A diferencia de la estatua colocada en la estación de ferrocarriles y autobuses de Roma, Italia, la recién develada en San Nicolás de los Garza en honor al beato Juan Pablo II, contó con la aprobación de los ciudadanos que contribuyeron con llaves y otras piezas de bronce para su realización.
El martes 12 de julio, el alcalde Carlos de la Fuente encabezó la ceremonia de la develación de la escultura ante unos 500 vecinos que se congregaron en la avenida Juan Pablo II y Universidad de México en la colonia Villa Universidad.
En el acto estuvieron como invitados de honor, la periodista Valentina Alazraki, corresponsal de Televisa en Italia; el escultor Pablo Rafael López Artasánchez, el obispo auxiliar Jorge Alberto Cavazos, el párroco del templo de Nuestra Señora del Rosario, Anastasio Urquiza y el vicario episcopal de la arquidiócesis de Monterrey, Lorenzo Javier Barrera.
“Me gustó mucho la expresión que tiene y sobre todo porque nos recuerda a una fase del pontificado en la que él estaba todavía bien. Estaba joven, con una mirada muy tranquila y me da un poco la sensación de que trasmite la idea de que `estoy aquí y los protejo, quédense tranquilos´, con una sonrisa que me pareció muy bien lograda”, manifestó Alazraki minutos después del descubrimiento de la obra de 2.20 metros de altura.
“Esta estatua hoy es una nueva demostración de que Juan Pablo sigue con nosotros. Sabemos que él era un hombre profético; fue profeta en la política, en el acercamiento a otras religiones, pero también fue muy profeta cuando decía cada vez que salía de México: `me voy pero no me voy, me voy, pero me quedo´.
“Yo creo que esa fue la mayor profecía de Juan Pablo, pues él entendió que se iba a quedar y siento que Juan Pablo al menos esta estatua, se hace presente y nos ayuda y protege a superar el mal momento por el que está pasando México”, comentó la periodista en el podium.
Por su parte De la Fuente señaló que gracias al apoyo de la comunidad este proyecto se hizo realidad y confía en que la memoria del beato contribuirá a sembrar una conciencia de paz entre la población.
“Hoy queda como anillo al dedo para los mexicanos la beatificación de Juan Pablo II, El Papa Viajero, porque necesitamos trabajar de la mano de toda la ciudadanía, de la mano de todas las autoridades, de la mano de todas las corrientes religiosas para conseguir la paz de nuestro país”, señaló el presidente municipal de San Nicolás de los Garza.
Recordó cuando una vecina le sugirió que se le rindiera tributo al Papa Peregrino por medio de un monumento que se instalará en la avenida que lleva su nombre .
“Quiero felicitar a las señora María de Jesús Rodríguez, porque en una línea directa en los primeros días de esta administración me dijo: ‘En el 2011 van a beatificar al papa Juan Pablo, y nosotros tenemos una avenida Juan Pablo II y nos merecemos una estatua en su honor, porque él hizo mucho por México, porque él hizo mucho por Nuevo León y por San Nicolás y tenemos que devolverle un poquito de lo tanto que nos dejó a nuestro país”, destacó.
IMAGEN BENDITA
Jorge Alberto Cavazos, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Monterrey, señaló que esta estatua es motivo de celebración para la fe y la esperanza de quienes desean la paz en nuestro entorno.
“Esta hermosa obra debe hacernos ver entre otras cosas lo siguiente: primero, toda imagen religiosa lleva a bendecir a Jesucristo; ver su obra en nosotros y en la vida de sus santos.
“Segundo: nos debe llevar la vida de alguien que enamorado de Dios y su reino y por lo tanto de la vida en general, nos reúne en la vida y la saborea con amor y con fe. Sabe enfrentar aún con los retos todas las dificultades, así nosotros en nuestro diario vivir y también al transitar por esta avenida”, expresó monseñor Cavazos.
Posteriormente acudió junto con el resto de los invitados a develar la figura del Papa polaco en donde exhortó a los asistentes a unirse con la oración del Padre Nuestro para dar por inaugurada la obra.
Para la realización de la escultura se requirieron un total de 400 kilos de cobre, que fue recaudado en colectas que hicieron un grupo de voluntarios los fines de semana previos a la beatificación de Karol Wojtyla.