
Gran expectación y sorpresa causó la visita del Príncipe Carlos y su esposa Camilla a Monterrey, lo que significó su último día de gira por México y su primera vez en Nuevo León.
La visita real tuvo lugar el pasado miércoles 5 de noviembre, día en el que incluso el clima se prestó para hacer sentir a sus Altezas Reales como en casa, pues coincidía con el de Londres: frío y lluvia ligera.
Durante su estancia, el heredero al trono británico y su esposa realizaron diferentes actividades con fines diplomáticos.
Debido a estas inclemencias del tiempo, el itinerario y algunas actividades programadas para la pareja real se demoraron unos minutos.
El recibimiento en honor al Príncipe de Gales y la Duquesa de Cornwall estaba programado en la Nave Sopladores, pero tuvo que ser cambiado al interior del Horno 3 por la ligera llovizna que cayó en Monterrey ese día.
El príncipe Carlos y su esposa Camilla arribaron al lugar, ubicado dentro del Parque Fundidora, alrededor de las 13:40 horas.
Ahí le dieron la bienvenida el gobernador del estado, Rodrigo Medina de la Cruz, su esposa Gretta Salinas de Medina y una comitiva de funcionarios estatales y de la embajada británica.
“Muchas gracias por su amable bienvenida, es un placer para mi esposa y para mí estar por primera vez en Nuevo León, en el cierre de nuestra visita a México”, dijo el Príncipe en un fluido español ante las autoridades presentes.
El Príncipe vistió un traje color azul marino con camisa y corbata en color lila; mientras que la Duquesa lució un vestido en color beige y bolsa similar con una flor como broche.
Los invitados de honor realizaron un recorrido por diferentes stands con muestras gastronómicas, culturales y económicas, con las que conocieron un poco más de la diversidad cultural de Nuevo León.
También observaron una demostración de la danza folklórica del estado, pero en esta ocasión el hijo de la Reina Isabel II no quiso unirse al baile como lo hizo en Campeche, y convivieron con algunos pequeños que los recibieron ondeando banderas de Inglaterra.
Luego de estar por alrededor de 20 minutos en el lugar, las Altezas Reales tomaron caminos separados: el heredero al trono británico partió rumbo al Centro Cultural Alfa para una reunión con empresarios, mientras que a Camilla la esperaba un recorrido por el Paseo Santa Lucía.
La Duquesa de Cornwall, acompañada de la Primera Dama de Nuevo León, se transportó hacia Santa Lucía al mero estilo inglés: en un autobús de dos pisos.
Aunque se había cancelado el recorrido en bote por el mal clima, al final de cuentas Camila lo realizó al lado de Gretta Salinas y Liliana Melo de Sada.
Siempre atenta a las explicaciones de los guías turísticos o a la plática con Gretta Salinas y Liliana Melo fue como se mostró la esposa del Príncipe Carlos durante el recorrido.
Tras el paseo, el grupo se dirigió hacia el Palacio de Gobierno para degustar platillos típicos de Londres en la “hora del té”.
Por su parte, el Príncipe de Gales sostuvo una reunión con el Grupo de los 10, como se conoce a los dirigentes y líderes de las empresas más poderosas de Nuevo León, así como el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, en el Centro Cultural Alfa.
Ahí se realizó un acuerdo de colaboración científica entre el Instituto Nacional del Emprendedor y la Embajada del Reino Unido, cuyo objetivo es construir un marco de mayor colaboración en ciencia, tecnología e innovación.
Dicho documento fue firmado por el presidente del Instituto Nacional del Emprendedor, Enrique Rocha y el embajador de Reino Unido en México, Duncan Rushworth.
Poco antes de la reunión, el director general de Grupo Alfa, Álvaro Fernández Garza, recibió al Príncipe y al secretario de Economía y juntos realizaron un recorrido por las instalaciones del Alfa.
En el lugar, el heredero al trono británico también convivió con jóvenes emprendedores que participaban en el evento IN:MX.
Posteriormente, el Príncipe Carlos se trasladó al Parque Chipinque para conocer a miembros del Savory Institute, que promueven la gestión holística.
En el último compromiso programado en la agenda del Príncipe y la Duquesa, sus Altezas Reales develaron una placa conmemorativa en el recientemente ubicado Consulado General de Canadá y el Consulado Británico en Monterrey.
Este acto constituyó formalmente la inauguración de nuevas instalaciones del Consulado del Reino Unido en la ciudad.
Lleva en la sangre amor
por la realeza
Durante la visita de la realeza a Monterrey, salieron a relucir pocos fans regios de la monarquía británica, pero cada uno de ellos era “de hueso colorado”.
Entre los seguidores figuró la señora Elizabeth, quien tiene una profunda admiración por la familia real desde que era niña.
De su vestimenta destacaba un impermeable transparente que le dieron en un “red bus” durante un viaje a Inglaterra; mientras que de su persona destacaba la perseverancia, pues intentó en repetidas ocasiones entrar al Horno 3 para cristalizar su sueño de ver al Príncipe Carlos y su esposa Camila de cerca, sin obtener el éxito deseado.
“Los príncipes sólo están en los cuentos y esta era la única oportunidad de nuestra vida de ver uno de cerca”, dijo como protesta a uno de los organizadores cuando se le impidió el paso al lugar del Parque Fundidora.
Aunque sus esfuerzos no rindieron frutos y no logró entrar, Elizabeth dijo disfrutar el estar en el mismo lugar que él, pues desde que se enteró de la visita del Príncipe de Gales y la Duquesa de Cornualles, la mujer se propuso verlos aunque fuera de lejos.
“Esta es una oportunidad que no se va a repetir; pensé que iba a haber manera de pasar, así como en Inglaterra que los dejan pasar y los ves de lejos, pero me da mucho gusto que está bien cuidado… lo disfruto aunque no pueda pasar”, comentó.
Con gran orgullo, Elizabeth reveló que su fanatismo por la monarquía se lo heredó su madre, quien era una gran fan de la Reina Madre, Isabel I y se sabía la historia de toda la realeza europea, desde sus vidas personales hasta sus propiedades.
Es por esta herencia que la mujer le guarda un gran amor a la corona británica y no teme admitir que “yo los quiero mucho, a todos”.
Gran parte de ese cariño y admiración está enfocado en la Reina Isabel II, pues para Elizabeth ella es “la mejor reina del mundo porque es una persona muy inteligente y se ha sabido ganar el cariño y respeto de todo el mundo, aparte es muy humana”.
Su afición por la realeza es tal que incluso desea fervientemente que la monarquía también rigiera en México.
“A mí me gustaría mucho que tuviéramos realeza en México porque cuando vas a Inglaterra te quedas maravillado de cómo la monarquía sabe escuchar los problemas de su gente, el gobierno lo ha sabido llevar y la gente está muy contenta”.