Este 20 de septiembre se cumplirá medio siglo del golpe del fenómeno natural más potente jamás registrado en Matamoros, cuyo ojo del huracán pasó precisamente por esta ciudad, trayendo momentos de quietud, para luego continuar con su terrible ola de destrucción.
A 50 años de que azotara el Beulah -el huracán más violento de la historia de Matamoros-, cronistas, autoridades y comerciantes aseguran que los ciclones, lejos de traer destrucción y muerte vienen acompañados de enormes beneficios a la agricultura.
Este 20 de septiembre se cumplirá medio siglo del golpe del fenómeno natural más potente jamás registrado en Matamoros, y cuyo ojo del huracán pasó precisamente por esta ciudad, trayendo momentos de quietud, para luego continuar con su terrible ola de devastación.
El Beulah es comparado con la fuerza y estragos que registró el huracán Gilberto en 1988; sin embargo, ninguno de los dos fue el que más daños dejó a esta ciudad. Hubo otro más destructor que se registró en el año de 1933, y que sólo es conocido como el Número 11, pues en esos años aún no se les ponía nombre a estos fenómenos.
Precisamente en ese año se registraron un total de 21 tormentas tropicales; once de ellas azotaron la costa del Golfo de México desde Tampico hasta Corpus Christi, ahilados uno tras otro.
Pero, sin duda, el huracán Beulah siempre será recordado como el más poderoso, al dejar a su paso 59 muertos y daños por 200 millones de dólares, que equivalen a mil millones de dólares de esta época.
Tras el paso del Beulah, miles de hogares quedaron anegados a lo largo de la frontera tamaulipeca; lo mismo ocurrió en el lado estadounidense, donde fue necesaria la intervención de la Guardia Nacional, pues miles de texanos se quedaron en los techos de sus casas.
Para el historiador independiente Óscar Rivera, los huracanes en Matamoros han traído destrucción y muerte, pero también beneficios para la agricultura, y sin lugar a dudas el último gran fenómeno de este tipo que entró por Matamoros fue el Beulah, hace 50 años.
“Matamoros ha estado marcado por los huracanes desde el año 1844, 1857, 1867, 1933 y el último de los fenómenos naturales y quizás el más poderoso ocurrido en el año 1967, e identificado por el nombre de Beulah”, dijo.
El cronista independiente explicó que el primer gran huracán de la historia de Matamoros se suscitó en el año de 1844, cuando destruyó el puerto Bagdad, ubicado en la desembocadura del río Bravo, y que en su gran mayoría estaba conformado por casas de madera.
“Tras la embestida de huracanes, el puerto Bagdad o Matamoros tuvo que ser reubicado en diferentes zonas; no siempre estuvo en la desembocadura del río Bravo, también estuvo ubicado en lo que es hoy el Puerto Isabel y en la entrada a la Laguna Madre norte, en la mera playa de lo que hoy es la Isla del Padre”, aseveró el historiador.
Citó que el puerto de Matamoros estaba ubicado en el brazo de Santiago, en una bocatoma de la Laguna Madre norte, y un poderoso huracán acabó por completo con esa frágil infraestructura en el año de 1857.
“Registra la historia que en el año 1867 termina la época de los puertos marítimos de Matamoros, con la llegada de un potente huracán que destruyó por completo lo que quedaba del puerto Bagdad”, precisó.
Óscar Rivera sentenció que todo vestigio del puerto Bagdad desapareció, pues casas y comercios quedaron sepultados por la arena y el mar.
“Cuentan algunas narraciones que el oleaje que provocó la tormenta del 1867 alcanzaba una altura de 10 metros, y caían como pesadas lozas sobre las endebles construcciones de madera, a tal grado que no quedó rastro alguno sobre la existencia de ese mítico puerto”, indicó.
Comentó que este fenómeno terminó con el comercio en la zona, debido a que en el año de 1870 nace el puerto de Brownsville, y con ello murieron las esperanzas del renacimiento de la zona portuaria.
“Por si eso fuera poco, para el año de 1880, cuando se hablaba de revivir el puerto Bagdad, viene la prohibición del ferrocarril y con ello se acaba toda posibilidad de volver a comerciar en nuestra zona”, expresó el cronista.
Por su parte, Andrés Cuéllar Cuéllar, historiador del museo Casamata, coincide con su colega Óscar Rivera al enfatizar que los huracanes en Matamoros han traído más beneficios que muertes a la región, sobre todo a la agricultura.
“En el siglo pasado otro huracán azotó la región y entró como huracán categoría cinco; carecía de nombre, corría el año de 1933 y eran tan destructores sus vientos que tumbaron las torres de la Catedral de Nuestra Señora del Refugio, y tuvo que pasar más de una década para levantarlas”, recordó.
Cuéllar Cuéllar, considerado un erudito de la historia de Matamoros, narró que en 1933 no había los avances tecnológicos que existen ahora, pero de cualquier manera no se presentaron decesos, solo daños a la catedral y a la presidencia municipal, que fue reconstruida en el año 1934.
“Un año después de que azotara este fenómeno natural, el ingeniero Eduardo Chávez Ramírez fue comisionado por el presidente de la república, Lázaro Cárdenas, para construir diques o sistemas de riego que controlaran las avenidas que se presentaban en el río Bravo”, indicó.
Refirió que en el año de 1933 Matamoros quedó incomunicado y no se podía llegar ni a Ciudad Victoria, ni a Monterrey, debido a que no existían puentes que cruzaran por encima de los arroyos y la ayuda tardaba en llegar.
“Indiscutiblemente, el año 1933 fue uno de los más intensos y se registraron once tormentas tropicales que pegaron en las costas del Golfo de México entre las ciudades de Tampico y Corpus Christi, Texas, pero la más terrible fue la que azotó en Matamoros”, acentuó Cuéllar
“Los huracanes deben de ser parte de nuestra cultura, pero ya cuando pegó el huracán Beulah, en el año 1967, ya había la suficiente infraestructura y nos llegaban los avisos del Servicio Meteorológico Nacional por la radio, y estábamos enterados que venía un huracán”, manifestó.
El historiador del museo Casamata expresó que en la actualidad existen muchas tecnologías, incluso se puede seguir desde la palma de la mano los movimientos que realice un fenómeno meteorológico con los llamados teléfonos inteligentes, por lo que muere quien así lo desea y no toma las precauciones necesarias.
“Por fortuna, cuando el Beulah ya estaba concluida la obra de Control 1 y también los puentes elevados ya habían sido terminados, así es que los efectos de este poderoso huracán no fueron tan graves y el agua producto de las lluvias llegaba hasta el mar por el arroyo del Tigre y por El Guaje”, expresó.
Resaltó que el huracán Beulah será difícil de olvidar en Matamoros y el valle de Texas, pues este fenómeno se fue bordeando toda la frontera desde Matamoros hasta Camargo y desde Brownsville hasta McAllen, para luego bajar vertiginosamente a Monterrey.
“Los huracanes representan para Matamoros dos caras de la moneda, por un lado traen destrucción y muerte de ganado, y por el otro beneficios para la agricultura, pues se auguran buenas cosechas”, manifestó.
Especificó que con el Beulah hubo mucha destrucción, pues en aquella época la mayoría de las casas eran de madera, y por lo tanto no resistieron los vientos de hasta 250 kilómetros por hora capaces de tumbar hasta el techo de una iglesia, donde la mayoría de los habitantes acudían a refugiarse espiritual y físicamente.
“Nadie de los que vivimos aquí olvidaremos ese 20 de septiembre de 1967, pues a las seis de la mañana tocó tierra y el ojo del huracán se desplazó desde la desembocadura del río Bravo, y experimentamos esa quietud de estar en el centro, para después volver a sentir las andanadas de viento y lluvia”, finalizó el historiador de Casamata.
HAY QUE ESTAR LISTOS
El director de Protección Civil en Matamoros, Gustavo Amador Flores, expresó que debido a los adelantos tecnológicos ya se puede predecir con anticipación dónde pegará un huracán, para así tomar las medidas necesarias para proteger a la ciudadanía.
“Matamoros tiene al menos 200 colonias inundables, y estamos preparados para los embates de cualquier fenómeno climatológico y para dar auxilio a quien lo necesite”, dijo.
Pese a los desastres que Harvey ocasionó en Houston, Texas, Amador Flores se sintió muy confiado de poder resolver los problemas que un virtual huracán podría ocasionar en la zona, argumentando que con las nuevas tecnologías y el equipo nuevo que les acaba de entregar el alcalde de Matamoros, todo será más fácil.
“No hay nada de que temer, solamente la ciudadanía debe estar atenta a los avisos de desalojo que nuestra corporación lance horas antes de la entrada de un huracán, y quienes vivan en colonias inundables deben salirse tan pronto reciban las primeras recomendaciones”, expresó.
Amador Flores expresó que van a recorrer las colonias momentos antes de la llegada de algún meteoro, y exhortarán a las familias a refugiarse en los albergues, mientras que a los adultos mayores y ancianos los van a conminar a dejar sus hogares por su seguridad.
Mientras tanto, el líder de la Cámara de Comercio de Matamoros (Canaco), Osvaldo Castillo Hernández, también se mostró seguro de que el azote de un huracán no ocasionará mayores problemas, y garantizó que el abasto de víveres estará garantizado.
“Los comerciantes de Matamoros estamos preparados, en nuestras bodegas hay suficientes alimentos para afrontar los embates de algún ciclón y no se presentará el desabasto porque ahorita las carreteras están transitables y la mercancía fluye de manera normal”, prometió.
Castillo Hernández informó que antes se presentaba el desabasto porque las carreteras a Matamoros se inundaban, pero en estos momentos la situación es diferente y las vías de comunicación están libres.
“Sabemos que se presentaron compras de pánico con Harvey, pero la ciudadanía debe saber que el abasto de alimentos de primera necesidad, agua, latería, galletas, veladoras, lámparas y pilas está garantizado”, manifestó.
Osvaldo Castillo puntualizó que para salir adelante ante la llegada de huracanes, es recomendable seguir las instrucciones de Protección Civil, por lo que desde ya deben de guardar papeles importantes en bolsas resellables, tales como actas de nacimiento, pasaportes, y credenciales del INE.
“Lo más importante es preservar la vida, y si las colonias donde viven se inundan en temporada de lluvias lo más conveniente es acudir a los albergues, donde les brindarán auxilio inmediato y estarán a salvo de los vientos huracanados”, finalizó.