Ningún otro jugador ha vestido en más ocasiones la camisa de los Rayados del Monterrey que Magdaleno Cano, quien en entrevista recuerda sus experiencias acumuladas en 16 años con el equipo de sus amores que, está seguro, volverá a ver campeón.
José Magdaleno Cano Ferro es una leyenda del balompié en Monterrey, pues en la historia del equipo Rayados es el elemento que más veces ha portado la playera del club, con 437 partidos en 16 años de trayectoria.
Oriundo de Celaya, Guanajuato, Magdaleno quedó huérfano a los cinco años de edad. Su padre, quien gustaba de asistir a los encuentros que se llevaban a cabo en el estadio del Celaya, falleció de un infarto fulminante que lo dejó tendido en las gradas. El deceso sucedió durante un partido contra los Reboceros de la Piedad, en 1955.
Y aunque el hecho marcó al entonces niño, Magdaleno heredó de su padre el amor por el balón y desde temprana edad, según recuerda, dominaba el esférico en las cascaritas callejeras y metía goles entre un par de piedras que simulaban la portería de un gran estadio.
“A la edad de nueve años, un tío que era dueño de un modesto restaurante en el pueblo tenía una cancha de soccer justo al lado del negocio, donde solían entrenar los jugadores del Celaya. Recuerdo que mi tío me hacía una maleta y la escuadra llegaba por mí para llevarme al estadio. Eran mis amigos.
“Mi interés era jugar, y cada que tenía oportunidad compartía con ellos el esférico”, comentó Magdaleno.
En 1966, Rogelio Sada Zambrano, visor del Club de Futbol Monterrey, descubrió el talento futbolístico de Magdaleno, cuando lo vio jugando en un equipo amateur en los campos verdes de Celaya. El cazatalentos persuadió al adolescente de 17 años de viajar a Nuevo León en busca de una oportunidad en las grandes ligas, dentro del equipo local.
“Era un niño y me aventuré en una ciudad desconocida para poder cumplir mis sueños. Desde ese año hasta la fecha mi residencia ha sido en Monterrey”, aseveró el exalbiazul.
Tres días después de su llegada a la Sultana del norte, Cano Ferro disputó la fase preliminar del Monterrey en contra de jóvenes quienes, como él, anhelaban ingresar a la Primera División y ser jugadores de renombre.
“Llegué el viernes y el domingo ya estaba compitiendo por una oportunidad. En ese mismo año, en 1966, jugué en las reservas del equipo y un año después, el 25 de marzo, debuté en Primera División contra el Necaxa de la Ciudad de México.
“Mi primer encuentro de liga profesional fue a los 17 años en la ciudad y quedamos empatados con dos goles”, explicó quien se convertiría en una leyenda del futbol regio.
Magdaleno deseaba quedarse en el equipo rayado y su mayor preocupación era agradar a la afición y directivos para nunca tener que irse de la escuadra azul y blanca.
“Quería que me quisieran, me gustaba simpatizar con la mayoría de los que me rodeaban, mi nuevo hogar me hacía feliz.
“A los 18 años me nombraron titular del equipo y di mi mayor esfuerzo en cada partido. En los 90 minutos me esforzaba en disfrutar el campo y ser competitivo”, apuntó.
RECUERDOS RAYADOS
No siempre el equipo de “La Pandilla” llenaba los estadios como hoy en día lo hace. En sus primeras dos décadas, a cada partido asistían entre 3 mil y 5 mil personas, con excepción de las disputas contra Jabatos, las Águilas del América y las Chivas del Guadalajara, en las que el aforo de aficionados era un poco mayor.
“Los llenos totales se dieron a partir de que nos mudamos al Estadio Universitario en 1972, el equipo quedó en manos de Alberto Santos y en los partidos siguientes vimos cómo incrementaba la audiencia. 40 mil almas viéndonos jugar era algo a lo que no estábamos acostumbrados, fue maravilloso”, indicó.
Cuando el equipo de Jabatos pasó a manos de la Universidad Autónoma de Nuevo León y cambió de nombre a Tigres de la UANL, se cocía una verdadera rivalidad. Los Rayados, que habían vuelto al Tecnológico, se enfrentaron por primera vez ante el equipo azul y oro el 13 de julio de 1974.
“Recuerdo bien ese día, al inicio la rivalidad fue de jugadores contra jugadores y terminamos con un empate de tres goles. Antes la afición no era tan apasionada, fue con el pasar del tiempo que los conflictos han ido segmentando a ambas barras; lo ideal es disfrutar el juego y no llevarse a casa rivalidades que terminan en violencia”, aseveró el ex lateral derecho.
A lo largo de 16 años, el Rayado de melena obscura y cejas abundantes demostró una capacidad futbolística de calidad, y aunque nunca se sintió agotado de seguir jugando, en 1982 por cuenta propia decidió retirarse de la profesión con la que había alcanzado el éxito.
“Llegando a los 30 años la afición y los directivos decían que ya era viejo para jugar y que pronto me tendría que retirar, pero yo no me cansaba de jugar, de ganar ni de perder y finalmente me fui dos años después, antes de que los jefes me lo pidieran. Me retiré el 8 de mayo de 1982 en un partido de Rayados contra El Neza”, expresó.
Cano Ferro no formó parte de ningún otro equipo mexicano, sus intenciones siempre fueron permanecer con “La Pandilla” del Cerro de la Silla.
“Cuando me retiré del equipo me preguntaron si había pensado en ser parte de otra escuadra y les dije que no. Antes la compra-venta de jugadores se daba únicamente entre un acuerdo por parte de ambas directivas, y al parecer yo no era un elemento transferible, no sé por qué, pero no me querían soltar.
“Después me enteré que en 1978, el equipo de ‘La Máquina’ del Cruz Azul se interesó por enlistarme en sus filas. Sin embargo, la directiva del Monterrey se negó rotundamente en cederme a ellos”, aseveró Magdaleno.
El exdeportista recuerda con cariño y nostalgia a algunos de sus compañeros que compartieron con él innumerables hazañas futbolísticas a lo largo de 16 años.
“Tuve muchos buenos amigos y compañeros; recuerdo a Jaime el ‘Tubo’ Gómez, Raúl Chávez, Juan González, Hugo Pineda, Javier Quintero, Basilio Salazar, Francisco Aguilar, ‘Goyo’ Cortez, ‘Tanque’ Torres, el ‘Alacrán Jiménez’ y Eusebio da Silva, el portugués que fue campeón goleador en el mundial de Inglaterra de 1966”, comentó.
Una de las memorables anécdotas que el veterano del futbol recuerda con mucho sentido del humor, es la de una épica riña en el Estadio Universitario en la temporada 1974-1975 en la jornada 8, cuando el equipo era dirigido por el “Gallo” Jáuregui durante un enfrentamiento con el Jalisco.
Magdaleno explicó que era tanta la emoción que se vivió esa tarde, que después de un gol anotado por el “Huesos” Montoya del equipo Rayado, el partido se descontroló.
“No sé qué pasó, pero el balón rompió la portería y ni el árbitro ni los abanderados pudieron verlo. Los cerca de 40 mil espectadores se quedaron sin aliento de ver tremenda escena.
“El árbitro Alberto Rubio invalidó el gol y ahí se calentó el asunto. Los porteros Ledezma y Romera, se metieron a la pelea y luego todos contra todos se empezaron a ‘agarrar’. Terminaron expulsados los de la banca, los guardametas, entrenadores y suplentes de porteros. Fueron 23 expulsados en total, el mayor número de tarjetas rojas registradas durante un partido de Liga mexicana”, recordó el exjugador.
El Jalisco y el Monterrey tuvieron que improvisar un estratégico acomodo de las posiciones y eligieron a Bertocchi como defensor del arco para el equipo de “La Pandilla”, al final ambos equipos empataron con tres goles.
“Esta historia me ayudó a entender que hay que pensar dos veces antes de actuar y que los juegos se gozan, sin perder la cabeza, sin hacer corajes y disfrutando en todo momento”, recalcó Magdaleno.
SU VIDA DESPUéS DE RAYADOS
Después de salir del Club de Futbol Monterrey, Magdaleno Cano realizó diversas funciones dentro del equipo Rayado, como director técnico provisional en tres ocasiones y como entrenador en escuelas de futbol de la ciudad, donde formó atletas de todas las edades.
“Fui organizador de equipos, dirigí a la escuadra en primera, segunda y Tercera División. Actualmente sigo trabajando en escuelas de futbol, ayudando a jóvenes y niños que anhelan pisar una cancha de soccer.
“En las tardes colaboro en la escuela Olimpia Monterrey como coach del equipo”, indicó.
Carlos Gallegos de Apodaca, fue su alumno cuando tenía 15 años. El joven entrenó en la Escuela de Futbol Monterrey durante un año y recuerda a Magdaleno con aprecio y respeto.
“Lo considero como el mejor entrenador que he tenido, tiene todos los componentes que un coach requiere, posee experiencia, paciencia, ética y valores.
“Durante un partido, varios compañeros del equipo y yo no estábamos jugando con ganas ni entrega, así que el entrenador nos sentó en la banca y nos regañó, con justa razón. Él nos enseñó que el resultado no lo es todo, la perseverancia y la pasión que dejamos en cada partido, eso sí es lo primordial”, expresó el que fue su alumno.
Carlos describe a Magdaleno como un hombre alegre con sentido del humor, quien muestra interés por ayudar a los jóvenes a resolver sus inquietudes y les enseña los conocimientos que con esfuerzo adquirió a través de los años.
‘LLEGARÁ EL CAMPEONATO’
En el arranque de la jornada 14 del Torneo de Clausura 2018, el equipo de “La Pandilla” se encuentra con 21 puntos en la posición número cinco de la tabla general, por debajo del Toluca, Santos, Tigres y América. Respecto a esto, Magdaleno Cano tiene la seguridad de que el equipo albiazul pronto conseguirá el campeonato que en dos años seguidos, en el 2016 y 2017, se les ha ido de las manos.
“Ellos deben buscar la calificación e ir a conseguir el campeonato, espero que se nos dé la victoria que se nos ha escapado, en dos finales la hemos perdido, contra el Pachuca en el último minuto recibimos un gol y con Tigres un penal. Debemos iniciar y terminar con la misma intensidad”, expresó.
El principal consejo que Magdaleno da a los jóvenes que sueñan con ser jugadores profesionales es que nunca dejen de intentar y que el estudio es algo primordial que no deben de abandonar.
“El sueño de ser una estrella de futbol puede o no cumplirse, pero en lo que forjan su carrera deben de plantearse una segunda opción y ser profesionistas, el deporte no está peleado con la educación”, apuntó Cano Ferro.
Después de haber desempeñado un papel satisfactorio en su trayectoria como futbolista, entrenador y tras haber portado 437 veces el jersey de “sus amores”, Magdaleno Cano, de 68 años tiene la tranquilidad de disfrutar su vida a lado de su esposa, hijos y su nieto.
Con una excelente condición física, el entrenador seguirá formando profesionales del deporte. Y aunque nunca tuvo la dicha de ganar una estrella con los Rayados del Monterrey, su mayor victoria fue haber entregado el alma en la cancha. Y si volviera a nacer –asegura- volvería ser del Monterrey.