen que había motivos, porque la conocías, en el caso de los bebés el lazo que surge entre la mamá y el bebé desde el primer momento en que se sabe de un embarazo es muy especial, se crean expectativas y se trabaja en una visión de cómo voy a ser con él”, detalló.
Mencionó que durante el embarazo hay muchos cambios emocionales y hormonales, por lo que al interrumpir un embarazo voluntaria o involuntariamente debiera de haber un acompañamiento para lograr una estabilización en la mujer.
A pesar de que las agresoras cumplan una sentencia en prisión, la experta dijo que requieren terapias que las lleven a lograr un estilo de vida responsable.
“Cuando castigas no resuelves, la cárcel puede servir para que se den cuenta de que lo que hicieron no estuvo bien, pero si no sucede es como poner una pausa, y cuando salgan saldrán a hacer lo mismo, quitas la pausa y continua en el mismo entorno, en el mismo contexto y va a volver a pasar alguna situación como la que las llevó a la cárcel”, expresó la psicóloga.
Por lo que lo ideal, según Véliz Banda, es que tengan un proceso de reeducación social, en donde se puedan encontrar y sanar las emociones que están rotas o dañadas.